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Los Alcamines, la ilusión del Alfambra Los Alcamines, la ilusión del Alfambra
Imagen de archivo del río Alfambra en otoño

Los Alcamines, la ilusión del Alfambra

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Serafín Aldecoa

Con la pertinaz sequía que sufrimos desde hace un tiempo en nuestra tierra que arruina las cosechas y a los agricultores, ha vuelto a resurgir el tema del pantano de los Alcamines que  lleva más cien años como proyecto aparcado en algún cajón de la Administración y nunca vio la luz, pese a los insistentes deseos e ilusiones de los vecinos de los pueblos que recorre el río Alfambra.

También ha servido para resucitar los Alcamines la presencia en Teruel estos días del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo, para explicar el Plan Especial de Sequía, lo que ha hecho renacer la idea de regular el caudal del río Alfambra mediante la construcción de un pantano a la altura de Villalba Alta.

Como objetivos básicos estarían el de proteger a los usuarios del regadío de las sequías, cada vez más frecuentes con el cambio climático,  y evitar las posibles avenidas repentinas de agua que producían desbordamientos y ahogaban los cultivos. Polo también se comprometió con los regantes de la comarca del Alfambra a visitar dentro de un mes el lugar donde estaba proyectada la presa.

Los vecinos del Alfambra vieron una llama de esperanza cuando fueron incluidas en el llamado Pacto del Agua de Aragón que firmaron el 30 de junio 1992 todos los partidos políticos  y que incluía, entre otras cosas, la realización de varios proyectos hidráulicos en unos cuantos ríos de nuestra región.

La realidad es que el tema de los Alcamines no es reciente sino que hace ya casi cien años, en la década de los años veinte del siglo pasado, la reivindicación del pantano era apoyada por varios pueblos de ambos lados del Alfambra: Villalba Alta, Orrios, Alfambra, Peralejos, Cuevas Labradas, Villalba Baja, Tortajada e incluso Teruel.

Primer adalid

El primer adalid y luchador por el pantano fue Martín Crespo, el que luego fue alcalde republicano de Alfambra durante el Frente Popular y posteriormente ejecutado por los fascistas sublevados contra la República. Pues bien, Crespo publicó varios artículos en la prensa de los años veinte y treinta del siglo pasado reivindicando la construcción del pantano.

El primero que conocemos, aunque es `psible que publicase alguno más anteriormente, es de noviembre de 1926 y apareció en el periódico Teruel: diario   en el que señalaba el lugar donde se debía ubicar el pantano: “A unos dos km más arriba de Villalba Alta en la partida del territorio denominada “La Hoz”, término municipal de dicho pueblo, donde existe un acantilado por el que pasa el río Alfambra de cinco o seis metros de ancho por 25 m de altura aproximadamente…”

A continuación Crespo apuntaba las funciones que debía tener el pantano: “Se conseguiría recoger agua en invierno con las constante lluvias y nieves para asegurar el riego en el tiempo de primavera y del estío a toda la vega de este río. Al mismo tiempo, se recogería el agua de las grandes tormentas y temporales, evitando con esto en sumo grado la inundación de la vega como muchas veces ha ocurrido y seguirá ocurriendo si no construimos el pantano, ocasionándonos pérdidas de gran consideración”.

Ahora bien, cuando estuvieron a punto de iniciarse las obras fue en el periodo republicano (1931-36) cuando en el mes de junio se realizó una asamblea en Alfambra de los pueblos implicados en el asunto para la constitución de una Comisión comarcal pro pantano que acabó presidida por el citado Martín Crespo cuyos artículos en la prensa seguían apareciendo en prensa reivindicando las obras de los Alcamines. En este caso se sumó a la reunión y a la Comisión la localidad de Galve que incluso ofreció terrenos de su término para la construcción del pantano.

Esfuerzos

Pese al ímpetu y los esfuerzos que desarrolló la Comisión en estos años, las obras no se iniciaron y, claro, llegó la Guerra Civil (1936-1939) y se acabó con las esperanzas puestas en el proyecto de los Alcamines. Los años cuarenta no fue una época para construir pantanos, sino para reconstruir el país, solamente a finales de la década encontramos alguna breve referencia al asunto de la construcción del pantano y del ferrocarril Teruel-Alcañiz cuyas obras también se habían parado. La posguerra aún fue más dura para estos pueblos de la Comarca del Alfambra que vio cómo dos obras emblemáticas se aplazaban en el tiempo con un final incierto.

En los años sesenta, época de construcción de pantanos, volvieron los Alcamines a la opinión pública e incluso se expuso el proyecto en varios ayuntamientos del río Alfambra, estimándose un coste 90.583.930´15 pesetas para las obras. En ocasiones se citaba a la vez con el pantano del Arquillo en San Blas que este sí que fue una realidad en esta década.

Podríamos seguir con varias noticias sobre los Alcamines, pero concluiremos con la de 2009 cuando se descartó su construcción tras la realización del correspondiente “estudio de viabilidad” que  era calificado como “de economía dudosa” y se planteaba la introducción de modificaciones en el proyecto. Han pasado casi 15 años y con ellos varios planes hidráulicos de la CHJ y el pantano de los Alcamines duerme el sueño de los justos. Y no es que nosotros seamos partidarios de la construcción de presas para regular el caudal de los ríos, pero entendemos los deseos expresados por todos los regantes ribereños del río a lo largo de su historia y la frustración que han sentido.