Un belén en la iglesia de San Pedro de Teruel que viaja de La Iglesuela del Cid a Egipto gracias a manos artesanas

El belén de la iglesia de San Pedro invita a los visitantes a viajar a Egipto desde el atrio del templo turolense. Su disposición en niveles hace posible imaginar cómo viajó la sagrada familia a Egipto. Un efecto óptico con un gran espejo permite ver este misterio. Pero el nacimiento también rinde homenaje a diferentes rincones de la provincia y en esta edición, además de emblemáticos edificios de la capital turolense, la forma de construir con piedra seca del Maestrazgo turolense está presente en el propio portal y coronando las montañas recreadas por manos artesanas.

Estas son algunas de las novedades del nacimiento al que este año se accede otra vez por los jardines del Conjunto Amantes, desde la calle Caracol. El viernes fue bendecido por el obispo de la Diócesis de Teruel y Albarracín, Antonio Gómez, y hubo una chocolatada para los primeros asistentes a este belén que se podrá visitar hasta el próximo 7 de enero.

Detrás quedan dos meses de arduo trabajo, dirigido por el belenista Juan Cercós y realizado por un grupo de voluntarios que ponen toda su dedicación en construir el nacimiento. “Este año hemos contado hasta con un niño de 14 años”, contaba Cercós, que ayer se encargaba de atender al público.  

“El portal está realizado con piedras y recuerda a la cueva del cura que hay en el camino entre La Iglesuela  y la ermita de la Virgen del Cid” explicó Cercós, que en la composición también ha querido recordar los olivos de la tierra baja turolense, que se ha rodeado de una docena de montadores todos voluntarios, que han trabajado desde octubre para que el belén de San Pedro sea un año más una realidad.

En la primera jornada de apertura al público contó con numeroso público. Turolenses que se acercaron un año más de esta obra de arte y turistas que visitaban el Conjunto Amantes y se encontraron con esta sorpresa navideña.

Violeta es una niña de cuatro años que ayer se acercó al belén con su hermano, su madre y su abuelo. “Me ha gustado el señor que varea las olivas, la florista y los cerditos”, contó tras dar la vuelta completa.

Y es que las figuras mecanizadas y los animalitos llaman la atención de los visitantes más pequeños. Irene, de 11 años, Ignacio, de 10, Carlos, de 8, e Íñigo, de 5, visitaron el nacimiento de San Pedro con su familia y se mostraron encantados con lo que vieron así que rellenaron las preguntas de un concurso infantil, para ver si tienen suerte y les toca algún regalo. “A mí me han gustado los animales y los reyes magos, Baltasar es mi favorito”, aseguró Íñigo.

El alfarero también llamó la atención de estos niños. Y es que una veintena de figuras articuladas salpican este nacimiento. Están estratégicamente ubicadas, de tal forma que llamen la atención sobre lo que tienen alrededor, destacó Cercós. Entre las novedades de este año resaltan cuatro jugadores de guiñote. “Son unos tramposos, todos juegan con el caballo de copas”, desveló.

Estos pequeños detalles aportan riqueza a este nacimiento al que se han empeñado en otorgar la mayor autenticidad posible. Las judías verdes que lleva un carro son auténticas, igual que los membrillos o la parra que  cubre uno de los nuevos edificios que el artesano José Horreo ha construido este año.