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Escuela rural

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Francisco Herrero

Estaba yo este miércoles comiendo paella en el Suvesa de Santa Eulalia y, entre bocado y bocado, comenzó a entrar personal a una mesa alargada, preparada para la ocasión. Primero, cuatro o cinco. Luego, más de una quincena. Mis compañeros de mesa me soplaron que eran las maestras del colegio rural agrupado de la zona, el Cuna del Jiloca. Acabé la comida con un runrún en mi cabeza sobre la enseñanza en el pueblo.

Me sorprendió, sobre todo, la cantidad de personal. Atrás quedaron los tiempos donde una persona lidiaba con el aula. He buscado datos sobre la plantilla del Cuna del Jiloca en el boletín oficial y he comprobado que son diecisiete docentes para cuatro localidades (Villarquemado, Santa Eulalia, Torrelacárcel y Villafranca del Campo), tres unidades de infantil y ocho de primaria. 

El año pasado eran cinco, pero la gente de Alba ha elegido cerrar la escuela. Tengo entendido que prefieren desplazar la chavalería a diario a una clase con más alumnado o llevarla a un internado de Teruel. Sin embargo, visto lo visto, parece que la Administración no escatima a la hora de atender a la escasa población infantil. Y me alegra.

Que la plantilla estuviera al completo en el restaurante indica, a mi entender, que viven lejos. Sin saber, yo apostaría que en la capital. Atrás quedaron los tiempos donde cada municipio contaba con la casa de los maestros a disposición de quien tuviera adjudicada la plaza. 

Es uno de los síntomas de lo que sucede en el medio rural: quien trabaja aquí, se vuelve cada tarde a su piso en la ciudad. La gente de estudios no quiere residir en villorrios situados a poco más de hora y cuarto de Zaragoza o a veinticinco minutos de Teruel.

También desde este miércoles cobra sentido el discurso de mi primo urbano, estudiante de Magisterio. Me decía este mes de agosto pasado que si tuviera hijos nunca se establecería en el pueblo. 

La descendencia necesita servicios y aquí no hay. Sin tener gen alguno emparentado con Alba, piensa igual. Y a pesar de ser de la profesión, creo que no tiene mucha idea de lo dotada que puede llegar a estar la escuela rural.