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Control Glass, el vidrio hecho en Teruel para edificios de todo el mundo Control Glass, el vidrio hecho en Teruel para edificios de todo el mundo
Un operario trabajando en la firma Control Glass, la empresa turolense dedicada al vídrio. Aragonpress

Control Glass, el vidrio hecho en Teruel para edificios de todo el mundo

El 45% de las ventas de esta firma turolense ya salen al exterior y espera seguir creciendo en el futuro
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Todo en esta vida está en constante evolución. Coches, electrodomésticos, material de trabajo, alimentos, prendas… No hay nada que sea opaco al paso del tiempo y la constante necesidad de progreso. Está pasando ahora en el mercado inmobiliario, donde está emergiendo un material que está abriendo nuevas posibilidades a arquitectos y constructores: el vidrio.

Aunque siempre ha estado ahí con un papel importante, en los últimos años está reflotando para darle un nuevo aire, un nuevo color, a la vivienda. Ese guante lo han recogido desde una empresa de Teruel, Control Glass, quienes, tras pasar una mala época en el comienzo de la crisis, están volviendo a flote con presencia ya en varios continentes y un importante potencial de crecimiento. 

No en vano, tal y como reconoce el CEO de la empresa, Alejandro Monfort, es un material “mágico” e “insustituible”. “Para cualquier parte del edificio, tienes un abanico de dos o tres productos: las paredes, estructuras, cerramientos… Pero, el encargado de introducir luz natural al edificio es el vidrio, y no hay otro producto. Que dentro de un edificio se pueda atravesar la luz seduce a cualquier arquitecto “, ha señalado. Y es que “un edificio moderno se distingue de uno antiguo por la cantidad de luz que podemos introducir al interior”, afirma.

Pero no es fácil trabajar con el vidrio en la construcción de edificios. Se trata de un producto que “necesita muchísima inversión en equipo productor” y que “la formación de las personas debe ser altísima”, ha reconocido Monfort. “Es uno de los productos más duros en la escala de dureza, con lo cual tenemos que trabajar con herramientas adiamantadas y con máquinas con una extrema robustez”, añade.

Pero, por mucho que sea un ingrediente en auge, el vidrio también necesita crecer, evolucionar, desarrollarse y progresar. “Estamos evolucionando muchísimo en cuanto a prestaciones aislantes (tamaño, dureza, resistencias…) y, con ello, cada año mejoramos en posibilidades de aplicación. Los arquitectos y prescriptores tienen cada vez más posibilidades de aplicar el vidrio con tamaños más grandes, más resistentes”, explica el CEO de Control Glass. 

Comienzos difíciles

Control Glass nació en Teruel en el año 2005. Desde el primer momento decidieron instalarse en la capital, principalmente, por su gran potencial logístico. “Pero ante un proyecto de gran ámbito nacional, Teruel es un buen sitio a nivel logístico. En estos momentos, tenemos rutas semanales a Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Zaragoza, Navarra y País Vasco. Estamos en el centro. El consumo de vidrio en España se concentra en el noreste, que es donde nos encontramos”, asegura Monfort.

Sin embargo, y aunque su crecimiento ha sido regular durante este tiempo, tuvieron un altibajo difícil de superar, incluso pasando por un concurso de acreedores en 2013. “Ahora eso ya lo vemos muy lejos. Se superó con mucho trabajo, mucha imaginación y mucha ilusión”, celebra.

Para pasar ese mal momento, la clave estuvo en salir al exterior y promover las exportaciones. “El mercado del vidrio no dejó de estar sobreofertado o saturado, y tuvimos que, sobre todo, iniciar y potenciar la exportación y erigirnos como líderes en este producto. Además, tratamos de conseguir, después de haber atravesado una profunda crisis, que los clientes siguieran depositando su confianza en nosotros”, desarrolla el CEO de la empresa.

Actualmente, según Monfort, su estado de salud “podríamos calificarlo como un gran deportista que ha atravesado una lesión y está absolutamente en la recta final, cargado de energía y con ganas de salir al terreno de juego”. Cuentan con unos 86 trabajadores en sus instalaciones del Polígono La Paz y en Platea, ambas de unos 14.000 metros.

A día de hoy cuentan con un importante catálogo de productos, ya que “trabajamos bajo un producto genérico, que es el vidrio, y lo que hacemos es transformaciones”, explica. “No hay un producto concreto que sea líder, sino que son combinaciones de procesos para alcanzar las prestaciones que nos piden los arquitectos o los ingenieros de vehículos”, añade. 

No obstante, su producto más conocido es el vidrio laminado un complejo proceso donde es clave el manejo de equipos de alta presión y la sofisticada técnica de laminación, que se trasladan a otros intercalarios como puliuretano o policarbonato. 

De hecho, este vidrio de Control Glass puede encontrarse en algunos de los edificios más modernos. “En la Basílica del Pilar tenemos la escalera de vidrio que sume en el tramo final de la torre. También estamos en la Fundación Telefónica en Madrid, en República Dominicana acabamos de hacer una torre, en Vancouver tenemos una marquesina en el edificio de telecomunicaciones, en Alemania tenemos varias escaleras de museos… No hacemos grandísimas obras, pero sí en cada gran proyecto ocupamos la parte más compleja”, enumera.

Presencia en Alemania, Suiza, Bélgica, Francia, EEUU, Reino Unido o Marruecos 

Una de las claves para salir del bache económico por el que atravesó esta empresa turolense hace cinco fue la decisión de lanzarse al mercado exterior. “La decisión siempre estuvo desde el primer momento. Quizá lo aplazamos porque en el 2005 había mucha demanda y el mercado interno tiraba tanto que no te planteabas salir al exterior.

Con la crisis pusimos más acento en el tema de la exportación”, recuerda Alejandro Monfort. Con clientes en Alemania, Suiza, Bélgica, Francia, Reino Unido, Holanda, EEUU o Marruecos, entre otros, el CEO de Control Glass reconoce que “la exportación de un producto genérico es extremadamente difícil, sobre todo un producto hecho a medida, por lo que las demoras en entregas y transporte pueden ser una barrera insalvable”.

Aun así, afirma que las exportaciones son “clave” para la empresa, ya que en 2017 supusieron el 45% de sus ventas. Por el momento no se marcan grandes objetivos ni proyectos a largo plazo, sino que prefieren ir día a día. “Estamos últimamente un poco cortoplacistas. Nuestra idea es consolidar lo que ya tenemos. No hay ningún proyecto concreto, ni de ampliación de espacios ni de productos. Acabamos de hacer una torre en Santo Domingo, en República Dominicana, que recién la hemos acabado, y estamos haciendo un centro comercial en Barcelona, pero como trabajamos para profesionales y no nos hacen ilusión las mega obras, es el día a día lo que nos hace tener ilusión”, añade Monfort.