Es cierto que la mayoría de las veces cuando alguien pone un blog en marcha, en la mitad de los casos priman grandes dosis de aburrimiento, y la otra mitad es porque un amigo que tiene otro amigo te dice “ábrete un blog templao”; uno siempre espera grandes acontecimientos ya se sabe eso de “podéis ganar la liga, podéis ganar la copa”, y es entonces cuando se configura ese proyecto con tinte vital que es El Blog.
Después todo queda abocado al final del camino como decía Karina, eso lo decía cuando el punto petardo no se había apoderado de ella y salía risueña en Pasapalabra; pues eso, al final del camino El Blog se queda inerte, con el mismo contenido del primer día, es como si lo condenaras a un orfanato de blogs. Transcurrido un tiempo se produce el retorno, y es que para que crear uno nuevo si el que tenemos nos sirve -no es una pregunta es una afirmación- y el propósito se santifica con la intención de que cada semana se cuente una historia, y sobre todo, una historia que principalmente no sirva para mucho. Es tan tentador poner a cada uno en su sitio, jugar a tener una barra de hierro desde un Olimpo de miniaturas, ver niñas pijas actualizando el software militante, ver estampados que te hacen estamparte.
Luego está lo de el amor a la naturaleza, porque lo natural no es que esté de moda, tendría que ser una preocupación primordial; pero en general en modo alguno particularizaremos, y no lo haremos porque tierra como madre no hay más que una. Por no decir adiós, de mi admirado Ildefonso Manuel Gil. Todo eso y más supongo se elabora para contarle al mundo pensamientos, visiones, improntas, y porque hubo un tiempo en que tener un Blog era estar a la última. Tener un blog fue como hacer del disfrute de la opinión un escaparate de cristales limpios, es como si invitaras a todos a un café, con diez puestas de sol y diez salidas de la luna, eso que alguien vino a llamar horas inexactas.
Se sabe que la felicidad en ocasiones no pasa de la jamba de la puerta, el bloguero se zambulle en este río de sueños y estrellas, intenta la incoherencia de las risas y acordes; sublima un espacio donde cae en el convencimiento de que la vida es más divertida, algo así como más llevadera. Reconozco que hacer este tipo de análisis, metiéndome en la piel del bloguero, como si de un editorial o rastreo se tratara no me resulta fácil, pero bueno después de tanto escombro, bueno será sumergirse en la dificultad, ¿Qué sería de este jolgorio sin dificultad? Pues probablemente una canción sin orquesta, una Tamara sin rosario bendecido o una pretérita alcaldesa valenciana sin traje de chaqueta, azul azafata.
No debemos olvidar que luego vienen las fusiones, es decir el blog se fusiona con youtube, y de repente tenemos una lección de historia en dos minutos, eso avanza con vértigo y tenemos un Youtuber, y seguimos la senda y lo de Influencer pan comido, sin olvidar volcar contenidos en Twitter. Por tanto lo que empezó como un Blog, personal, donde se depositan inquietudes y vivencias, visiones y evasiones, acaba siendo una tormenta de rayos truenos y alguna idea personal, de esas con expresa rotundidad, tipo la torre de la iglesia hubiera quedado mejor de verde que así con las piedras vistas.
Los más avezados en esto del bloguerismo mencionan a gente rara o sitios lejanos, esos autores que solo se conocen porque se estudias puntualmente, por ejemplo a Tatarkiewicz un estudioso de la estética, que hay que mantener a raya por lo plasta que puede llegar a ser leerlo, o lugares como Maderuelo pueblo de Segovia con sus paisajes a cuestas, tal vez a Nerón, un poco de fuego nunca viene mal. En el bloguerismo no puedes caer en banalidades, para eso están los programas de Tele5 con los que no se puede competir. Ahora con las redes sociales en plena llamarada, el Blog vive en los cuarteles de invierno; lo bueno es que son espacios abiertos, como las tabernas de un puerto que ya se sabe, gente buena, borrachos y brozas siempre son bienvenidos. Vamos como cuando uno se mete en un bosque y solo con los colores y la incidencia de la luz, ya parece que se haya parado el mundo. Quizás tu vecina tenga un blog, la mía no sé si tiene fregona pero sí la tiene la esconde bien, porque nadie la ha visto; Blog igual también tiene pero como en el caso de la fregona nadie lo ha visto jamás.
Después todo queda abocado al final del camino como decía Karina, eso lo decía cuando el punto petardo no se había apoderado de ella y salía risueña en Pasapalabra; pues eso, al final del camino El Blog se queda inerte, con el mismo contenido del primer día, es como si lo condenaras a un orfanato de blogs. Transcurrido un tiempo se produce el retorno, y es que para que crear uno nuevo si el que tenemos nos sirve -no es una pregunta es una afirmación- y el propósito se santifica con la intención de que cada semana se cuente una historia, y sobre todo, una historia que principalmente no sirva para mucho. Es tan tentador poner a cada uno en su sitio, jugar a tener una barra de hierro desde un Olimpo de miniaturas, ver niñas pijas actualizando el software militante, ver estampados que te hacen estamparte.
Luego está lo de el amor a la naturaleza, porque lo natural no es que esté de moda, tendría que ser una preocupación primordial; pero en general en modo alguno particularizaremos, y no lo haremos porque tierra como madre no hay más que una. Por no decir adiós, de mi admirado Ildefonso Manuel Gil. Todo eso y más supongo se elabora para contarle al mundo pensamientos, visiones, improntas, y porque hubo un tiempo en que tener un Blog era estar a la última. Tener un blog fue como hacer del disfrute de la opinión un escaparate de cristales limpios, es como si invitaras a todos a un café, con diez puestas de sol y diez salidas de la luna, eso que alguien vino a llamar horas inexactas.
Se sabe que la felicidad en ocasiones no pasa de la jamba de la puerta, el bloguero se zambulle en este río de sueños y estrellas, intenta la incoherencia de las risas y acordes; sublima un espacio donde cae en el convencimiento de que la vida es más divertida, algo así como más llevadera. Reconozco que hacer este tipo de análisis, metiéndome en la piel del bloguero, como si de un editorial o rastreo se tratara no me resulta fácil, pero bueno después de tanto escombro, bueno será sumergirse en la dificultad, ¿Qué sería de este jolgorio sin dificultad? Pues probablemente una canción sin orquesta, una Tamara sin rosario bendecido o una pretérita alcaldesa valenciana sin traje de chaqueta, azul azafata.
No debemos olvidar que luego vienen las fusiones, es decir el blog se fusiona con youtube, y de repente tenemos una lección de historia en dos minutos, eso avanza con vértigo y tenemos un Youtuber, y seguimos la senda y lo de Influencer pan comido, sin olvidar volcar contenidos en Twitter. Por tanto lo que empezó como un Blog, personal, donde se depositan inquietudes y vivencias, visiones y evasiones, acaba siendo una tormenta de rayos truenos y alguna idea personal, de esas con expresa rotundidad, tipo la torre de la iglesia hubiera quedado mejor de verde que así con las piedras vistas.
Los más avezados en esto del bloguerismo mencionan a gente rara o sitios lejanos, esos autores que solo se conocen porque se estudias puntualmente, por ejemplo a Tatarkiewicz un estudioso de la estética, que hay que mantener a raya por lo plasta que puede llegar a ser leerlo, o lugares como Maderuelo pueblo de Segovia con sus paisajes a cuestas, tal vez a Nerón, un poco de fuego nunca viene mal. En el bloguerismo no puedes caer en banalidades, para eso están los programas de Tele5 con los que no se puede competir. Ahora con las redes sociales en plena llamarada, el Blog vive en los cuarteles de invierno; lo bueno es que son espacios abiertos, como las tabernas de un puerto que ya se sabe, gente buena, borrachos y brozas siempre son bienvenidos. Vamos como cuando uno se mete en un bosque y solo con los colores y la incidencia de la luz, ya parece que se haya parado el mundo. Quizás tu vecina tenga un blog, la mía no sé si tiene fregona pero sí la tiene la esconde bien, porque nadie la ha visto; Blog igual también tiene pero como en el caso de la fregona nadie lo ha visto jamás.