- Buenas tardes. Pare el coche en el arcén un momento, por favor.
- ¿Ocurre algo?
- Control rutinario.
- Oiga, que no me chupo el dedo. Todo el mundo sabe que después de un macrobotellón ustedes siempre ponen control para recaudar... Pero a mí no me van a pillar.
- Ya lo veremos. Los papeles, por favor.
- Aquí tiene. Volver a Canfranc, Turolenses contemporáneos, los cuentos inéditos de Labordeta, El viaje de Don Quijote... hasta poemas de Lamberto Alpuente. El de Sánchez Vidal no me lo he comprado que ya lo tenía, y Laura Rubio me ha dibujado un romano en la tapa de Queronea...
- Es un griego, no un romano. Aquí no veo Voces turolenses en la lírica, de Juan Villalba.
- ...
- ¿Usted no sabe que le puedo quitar puntos del carné de turolense por eso?
- Mire, soy un humilde periodista y no puedo comprar todos los libros que querría.
- Ya. ¿Y esa tablet que lleva en el asiento del niño?
- La compré en Amazon. ¿eso también quitá puntos?
- Debería. Parte del dinero que gaste en Voces turolenses volverá a su bolsillo, porque Juan algún periódico comprará, digo yo. Pero los de Amazon ya le digo que el Diario de Teruel no lo van a comprar.
- Visto así...
- Y esa tablet es un peligro.
- Ahí si que no me pilla. La llevo anclada con un soporte homologado. Y lo compré en una gasolinera de aquí.
- ¿Pero no se da cuenta que los niños se vuelven tontos con tanto dibujo animado?
- ¡Es que si lee en el coche se marea, agente!
- Una tapicería vomitada es mil veces mejor que un adolescente modorro e irrecuperable, créame.
- Ya veo.
- Tiene un foco fundido.
- Es que no tengo tiempo, se lo juro. Pero este verano me pongo al día y me leo toda la trilogía de Sebastián Roa.
- Ya... póngase el cinturón y recíteme un verso.
- La luz de mis días es tenue, pequeña, casi como de una vela o de una estrella que brilla lejos, en el horizonte de la galaxia.
- No está mal. Continúe.