El confinamiento duplica el número de usuarios online que ‘cantan las 40’
Varias webs y aplicaciones permiten jugar al guiñote con los bares cerradosPocas cosas como no poder echar la partida diaria de guiñote en el bar del pueblo reflejan el aislamiento social al que estamos sometidos en nuestro confinamiento. Sin embargo, las nuevas tecnologías ofrecen tapetes online en Internet, así como aplicaciones para dispositivos móviles con las que poder jugar, incluso con la pareja habitual, a golpe de clic. Los guiñoteros han acogido con los brazos abiertos estas plataformas, que ya existían pero que desde el estado de alarma han duplicado los usuarios.
La página web y la app desarrolladas hace cuatro años por la Asociación Aragonesa de Guiñote (Guiñarte), Guiñote Pro, registra en estos momentos 12.200 usuarios diarios y picos de 1.100 conexiones al unísono. Estos datos representan un cien por cien de incremento después de un mes de encierro en casa, según explica el informático de la asociación que ha desarrollado la programación, Iván López, un apasionado del juego de cartas por antonomasia en Aragón, pero que también se juega en Castellón y en Tarragona.
De hecho, “tenemos usuarios de todas las partes del mundo”, sobre todo de España y concretamente de Aragón, pero la mancha se extiende también a Perú, Kuwait, Australia, Reino Unido o Irak, asegura López.
Las40.es, Supercotos.es o Ludoteka.com complementan en Internet la oferta que ofrece Guiñotepro.es. Entre las app, la que tiene más descargas (más de 100.000) es Guiñote, desarrollada por JLDevelops. Le sigue Guiñote Pro, con más de 50.000, y a una distancia considerable está el Guiñote de Las40 y el de Melele, así como el Guiñote Gratis de Androtiyas Android, que tiene otra opción de pago en la que están suscritas un millar de personas.
Guiñarte surgió hace cinco años de la vocación de sus socios fundadores precisamente por modernizar y promocionar el guiñote. La hiperconectividad no podía dejar fuera al juego de naipes, de modo que como “en 2015 las herramientas digitales que había no eran buenas”, surgió esta nueva plataforma a la que ahora le ha pillado “de sopetón” la demanda por jugar desde casa, confiesa el presidente y fundador de la asociación aragonesa de guiñoteros, Alberto Planas.
“Enseguida que vimos la situación suspendimos todos los torneos que gestionamos en España. Ahora estamos jugando mucho con la aplicación y gracias a esto se puede seguir jugando al guiñote en estos tiempos”, subraya.
Piden paciencia a los usuarios
López, que destaca la buena fama de los torneos de guiñote que organizan localidades turolenses como Valderrobres o Alcorisa, ha tenido que desarrollar una actualización en la app para minimizar los errores. Pide paciencia a los usuarios y recuerda que ni la asociación ni sus integrantes ganan nada con esto, más bien al contrario. Por ello, ha echado mano de una publicidad poco intrusiva como forma de financiación.
Es una evolución más de su inteligencia artificial, que comenzó en 2016 con el primer Guiñote Pro, “muy sencillito”. Poco a poco ha ido evolucionando y mejorando su capacidad. Lo ha dotado de una locución profesional, un chat para comentar jugadas –sin desvelar las cartas, porque todo el mundo sabe que el guiñote lo inventó un mudo– y varias opciones de juego: en solitario contra la máquina y online contra otros usuarios, bien jugando con los tres primeros que entran en la mesa o creando una mesa privada con la que poder jugar con los amigos. No se compite aún a dos cotos ganados, sino a un único coto de varias partidas, entre tres y diez. Ahora López quiere mejorar esto para adaptarse a las costumbres de los jugadores y en el futuro introducir videollamada.
Guiñarte tiene en marcha también un torneo virtual que está funcionando muy bien, a diferencia de los comienzos. “La primera vez que hicimos algo gordo fue un campeonato con cien personas, y tuvimos que regalar una noche de hotel para incentivar la participación”, recuerda López.
“Puntillosos” online
El gerente de Ludoteca.com, Juan Zubieta, atiende la llamada de DIARIO DE TERUEL un sábado a las siete de la tarde, en plena faena porque la demanda de su plataforma de juegos (dominó, parchís, cartas) supera en ocasiones los 6.000 jugadores simultáneos y tiene que estar pendiente de posibles fallos técnicos.
En cuanto al guiñote, de entrar unas 500 personas diarias se ha pasado a más de mil. “Se ha disparado el uso y a medida que pasa el confinamiento, y más los días festivos, se satura el servidor. A diferencia de lo habitual, entra mucha gente que ya se conoce. Además de jugar, chatean y se saludan”. El café del bar se toma de forma virtual.
El incremento de los usuarios ha llevado a Zubieta a mejorar el juego, ya que “hay gente muy puntillosa con las reglas”, resalta con humor. “Si ven que falla cualquier cosita del protocolo, como por ejemplo el momento idóneo para cantar, te lo dicen”.
Detecta que cada vez se conecta gente de más edad, por lo que “el desafío es captar nuevos usuarios jóvenes” para jugar a los “juegos tradicionales de toda la vida” cuya “dinámica de juego es simple: coger una carta o pinchar sobre una ficha y moverla”.
El trabajo con la tercera edad es algo que ya hacía Guiñarte antes del estado de alarma. “Hemos ido a hogares de personas mayores a enseñarles la app”, asegura Planas, que no se aventura a pronosticar cuándo se podrá volver a jugar con cartas de verdad en público. En cualquier caso, la elevada propagación de contagios a través de las manos augura que el futuro del guiñote, a menos a corto plazo, pasará por el ciberespacio.
Guiñarte pide con “terquedad” que el juego sea declarado de Interés Cultural
Guiñarte cuenta en este momento con más de 200 socios, principalmente aragoneses pero también valencianos y catalanes. Entre sus objetivos está la promoción, modernización y documentación de los orígenes del guiñote, y elevar el juego a categoría de Bien de Interés Cultural de Aragón, algo que próximamente reiterará al Gobierno autonómico.
El juego, defiende la asociación, “conserva los signos de identidad de sus gentes: fanfarronería, terquedad, nobleza, alegría o sociabilidad, adaptándose bastante bien a los nuevos tiempos”.
En general, se practica “en la taberna, en el bar y en la cafetería, en la piscina, en el campo, después del café o en horario nocturno, en fiestas patronales o en fin de semana, en las pellas de las aburridas clases y en las reuniones familiares”. Se juega en todo Aragón, aunque es en los pueblos “donde alcanza su máxima expresión”.
Sus dichos lo enriquecen, e incorpora a menudo sus formas orales al lenguaje coloquial. “Le voy a cantar las 40”, sirva de ejemplo. Sin embargo, “se ha publicado poco o nada de forma seria y rigurosa sobre el juego en cuestión”, apenas “dos o tres libretos sobre reglas básicas, algún glosario de dichos y frases” o “algún poema relacionado”. La investigación en hemerotecas y archivos municipales “puede sacar a la luz nuestra relación histórica y social para con el Guiñote”, concluye el argumentario con el que en 2017 Guiñarte intentó esa declaración como BIC en alguna de sus fórmulas.
El diputado de Vox por Zaragoza, Pedro Fernández, ha propuesto al Congreso de los Diputados que el juego tradicional se incluya en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, donde, por ejemplo, ya figuran las tamboradas de Semana Santa. Para Guiñarte, es más asequible la protección a nivel regional, pero por el momento el Ejecutivo autonómico ha desestimado la petición.
“Aunque su arraigo social es innegable”, los valores sociales e identitarios que se alegaron en la primera solicitud “no justifican por sí solos su reconocimiento como parte del patrimonio cultural aragonés”, pues “no es una práctica exclusivamente aragonesa ni se remonta a los usos propios de la sociedad preindustrial”, argumentaba hace tres años la Dirección General de Patrimonio Cultural. Tampoco hay referencias “en la bibliografía y documentación más consolidada sobre juegos y deportes exclusivamente aragoneses”, como sí lo son el tiro de barra, las carreras pedestres o la pelota aragonesa. Además, “no está en riesgo de desaparición, sino que más bien presenta una potente vitalidad”, concluía por aquel entonces la DGA.