Apuntan al fabricante del Bell 407 como responsable del accidente de helicóptero de Villastar en el que murieron seis personas en 2011
Dos exdirectivos de Inaer comparecen en la comisión especial de las CortesDos exdirectivos de Inaer, la operadora del helicóptero de la brigada helitransportada de Alcorisa accidentado en marzo de 2011 en Villastar y en el que murieron seis personas, señalaron al fabricante de la aeronave como único responsable del siniestro y argumentaron que todas las operaciones de mantenimiento se hicieron correctamente en España. Así lo manifestaron en la Comisión de Investigación de las Cortes de Aragón Jorge Díaz-Crespo y Aurelio Martínez Pillet, que se fueron de la compañía antes de que se emitiera el informe técnico definitivo de la Comisión de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC).
Las explicaciones de las dos personas que comparecieron en las Cortes por videoconferencia utilizaron los mismos argumentos que los empleados por el exgerente de la empresa Helicópteros del Sureste, Jaime Arqué Gibernau, que fue la última persona que participó en este órgano especial del Parlamento aragonés creado con el objetivo de estudiar, analizar y depurar responsabilidades políticas sobre este asunto que fue archivado en los juzgados.
Los comparecientes de ayer tenían responsabilidades directivas en Inaer cuando se produjo el siniestro el 19 de marzo de 2011, si bien con posterioridad a estos hechos se fueron de la empresa, por lo que no pudieron responder a las preguntas que se les hicieron sobre lo que pudo pasar en la misma después de que la CIAIAC emitiera su informe.
Los dos coincidieron en que hubo un fallo en el control de calidad del fabricante norteamericano del helicóptero, que es el que envió la pieza defectuosa que provocó el accidente, y que Inaer se limitó a colocarla en la aeronave de acuerdo con la documentación que les fue remitida, y hacer las comprobaciones de aeronavegabilidad. Ambos exresponsables de la empresa insistieron en que el problema no fue ni de la operadora ni de la agencia española de seguridad aérea.
Los diputados que componen esta comisión, Marta Prades (Podemos), Fernando González (PP), Herminio Sancho (PSOE), Berta Zapater (PAR), Ramiro Domínguez (Cs), y Carmen Martínez (CHA), intentaron buscar explicaciones con sus preguntas a cómo pudo producirse un fallo en el control de la pieza que provocó el accidente, que llegó defectuosa, tanto en el lugar de origen como en España.
Jorge Díaz-Crespo Cardona, representante de Inaer Aviation Spain S.A.U. y administrador único de la empresa Helicópteros del Sureste S.A. en el momento del accidente, que fue el primero en comparecer, aseguró que “es el fabricante el que tiene que certificar que la pieza que está suministrando al operador está en condiciones”.
Aclaró además a preguntas de los parlamentarios que la compañías “no están autorizadas para intervenir dentro de una pieza para abrirla o para inspeccionarla”. Y es que el accidente se debió a que un servoactuador tenía una arandela que no estaba bien doblada sobre una tuerca, lo que provocó que con el paso del tiempo se agarrotase causando el siniestro.
Díaz-Crespo explicó que el fabricante tiene una “responsabilidad importante” en el mantenimiento de un helicóptero, puesto que es a él a quien se compran las piezas y quien debe facilitarlas en perfecto estado atendiendo a posibles boletines de servicio que puedan existir sobre defectos. En este caso había un boletín que obligaba a hacer un ajuste en la pieza, que no se hizo y por eso llegó defectuosa a Inaer.
Era un defecto interno no visible y la documentación enviada por el fabricante, Bell Helicopter, estaba correcta, comentó el exrepresentante de Inaer, quien dijo que “nuestro personal no estaba en absoluto autorizado para intervenir dentro de la pieza”.
El mismo ponente aseguró que Bell era en ese momento líder mundial en la fabricación de helicópteros, y que de haber seguido en la operadora española hubiera hecho alguna “actuación adicional” por lo sucedido, pero que desconocía qué pasó después del informe de la CIAIAC porque él en 2012 se marchó de la empresa.
Ante las preguntas de los parlamentarios, insistió en que “la responsabilidad de la compañía es velar por que cualquier pieza que se instala cuenta con la documentación del fabricante e incorporarla al proceso para que sea auditable y trazable”.
A este respecto añadió que “el procedimiento normal, la biblia o mantra es el boletín de servicio, que la empresa que lo fabrica certifique que la pieza está en condiciones de servicio, es la obligación máxima que tiene la compañía”, en referencia a lo que hizo Inaer.
Segunda comparecencia
En términos similares se expresó Aurelio Martínez Pillet, que cuando se produjo el accidente era gerente responsable de la empresa Inaer Maintenance, quien explicó que el fallo mecánico se produjo al no estar bien doblada la arandela del servoactuador, que se fue aflojando poco a poco hasta bloquearse; un problema interno de la pieza y por tanto responsabilidad directa del fabricante.
“No se cometió ninguna dejadez en cuanto al procedimiento de mantenimiento”, recalcó el compareciente, que recalcó que el operador solo puede instalar la pieza que recibe del fabricante, y que en ningún caso puede abrirla. En cuanto a que no se tuvo en cuenta que la pieza no llevaba marcado un número que debía figurar en la misma, Martínez insistió en que “los documentos del fabricante nos indicaba que estaba correcto”. En relación a que no fuese marcado ese número en la pieza aclaró que era una “referencia del fabricante como documentación interna”, y que el operador no tiene acceso a ella. “Esa trazabilidad son los procedimientos de calidad del fabricante que nosotros no los conocemos”, argumentó Martínez, para insistir en que todo se debió a un “fallo de control de calidad del fabricante”.