San Antón, más vigente que nunca por las localidades del Maestrazgo
Aunque varían las fechas, la fiesta ganadera es multitudinaria en la comarca turolenseCuando llega enero, en casi todos los pueblos del Maestrazgo arde el fuego de grandes hogueras en las plazas. El motivo no es otro que la celebración de San Antonio Abad, el 17 de enero, patrón protector de los animales domésticos, tan importantes en la economía agrícola y ganadera de la zona.
Este año casi todas las fiestas se concentraron en el pasado fin de semana pero hay pueblos que eligen celebrarlas en otro momento para que los vecinos puedan participar de la fiesta de varios pueblos, ya que a las hogueras y bendiciones de animales acompañan actos más profanos, como orquestas y discomóviles.
La localidad de Bordón es siempre la primera en celebrarlo, ya que aprovecha el fin de semana de Reyes, cuando hay más vecinos en el pueblo, para prender fuego a la hoguera, realizar la tradicional bendición de animales y cenar carne y embutido junto al fuego.
Hay pueblos fieles a la tradición que no mueven la fiesta de la fecha que toca. Tal es el caso de Villarroya, donde la noche del 16 se prendió la hoguera y los vecinos que lo desearon cenaron embutido al calor de las llamas; o Allepuz, donde los actos de la fiesta se desarrollaron durante dos días, con hoguera, subasta, rondalla, o bendición, entre otros actos, al igual que en Molinos, donde se cenó alrededor de la hoguera carne a la brasa.
Durante este fin de semana San Antonio fue celebrado en Tronchón, donde desde buena mañana muchos hombres del pueblo se dieron cita para, después de almorzar, ir al monte a recoger leña con la que a continuación montaron la hoguera. Por la tarde, y tras el encendido de la hoguera, se bendijeron los animales y se hizo la tranza o subasta de productos para sufragar los gastos de la fiesta. La noche terminó con cena y discomóvil. El domingo, tras la misa, llevaron a San Antonio en procesión por las calles del pueblo y se invitó a pastas.
Este año no hizo excesivo frio, pero en Cantavieja la tónica fue el viento. Con la noche ya sobre la plaza se encendió la hoguera y los vecinos se acercaron a bendecir sus animales con precaución por las purnas que caían. Mientras, los temibles demonios se dedicaron a asustar a los más pequeños que, con miedo y curiosidad, los rehuían por las calles de la localidad. Después hubo cena popular y discomóvil. El domingo, tras la misa, también se celebró la tranza con todo tipo de productos aportados.
En Iglesuela la jornada comenzó con la recogida de zarzas para montar la hoguera, que se traen siempre arrastradas con caballerías y con gran participación de vecinos. A las 19 horas empezó la Sanantonada, donde las caballerías, San Antonio, la abuela y los demonios recorrieron las principales calles de la localidad hasta la hoguera, donde se dijeron los populares dichos. A continuación hubo cena popular y disco móvil. El domingo por la mañana tras la misa se bendijeron los animales y se ofreció a los participantes pasteles de calabaza y mistela, para después recorrer las calles del pueblo acompañadas de los cantos y sones de la Rondalla.
En Villarluengo la fiesta comenzó yendo a recoger leña al monte y pasando los mayorales por las calles del pueblo recogiendo donativos y lo que cada casa quiso dar. La hoguera se prendió al caer la noche, así estuvo lista para asar la carne y poder cenar junto al fuego. También se subastaron los productos y alimentos ofrecidos por los vecinos y se disfrutó de la discomóvil. El domingo tuvo lugar la bendición de animales y la misa en honor al Santo.
En Pitarque fue la Sociedad de Cazadores de la localidad, como viene siendo tradicional, la que invitó a todos los vecinos y propietarios de tierras a celebrar la fiesta de San Antonio, preparando la hoguera y la posterior cena en la plaza.
Así, grandes hogueras, carne a la brasa, bendición de animales, rondas por las calles y demonios. Todo es poco para disfrutar de una fiesta que los habitantes de estos pueblos consideran muy suya, muy de los que viven todo el año en el pueblo, y en la que se implican sin escatimar esfuerzos y trabajo, ya que aunque haya mayoralías que preparan la fiesta, todo el pueblo colabora en la fiesta.