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El arquitecto Antonio Pérez repasa los monumentos conmemorativos entre 1891 y 1935 El arquitecto Antonio Pérez repasa los monumentos conmemorativos entre 1891 y 1935
Antonio Pérez Sánchez en la redacción de DIARIO DE TERUEL muestra una imagen del monumento a Francés de Aranda

El arquitecto Antonio Pérez repasa los monumentos conmemorativos entre 1891 y 1935

Profundiza no tanto en los personajes como en los autores y en su financiación
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Dentro de las actividades organizadas por el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón con motivo de la Semana de la Arquitectura, el arquitecto turolense Antonio Pérez Sánchez ofreció una conferencia en el salón de actos del Museo de Teruel sobre los monumentos conmemorativos de la ciudad de Teruel en el periodo comprendido entre 1891 y 1935.

Durante su intervención, apoyada en la proyección de  documentos e imágenes, Pérez hizo un repaso a cinco monumentos conmemorativos levantados durante este tiempo, refiriéndose no tanto a al personaje al que se homenajea sino a quienes la diseñaron y levantaron o a cómo se financiaron. Estos monumentos además han pasado por distintas vicisitudes a los largo del tiempo   que también comentó.

El primero de los monumentos a los que se refirió fue el del botánico Loscos, erigido en 1891 y que primero ocupó la actual plaza San Juan y en aquella época plaza Emilio Castelar.  Es obra de Alejandro Escriche. De aquel monumento queda el busto que se encuentra ahora en el jardín de los Botánicos, entre la estación de Renfe y la Escalinata.

De finales de esa década es el monumento que se levantó en la conocida actualmente como plaza de la Marquesa o Fray Anselmo Polanco. Conmemoraba los actos heroicos de los turolenses los días 3 de julio y 4 de agosto de 1874 contra el ejército carlista. De este monumento no queda nada más que las fotos en blanco y negro como las que se pudieron ver ayer en la conferencia, ya que desapareció después ya de la Batalla de Teruel cuando unos requetés lo demolieron. El monumento, en forma de obelisco, recogía las  dos fechas señaladas y los nombres de 24 víctimas de aquellos enfrentamientos.

En 1902 se levantaría el monumento de Francés de Aranda. Situado en la plaza del mismo nombre, este conjunto es obra del escultor Carlos Palao que haría otros monumentos en la ciudad, como el del botánico Pardo Sastrón. La composición se conserva prácticamente igual a como se diseñó, a excepción de algunos detalles y del ajardinamiento de la parte inferior.

A otra de sus obras, la de Pardo Sastrón, se le debe el nombre al paseo del Óvalo. El monumento ocupó un espacio con esta forma y según Pérez entre 1929 y 1933 permaneció allí para posteriormente ser trasladado a los jardincillos junto a la Escalinata. Allí sufrió diferentes percances y se fue deteriorando hasta que el busto se recuperó y con la remodelación del entorno se instaló próximo al de Loscos.

LMonumento dedicado a José Torán, obra del escultor Victorio Macho

De Victorio Macho es el monumento dedicado a José Torán, junto al viaducto de Fernando Hué. Se trata de un conjunto escultórico monumental, realizado en piedra y fundición en bronce. Obra del reconocido escultor palentino Victorio Macho, con su construcción la ciudad pretendía saldar una deuda con José Torán de la Rad, que había sido alcalde de Teruel y que -entre otras múltiples acciones por la modernización de la ciudad- había traído el agua corriente a las casas. Macho y Torán se conocieron en Madrid. El conjunto data de 1935, unos años después de la muerte del ingeniero turolense. En el conjunto destaca la escultura de una mujer con un cántaro, Una figura idéntica realizada por otro escultor en 2002, se puede ver en Palencia, ciudad natal de Macho. Pérez se refirió a este hecho y recordó que un boceto y una réplica de la escultura se subastaron en 1993.

En su conferencia, también hizo referencia a monumentos conmemorativos que no llegaron a construirse como uno para el ingeniero Carlos Castel, que sin embargo sí que tiene una placa conmemorativa en la plaza del Torico, que también lleva su nombre, y que fue diseñada por Jesús Bueno. Elementos similares hay en la plaza Goya y en la plaza Bretón. En estos casos, realizados por Epifanio Abad, hijo de Matías Abad.

Otro monumento que no llegó a ejecutarse fue el que Salvador Gisbert preparó para Juan Martínez Salafranca. Para recordarlo solo se conserva una placa conmemorativa que instaló el Ayuntamiento en 1972 en la calle El Salvador, con motivo del 200 aniversario de su fallecimiento. El monumento de Gisbert iba a ubicarse en San Pedro, ya que Salafranca fue racionero, además de fundador de la Real Academia de la Historia y periodista.

Calles y placas conmemorativas en torno al Mausoleo

Si hay un hito conmemorativo en la ciudad por excelencia ese es el de los Amantes y Antonio Pérez destacó ayer que en torno a ellos hay una serie de calles que los conmemoran a ellos o a figuras ligadas a la tradición amantística. Así, la calle Amantes se llama así porque en ella se dice que estuvo la casa de Isabel. La paralela está dedicada al notario Yagüe de Salas. La calle de San Pedro pasó a llamarse  Hartzenbusch, en honor del dramaturgo y confluye con Muñoz Degrain como el pintor. Cerca se encuentra la plaza dedicada a Tomás Bretón, que antes se llamaba San Andrés.

Pérez recordó que Bretón escribió una ópera dedicada a los Amantes. Una placa conmemorativa resalta su figura. Fue inaugurada con motivo de los Juegos Florales de 1920 con José Ortega Murilla como padrino.La muerte de Diego sobre Isabel protagonizan asimismo el relieve de  la Escalinata de Aniceto Marinas. Un monumento que se puede considerar igualmente conmemorativo. Cumple ahora un siglo y se esculpió después de que la Escalinata se abriera en 1921.

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