A veces me como un currusco y pienso que ya no se elabora pan como el de antes. Yo no sé dónde está el problema, si en las materias primas o en la destreza del maestro panadero, pero tengo claro que con productos así es normal que cada día disminuya más el consumo de un alimento que no hace tanto era un básico en cualquier mesa.
Por suerte, aquí estamos yo y unos cuantos más para poner solución a los panes de baja calidad. Vamos a volver a sembrar, si la meteorología lo permite, trigos antiguos. En mi caso será Negrete y Jeja. Vamos a renunciar a producir muchas toneladas a cambio de ofrecer granos de categoría. Vamos a intentar, también, obtener una mayor rentabilidad a nuestras maltrechas explotaciones. Veremos en qué queda todo. La agricultura es, sobre todo, incertidumbre.
No estamos solos en la aventura. Yo me he embarcado porque Cereales Teruel, la cooperativa, nos está animando y, ante todo, apoyando. Me asocié nada más entrar en el mundo agrario, sin entender muy bien lo que estaba haciendo. Poco a poco he comprobado que la cooperativa sirve para algo más que comprar insumos y entregar la producción. Resulta que hay unos oscuros, sombríos y siniestros personajes, los técnicos, que se encargan de estudiar el mercado en busca de nuevos nichos. Y luego tienen la dura tarea de hacernos ver que no son nuestros enemigos y convencernos de que hay que proporcionar al mercado lo que este requiere. Yo, que soy facilón, me dejo aconsejar y me captan muy rápido. Cuando el año pasado propusieron sembrar unas variedades determinadas de trigo para vendérselo a la industria de la alimentación infantil, me metí de cabeza. Todavía no he cobrado, así que no sé si habrá merecido la pena en cuanto a perricas, pero al menos he tenido la satisfacción de ver crecer una cosecha con un destino preciso.
¿En qué medida aumentaremos nuestro beneficio por producir trigos antiguos? Todo dependerá de nuestros compañeros de viaje, los panaderos de la provincia. No hemos hablado de qué parte del precio de una barra doble de cara acabará en la buchaca del agricultor.