Editan una guía para recorrer el pasado de los templarios en Teruel
Conventos fortificados, torres defensivas y de vigía, castillos, todo un completo catálogo de edificaciones de interésUn total de 224 páginas a todo color que incluyen 167 edificios o conjuntos defensivos entre los que hay castillos, fortalezas conventuales, torres o masías fortificadas. Así es la nueva guía sobre los castillos de las órdenes militares de Aragón que acaba de editar Arcatur, la Asociación para la Recuperación de los Castillos de Teruel, en colaboración con Qualcina. Se trata de un libro que pretende convertirse en guía de viaje para todo aquel que quiera realizar alguna de las rutas que sobre esta temática hay, principalmente en la provincia de Teruel.
La guía se presentó la pasada semana en Fitur y en febrero se dará a conocer en Mirambel, cuyo recinto amurallado es uno de los mejor conservados de Aragón puesto que ha llegado prácticamente íntegro hasta nuestros días ya que no ha habido necesidad, a lo largo de los siglos, de adosar casas extramuros. La localidad cuenta con un castillo en el centro de la población vinculado a la Orden del Temple.
El libro ha sido coordinado por el arqueólogo Javier Ibáñez y redactado y documentado por los historiadores José Francisco Casabona y Rubén Sáez. La edición ha contado con el apoyo económico del departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vvivienda del Gobierno de Aragón.
El primer bloque está destinado a contextualizar las órdenes militares, que surgen como organizaciones religiosas destinadas a la defensa armada de la fe cristiana. Tienen su origen en la recién conquistada Tierra Santa, según se recoge en el libro, y gozan de una gran relevancia en Aragón, que en ese momento era territorio de frontera con el islam.
El gran impulsor de las órdenes militares en Aragón fue Alfonso I El Batallador y, ya después de su muerte, los monjes guerreros jugaron un papel muy relevante en la historia del reino, tanto a nivel político y militar como económico. La importancia de estas órdenes se prolongó durante toda la Edad Media y, aunque a finales de la misma “ya no tenían razón de ser”, según argumentan los historiadores en la guía, su declive y protagonismo se prolongó hasta 1855.
Los freires o miembros de las órdenes militares debían ajustarse a la vida en la orden lo que incluía los votos de pobreza, obediencia y castidad, que no tenían los de la Orden De Santiago y para el resto desaparecieron a partir del siglo XV. Aunque en muchos aspectos su vida era como la de otros religiosos, tenían ciertas prebendas como el consumo de carne varias veces a la semana o una menor obligación de cumplir con las obligaciones religiosas. Tenían periodos de abstinencia y ayuno, pero nunca coincidiendo con los momentos de actividad militar.
Zaragoza y Huesca
El segundo bloque temático lo protagonizan las provincias de Zaragoza y Huesca , donde la implantación de las órdenes militares poco tiene que ver con Teruel. Estos territorios se conquistaron cuando las órdenes ya estaban implantadas por lo que las fortificaciones, “salvo algunas claves, como Monzón y Caspe, son posesiones mas para obtener rentas, mandar recursos a Tierra Santa y sostener a las órdenes que como primera línea defensiva”, aclara el coordinador de la publicación, Javier Ibáñez. Zaragoza y Huesca están en el interior, en el núcleo, mientras que Teruel es línea fronteriza y tiene un carácter marcadamente militar, por eso hay muchas más fortificaciones.
El tercer y cuarto apartado se centran en Teruel, donde las órdenes militares fueron clave debido al temor de Alfonso II de que la frontera aragonesa se derrumbase. El tercer capítulo está dedicado a los castillos que están perfectamente señalizados y cuentan con folletos y una ruta para recorrerlos.
En ellos se incluye la Milithia Christie de Mont Regal, que tiene su principal bastión en Monreal del Campo; la del Temple; la orden de Monte Gaudio -que luego se convirtió a la del Temple–; la del Hospital; la de los Freires de la Selva Mayor; la de Calatrava y la de Santiago.
El cuarto capítulo lo protagonizan los itinerarios temáticos que todavía no están señalizados con paneles, como el de Monte Gaudio, que parte de Alfambra; el de la Orden De Santiago, cuyo núcleo está en Montalbán, o la de San Juan, en Aliaga. También está aquí la Ruta de la Orden del Temple, que tiene dos itinerarios, uno parte de Castellote y otro va por el sur, desde Albentosa a Tramacastiel.