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Villaronga i Pa Villaronga i Pa

Villaronga i Pa

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Javier Hernández-Gracia

Se confesaba hijo de la generación que había crecido con Igmar Bergman. Lo dijo en innumerables encuentros donde hablar de cine era un placer compartido con muchos; Agustí era un hombre reflexivo, sentimientos y profundidades marcaban su estilo a la hora de abordar los proyectos para la gran pantalla; no es de extrañar que parte de ese cine fuera de alto riesgo creativo, que las historias fueran crudas porque ante todo quería que se le entendiera sin entrar en vaguedades o reinterpretaciones que las más de las veces solo llevan “a que la gente se líe”, repetía a la hora de esbozar maneras de entender la historia que plasmar en la gran pantalla.

En su primera película Tras el Cristal de 1986, plantea estados sórdidos, con fascinación y deseo entremezclados en un cierto ambiente donde crueldad y oscuridad se fusionan; daba mucha importancia Agustí a esa primera película, siempre decía que para un director su primera película dice muchas cosas, aunque son otras muchas las que se pretenden. En ese inicio refleja una obsesión, la del sujeto que no puede vivir la vida por sí mismo. Agustí Villaronga se confesaba si no devoto sí muy interesado en ese mundo oscuro del vampirismo, ese elemento de profanación del cuerpo inocente, que en cierta manera es hilo conductor en esta película.

A partir de ahí una filmografía donde las miradas hacia adentro en historias que deambulan entre el drama y la fantasía, como El niño de la Luna (1989). Recorridos de penumbra y atmosferas conspiradoras que el director mallorquín no esquivaba en cada plano de la cinta. Repetiría algunos elementos con incorporación de cierto cariz erótico en El pasajero clandestino (1996) o su experimento de falso documental en Aro Tolbukhin: en la mente del asesino (2002), raíces dramáticas en una historia contundentemente dura.

Pero es sin duda Pa Negre (2010) la película que el gran público atesora. En la cinta, Agustí vuelve a sumergirse en el universo infantil; lo hace desde una mirada tortuosa, que en el caso del director es personal e intransferible. Pa Negre, además de un argumento tan sólido como pétreo y no exento de matices bruscos, es una película con una excepcional fotografía de la mano del mejicano Antonio Riestra. No solo gozó del favor de muchos espectadores, obtuvo nueve premios Goya de los catorce a los que optaba, fue elegida por la Academia para representar a nuestro cine en la batalla para el Oscar a la película en habla no inglesa (al final no estuvo entre los nueve finalistas). Significar que Pa Negre era una película realizada en catalán, con su gesto la Academia respaldaba algo que debemos reivindicar, la riqueza cultural e idiomática de nuestro país.

Miradas e historias para pensar, incluso con aterrizajes épicos Carta a Eva (2012) o Nacido Rey (2019) en una filmografía intensa, donde Villaronga ha sido director pero antes guionista e incluso actor, y en papeles que forjan carácter como aquel Vicentet en Perros Callejeros II: Busca y captura (1979) película genuina de los años de la transición con el sello del director José Antonio de la Loma. Agustí Villaronga hijo de Palma de Mallorca, nieto de titiriteros que recorrían la isla de norte a sur con sus funciones en ferias por las localidades mallorquinas, confesaba en una entrevista que las imágenes en movimiento eran su pasión, pasión heredada de su padre; afirmaba que con 14 años ya sabía que quería hacer cine; confiesa que descubrió el cine de Rosellini y le impactó de tal manera que decidió escribirle una carta solicitando ser admitido en su escuela de cine; le respondieron que primero tenía que pasar por la Universidad, y por allí pasó, se licenciaría años después en Geografía e Historia.

Como tantos creadores cinematográficos transitó por ese puñado de cortometrajes que curten y modelan, incluso por la compañía de Nuria Espert o trabajando en la dirección artística de la Plaza del Diamante para televisión, de ahí a desembocar en el camino del gran cine muy de autor, esto solo era cuestión de tiempo. Bon viatge amic i gràcies per aquests cafès de tebi sol de Barcelona i suburbis de cinema.