40 usuarios en cinco días en el programa ‘Aislados pero no solos’ en Teruel capital

El Ayuntamiento de Teruel y la Federación de Asociaciones de Vecinos San Fernando puso en marcha el pasado martes el programa de voluntariado Aislados pero no solos, para hacer frente a las necesidades de las personas mayores que estén solas o con sus parejas y personas con discapacidad que no tengan familia cerca durante el periodo del estado de alarma por la pandemia del coronavirus. En estos cinco días ya atiende a 40 usuarios, con la ayuda de 69 voluntarios, a fecha del pasado viernes, una cifra que durante este fin de semana se habrá incrementado.

Esta iniciativa, que financia el Ayuntamiento con el contrato de una asistente social para las labores de coordinación, permite establecer redes de solidaridad en los barrios turolenses, al poner en contacto a personas mayores o con alguna necesidad especial con los voluntarios, en la medida que se puede, que vivan cerca. 

El primer teniente de alcalde  Ramón Fuertes agradeció el trabajo de los voluntarios que han contactado con el programa y explicó que además de estas personas que de manera desinteresadas se encargan de llevar la compra, sacar a la mascota o de hacer recados a las personas mayores que no pueden salir de casa también cuentan con un grupo de 12 teleoperadoras, con una psicóloga entre ellas, que de forma altruista y fuera de su horario laboral están llamando a personas mayores para saber cómo se encuentran y si tienen alguna necesidad.

En el programa se ha incluido también a seis personas que se encuentran en el albergue municipal, el cual se ha adaptado a la situación de alarma, estableciendo que solo haya una persona por habitación en vez de dos.

Fuertes explicó que para la circulación de los voluntarios el Ayuntamiento concede todas las autorizaciones necesarias para llevarla a cabo y se les entrega sus acreditaciones. Además, a todos los voluntarios que participen en esta iniciativa se les facilitan equipos de protección.

“Tratamos de que sean los mismos voluntarios los que atienden siempre a los mismos usuarios para que entre ellos se establezca una relación personal y una confianza entre ellos”, explicó. Eso sí, sin pasar del rellano de las puertas de las casas para evitar los contagios.

En estos primeros días además de hacer las compras, los voluntarios han ayudado por ejemplo a poner sonido al móvil “porque no cantaba”.

Fuertes aseguró que este trabajo está siendo “muy gratificante” desde el primer día y calificó de “asombrosa” la solidaridad que hay en Teruel. 

Explicó que los datos tanto de usuarios como de voluntarios se están introduciendo en una base, donde también se registran las necesidades y peticiones de los usuarios, para facilitar el correcto funcionamiento del programa. 

La base operativa se encuentra en el Centro de Día Santa Emerenciana. Los voluntarios deben tener más de 18 años, sin enfermedades crónicas ni inmunodepresoras previas, carnet de conducir y vehículo propio.

Fuertes también destacó que empresas como Telepizza y Tedecom están colaborando con el programa transportando cestas de la compra y comidas del centro día. Cuando se cerró este centro la semana pasada se decidió que las comidas de los usuarios que habitualmente iban a él a comer se les llevarían a sus hogares.

El presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales San Fernando, Pepe Polo, destacó por su parte que el programa ha servido para detectar también la solidaridad entre vecinos, como ha ocurrido en la escalera de un bloque donde unas personas mayores son atendidas por las propias vecinas. “Hemos nombrado una jefa de escalera para que se encargue de que siempre estén atendidos”, explicó.

Sobre los voluntarios que ya forman parte del programa y cuyo número consideró que va a subir durante el fin de semana  explicó que el perfil está siendo mayoritariamente el de gente joven y de entre 35 y 45 años, tanto hombres como mujeres. 

Los voluntarios se están encargando también de recoger mascarillas que mujeres mayores confinadas en sus casas están cosiendo estos días para llevarlas  a donde se necesitan. 

“Tenemos cuatro costureras que en sus casas están haciendo  mascarillas”, explicó Polo, pero como no pueden salir van a recogerlas. “En una residencia de ancianos nos han pedido que les llevemos”, contó. Y en otras residencias son los propios residentes los que están cosiendo mascarillas.

Como Fuertes, Polo también se muestra contento de cómo han respondido los turolenses a este programa.