Editorial conjunto del Grupo La Comarca y Diario de Teruel: Salvar la provincia de norte a sur
La manifestación del domingo pasado en Zaragoza convocada por Teruel existe, con decenas de miles de personas en las calles, nos debe hacer reflexionar. Una movilización social de semejante calado pone de manifiesto el empuje de la sociedad civil del medio rural. Su vitalidad ha de aportar energía y autoestima para el progreso. Ha de hacer recapacitar, primero, a los políticos, para que se unan al margen de los partidismos. Los ciudadanos, los que les votan y les sostienen en las instituciones, les han vuelto a decir que “basta ya” de no tomar medidas consensuadas y de suficiente calado para frenar el declive de la provincia y, en general, de toda la España interior, que siempre ha sido la hermana pobre de un país desvertebrado.
Todos los partidos y administraciones tienen responsabilidad en lo que se ha dejado de hacer, en los compromisos incumplidos (en los cumplidos, también, por supuesto) y solo reconociendo los errores serán capaces de enmendarlos. Esa honestidad es una de las realidades que se han echado de menos estos días en los que un centenar de colectivos de todo tipo se han sumado a la movilización.
#SalvemosTeruel también nos debe hacer reflexionar a los ciudadanos de todas y cada una de las comarcas. La provincia de Teruel tiene poco más de 134.000 habitantes dispersos en casi 15.000 kilómetros cuadrados, una extensión de terreno enorme que ha abierto grandes brechas entre los del sur y los del norte, unas brechas que hemos agrandado nosotros mismos con estériles rivalidades territoriales. La frontera orográfica que separa ambas zonas de la provincia, separada por Sant Just y las cuencas mineras, debe salvarse con empatía entre nosotros mismos, porque todas nuestras carencias son comunes y nuestros éxitos, también.
El progreso de unos es el avance de todos. Cualquier concepción que nos lleve a atomizarnos solo nos conduce a ser más débiles y con menor capacidad de presión para reivindicar lo que es de justicia. Es momento de empujar todos en la misma dirección. Es la hora de que la zona de Teruel capital y el Bajo Aragón, con Alcañiz a la cabeza, dejen de darse la espalda y miren de frente con un objetivo común: el bien de la provincia.
Es esencial que, en un momento crucial para el desarrollo de Teruel, los habitantes de las dos zonas, los que vivimos en la capital y su área de influencia y los que vivimos en el Bajo Aragón Histórico, defendamos juntos intereses comunes. Deberíamos preguntarnos a quién le interesa esta división y porqué no reivindicamos infraestructuras que nos unan en vez de alejarnos.
Es de ilusos pensar que la reclamación de un ferrocarril digno no afecta a los bajaoaragoneses porque el tren no pasa por allí; el Bajo Aragón también cuenta con un tren, lo poco que queda de la línea Val de Zafán, en grave riesgo de perderse, como ya sucedió con la conexión a Alcañiz. Todos deberíamos reivindicarlo.
Es de ilusos pensar que para los del sur de la provincia no es importante el desdoblamiento de la N-232. Es de ilusos pensar que el cierre de la térmica de Andorra solo le afecta a la Cuenca Minera turolense, igual que es de ilusos pensar que una buena campaña de esquí en Gúdar-Javalambre solo es beneficiosa para sus pueblos más cercanos. Es de ilusos pensar que el futuro de Motorland y su parque tecnológico solo repercute el Alcañiz; que el aeropuerto de Teruel no genera sinergias en toda la provincia o que la falta de seguridad en nuestros pueblos no va más allá del Mas de Iranzo.
Tanto DIARIO DE TERUEL como La COMARCA, medios de comunicación comprometidos con el desarrollo del territorio y con dar voz a todo lo que ocurre en la provincia, hemos comprobado durante años cómo las rivalidades que a veces nos separan solo han hecho que minar en nuestra capacidad conjunta para conseguir fines comunes.
Por eso hoy publicamos de forma unida esta reflexión que queremos hacer extensible a todo el territorio con el objetivo de contribuir a derribar suspicacias y recelos en una tierra que, si pide compromiso y unidad en su defensa, ha de dar ejemplo siendo bandera de estos valores.