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25 años de la Fundación Dinópolis: una apuesta por el reequilibrio territorial a través de un recurso que está en toda la provincia 25 años de la Fundación Dinópolis: una apuesta por el reequilibrio territorial a través de un recurso que está en toda la provincia
Instalaciones de Mar Nummus en Albarracín, uno de los satélites de Dinópolis

25 años de la Fundación Dinópolis: una apuesta por el reequilibrio territorial a través de un recurso que está en toda la provincia

La entidad fue concebida para que el Conjunto Paleontológico cubriese todo el territorio
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Cuando se creó la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel hace un cuarto de siglo, su objetivo era la puesta en valor de este patrimonio en toda la provincia. Por ese motivo se concibió como un proyecto que tenía que llegar a todo el territorio. Los paleontólogos empezaron diseñando el discurso museográfico de la sede central en la capital turolense, y una vez inauguradas estas instalaciones empezaron a trabajar con el Instituto Aragonés de Fomento (IAF) para diseñar los contenidos de los centros satélites localizados en aquellos municipios turolenses con yacimientos de relevancia. Eso dio pie a lo que hoy es Territorio Dinópolis, que consta de una sede central en la ciudad de Teruel y de otras siete subsedes por el resto de las comarcas. Eso es lo que hace singular el Conjunto Paleontológico de Teruel, ya que no existen proyectos similares en otros lugares.

Cuando el 17 de junio de 1998 las instituciones aragonesas y de la provincia firmaron un convenio para la puesta en marcha del Conjunto Paleontológico, que un mes después dio lugar a la creación formal de la Fundación científica que se encargaría de desarrollarlo con el IAF, los municipios que estamparon su firma fueron, además de Teruel capital, Albarracín, Castellote, Galve, Mas de las Matas, Peñarroya de Tastavins y Rubielos de Mora. En aquellos inicios se preveía también un satélite en Concud por la relevancia que tenía esta pedanía turolense en la paleontología de mamíferos del Terciario, pero después no se hizo debido a la cercanía con Teruel. En cambio, a estos proyectos se sumaron dos nuevos en Riodeva, tras el hallazgo del dinosaurio más grande de Europa, y otro en Ariño, después de que la Fundación comenzase a excavar también el yacimiento más grande del continente europeo. Hace veinticinco años ya se apuntó la posible apertura de esta iniciativa a otros enclaves turolenses con importantes afloramientos de fósiles.

Eso ha hecho del Conjunto Paleontológico de Teruel un proyecto singular, ya que las sedes de Territorio Dinópolis se ubican por buena parte de las comarcas turolenses. Nunca antes un proyecto así, que además ha estado financiado por el Fite aportado a partes iguales por las administraciones central y autonómica, ha cohesionado tanto el territorio en torno a un recurso endógeno presente en la mayor parte de la provincia, los fósiles.

En los estatutos de la Fundación ya se apuntaba con claridad esa vocación territorial del proyecto y se indicaba que esta institución se encargaría de gestionar “con medios propios y concertados el Conjunto Paleontológico de Teruel consistente en la explotación con fines turísticos y de ocio cultural de los yacimientos paleontológicos y antropológicos de la provincia y de todos aquellos servicios y atracciones complementarias que valoricen el conjunto”. De ahí que la Fundación Dinópolis haya apoyado y asesorado científicamente el desarrollo de otros proyectos complementarios en torno a la paleontología como puede ser la Carretera de la huella de los dinosaurios, el Dinopaseo de El Castellar o el Safari del Turoliense de El Pobo. El trabajo de la Fundación va mucho más allá de Dinópolis y ha estado detrás de iniciativas que han llevado la paleontología hasta la gastronomía y la hostelería en general.

Para desarrollar los satélites de Dinópolis por toda la provincia, la Fundación estableció diversos convenios y contratos con diferentes instituciones como la Universidad de Zaragoza, la Universidad de Valencia y el Museo Nacional de Ciencias Naturales, entre otros. A partir de 2002, tras la apertura de la sede central, la tarea fundamental de la Fundación Conjunto Paleontológico fue diseñar los contenidos de los primeros tres centros satélite que abrirían sus puertas al año siguiente, y al que seguirían otros nuevos en ejercicios posteriores.

Para llevar a cabo su desarrollo, la Fundación Dinópolis planteó que en cada uno de los centros se abordase una temática subyacente, lo que invitaba al visitante a recorrerlos todos como una ruta paleontológica, de manera que de esta forma se fomentaba el desarrollo turístico por toda la provincia. Además, se planteó cada centro con diferentes recursos museográficos que tuviesen en cuenta aquellas especificidades del lugar donde se ubican atendiendo a los hallazgos paleontológicos existentes.

El primero de los satélites

Con ese planteamiento es como se abrió en Peñarroya de Tastavins el primero de los satélites diseñados por la Fundación tras la encomienda que el Instituto Aragonés de Fomento hizo a esta institución científica para el diseño de las instalaciones. Fue el 24 de marzo de 2003 cuando abría de esta forma Inhóspitak, centrado en el dinosaurio descubierto en Peñarroya de Tastavins, que todavía no se había descrito científicamente pero que tenía características muy peculiares y que con los años acabaría describiéndose como un nuevo género y fue bautizado con el nombre científico de Tastavinsaurus sanzi.

Fue la Fundación Conjunto Paleontológico la encargada de todo el desarrollo, ya que el IAF  la comisionó para el traslado de los fósiles originales de este dinosaurio saurópodo cuadrúpedo de cuello y cola largos, a la sede que se construyó en Peñarroya de Tastavins. Previamente la institución científica había supervisado la realización de las réplicas de todos los elementos originales excavados, que eran casi la totalidad de la mitad trasera del animal. A partir de eso se reconstruyó la parte delantera y se hizo un montaje espectacular que condicionó cómo tenía que ser la nave que alberga la exposición permanente, puesto que fue dispuesto en postura bípeda.

El montaje del animal de esta manera respondió a las evidencias científicas que habían encontrado en los fósiles, puesto que a pesar de su voluminoso tamaño, estos grandes vertebrados del Mesozoico se alzaban sobre sus patas traseras para elevar más todavía sus largos cuellos y llegar a las hojas más frescas de las copas de los árboles, de las que se alimentaban. Junto a la réplica se expusieron los huesos fosilizados originales en vitrinas.

La temática que se eligió para este centro fue cómo se realiza una excavación, por lo que las instalaciones muestran cómo era el yacimiento, además de exhibir un audiovisual y completar todo con un juego interactivo. El centro, en la línea seguida con otros satélites, fue hermanado con el Museo de Lourinha en Portugal, donde se encontró también un saurópodo de gran tamaño llamado Lourinhasaurus.

A la par, la Fundación trabajó en los contenidos de la siguiente sede que se abrió, el satélite de Galve, que se bautizó con el nombre de Legendark por ser un lugar de referencia ya que en este municipio se encontró el primer dinosaurio descrito en España como un nuevo género y especie, Aragosaurus ischiaticus. Abierto el 15 de abril de 2003, se quiso diferenciar del anterior optando por las reconstrucciones naturalizadas en lugar de esqueletos. Por ello se representó una familia de Aragosaurus con dos ejemplares adultos y sus dos crías. Como temática se eligió la preparación de fósiles y se dotó de un laboratorio para que los paleontólogos pudiesen trabajar allí cuando tuviesen que desarrollar tareas en la zona.

Reconstrucción del esqueleto de ‘Tastavinsaurus’ en la sede de Peñarroya

Trabajo apasionante

La Fundación planteó este centro satélite como un lugar para acercar al visitante a todo el apasionante trabajo que realizan los científicos antes de poder investigar los fósiles, su preparación, conservación y replicado, que permite en muchas ocasiones estudiar con más comodidad los materiales de los grandes vertebrados como los saurópodos, puesto que pueden ser manejados con más facilidad, a diferencia de lo que sucede con los fósiles originales, que tienen un gran peso. En este centro se expusieron también fósiles originales de Aragosaurus y de Iguanodon, que prestó el Museo Provincial de Teruel, junto a reproducciones ampliadas de microfósiles que han permitido describir en este municipio nuevos géneros y especies.

Un tercer satélite se abrió ese año de 2003, el 23 de julio, en Rubielos de Mora, en esta ocasión para mostrar que lo pequeño en paleontología no es menos importante sino igual de bello y fascinante. En esta subsede, llamada Región Ambarina, la Fundación Dinópolis optó por centrar la temática en la clasificación de los fósiles, y recurrió para ello a los más significativos que hay en la zona, como son plantas, insectos y mamíferos. A través de los distintos espacios expositivos se exhiben numerosos fósiles originales de la zona que fueron prestados por el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Rubielos de Mora, el Ayuntamiento de Valencia, la Universidad de Utrecht y también varios aficionados locales.

En 2004, la Fundación Dinópolis trabajó en el prediseño de los siguientes satélites colaborando con el gabinete de arquitectura encargado a su vez de los edificios que los albergarían, y en 2006 abrió el de Castellote, llamado Bosque Pétreo. En esta ocasión, los paleontólogos construyeron el discurso expositivo en torno a la vida cambiante en el planeta para mostrar cómo ha cambiado la Tierra desde hace 4.600 años con la deriva continental.

Un mundo cambiante

La exposición fue concebida como un recorrido en el que se muestra cómo han variado los climas, la vegetación y las faunas en los distintos medios terrestres, con especial atención a la minería de la zona, que ha dado lugar al hallazgo de grandes troncos fosilizados. También se instaló una réplica del dinosaurio Iguanodon tal como se representó en 1854 en la Exposición Universal celebrada en Londres, siendo esta una de las primeras reconstrucciones corpóreas que se hicieron de los dinosaurios a partir del conocimiento que tenían entonces los científicos como Richard Owen, que es quien acuñó el término dinosauria para referirse a estos grandes vertebrados.

Ese mismo año la Fundación trabajó en el asesoramiento y contenidos de la exposición paleontológica que alberga en Mas de las Matas la planta baja de la Casa Feliu. No forma parte de Territorio Dinópolis, pero la Fundación fue la encargada de realizar el proyecto museográfico y procedió a su realización, a partir de la colección de Paleontología del Grupo de Estudios Masinos. Esta exposición permanente se llama Agua, Tiempo y Tierra, y su temática gira en torno a cómo los fósiles y las rocas permiten interpretar los cambios geológicos que se produjeron en la zona durante el Jurásico y el Cretácico.

En 2007, la Fundación Conjunto Paleontológico dedicó buena parte de su trabajo a preparar los contenidos del centro satélite de Albarracín, que se llama Mar Nummus y que abrió sus puertas al año siguiente. En este caso el edificio cuenta con la espectacularidad de la reconstrucción corpórea de uno de los mayores depredadores marinos que ha existido, el Liopleurodon, que está colocado sobre la cubierta del edificio y que ocupa de lado a lado. Como en las anteriores subsedes, la Fundación se encargó de la dirección, coordinación, planificación y diseño del contenido museográfico y museístico a través de la exposición de fósiles originales de la zona, y audiovisuales en torno a los procesos de fosilización y la vida en el Jurásico. Entre las piezas singulares puede verse un género autóctono de ammonite que por ello fue descrito haciendo alusión a Albarracín con el nombre de Albarracinites  albarraciniensis.

De los satélites inicialmente planteados por el IAF para conformar Territorio Dinópolis, finalmente Concud se quedó sin él, a pesar de las numerosas peticiones que hicieron los vecinos por ser este lugar un sitio de referencia de la paleontología española. No obstante, fueron los propios vecinos, con la asesoría científica de la Fundación, los que pusieron en marcha año tras año su peculiar museo al aire libre consistente en la exposición de varias cerámicas de gran tamaño por las calles del pueblo con la reconstrucción corpórea de los animales cuyos fósiles se han excavado en esta pedanía turolense.

La iniciativa local fue la que puso en marcha también la construcción de un centro de visitantes en Riodeva para mostrar la riqueza paleontológica descubierta en este municipio a raíz del hallazgo del Gigante Europeo, el nuevo género y especie que empezó a excavarse a principios de este siglo y cuya publicación científica apareció en la prestigiosa revista Science. La iniciativa la tomó el Ayuntamiento de Riodeva, y la Fundación Dinópolis colaboró en el desarrollo del proyecto, y por supuesto en los contenidos, que permitió la reconstrucción de la parte delantera del esqueleto de Turiasaurus. Los trabajos arrancaron en 2008 y la Fundación desarrolló el proyecto museológico y museográfico de lo que acabaría convirtiéndose en la sede de Titania en Riodeva, dedicada a los animales más grandes que han existido a lo largo de la historia de la vida, y que sin duda es uno de los satélites más bonitos de Territorio Dinópolis, al que acabó incorporándose finalmente después de que hubiese sido puesto en marcha por iniciativa del Ayuntamiento con la construcción del edificio que alberga la exposición museística. El centro se inauguró en 2012.

Permanente crecimiento

En permanente crecimiento, durante estos 25 años la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel ha desarrollado técnicas novedosas en la preparación de fósiles y en la reconstrucción tanto de los esqueletos, a través de medios digitales, como en su recreación en vida; y entrada la segunda década de este siglo abordó por encargo del IAF otro proyecto de centro satélite, el de Ariño, llamado Valcaria, que abrió sus puertas en 2015. Si el satélite de Titania ya mostró todo el desarrollo científico y técnico de la Fundación Dinópolis en la excavación, conservación y estudio, así como divulgación de la riqueza paleontológica de la provincia, el de Ariño lo remató con unos contenidos que tienen como rasgo diferencial con respecto a otras instalaciones de Dinópolis, el excepcional yacimiento de la Mina Santa María de Samca que hay en la localidad.

La Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis ha estado en este cuarto de siglo que cumple ahora al lado del territorio, apostando por él, reequilibrándolo a través de la puesta en valor de una de las riquezas más singulares que tiene la provincia, los fósiles. Pocas iniciativas como esta Fundación puesta en marcha hace cinco lustros han tenido tanta repercusión en el desarrollo de un territorio tan rico en fósiles y que han hecho de esta institución científica una joya muy valiosa.

Diseño científico de las ocho sedes, una enciclopedia de la historia de la vida

Las ocho sedes que componen Territorio Dinópolis forman parte de un todo, desde el complejo principal que está en Teruel capital, hasta los otros siete satélites distribuidos por toda la provincia. Detrás está la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel creada en 1998, hace ahora veinticinco años, que es la que se ha encargado del diseño científico de estos equipamientos, en ocasiones adaptando los materiales adquiridos por el Instituto Aragonés de Fomento a las necesidades de discurso expositivo.

Es así como el compendio de las ocho sedes constituyen una auténtica enciclopedia de la historia de la vida, que arranca desde la aparición de los primeros seres unicelulares hasta el final de la evolución humana para llegar hasta nuestra época geológica.

Nada es fruto del azar, sino que todo responde a un discurso construido sobre las bases científicas que ha ido construyendo la Fundación Conjunto Paleontológico en este cuarto de siglo, en que las investigación de lo local se ha proyectado hacia lo universal.