María José Meda, la única Estrella Michelin de Teruel: "Hay que saber revalorizar lo que hacemos y apostar por la cocina de proximidad"
La turolense preside el XV Concurso Nacional de Pinchos y Tapas de ValladolidLuce una Estrella Michelín en un pequeño pueblo de la España Vaciada pero no es la Sheriff de Tramascastilla, apenas un centenar de habitantes en la abrupta serranía de Albarracín donde la chef María José Meda se ha atrincherado y desafiado a la lógica de una demografía en declive.
"Además del esfuerzo, necesario en cualquier actividad que se emprenda, es necesario saber revalorizar lo que hacemos y en el caso de la gastronomía apostar sobre todo por la cocina de proximidad, por los productos de nuestro territorio", ha explicado Meda (Albarracín, 1973) en una entrevista con la Agencia Efe.
Diplomada en Trabajo Social por la Universidad de Zaragoza, a los veintiséis años de edad envidó a la grande y con la obstinación como ariete, otro rasgo más del genio autóctono, abrió un restaurante y alojamiento rural que al principio devolvía pérdidas, muchos sinsabores pero sólo en la cuenta de resultados, y que ahora recibe a clientes desplazados en helicóptero.
No hay más receta que la voluntad, el esfuerzo, la ausencia de prisas y la paciencia, saber esperar a los resultados desde la confianza en el proyecto personal, explica Meda a la Agencia Efe durante un descanso en el XV Concurso Nacional de Pinchos y Tapas de Valladolid, donde oficia como presidenta de su jurado.
"Nuestro restaurante (El Batán), que ha cumplido veinte años, tenía pérdidas durante los dos primeros. Si nosotros hubiéramos arrojado la toalla, ahora no estaríamos aquí. Hay que apostar mucho, creer en uno mismo porque en un momento dado la tortilla se vuelve al revés y se remonta", ha explicado con un símil culinario.
Pero otro de los ingredientes del éxito es el de la calidad, en su caso desde la proyección y revalorización de los productos autóctonos para elaborar una cocina de proximidad que profesa desde la confianza en que todo es posible.
María José Meda, autodidacta y distinguida en 2014 con una Estrella Michelin que aún mantiene, ha puesto el ejemplo de la trufa, "una de las mejores del mundo pero que en un 95 por ciento sale de fuera España; tenemos que ser embajadores de nuestros productos, de nuestra tapas y platos", ha instado.
En ello se aplica y se afana esta chef que imprime a sus palabras el brío y la musicalidad de su acento aragonés, dueña de un discurso vital que ha encontrado un eco en el vacío de una España donde ha demostrado que se puede prosperar si se cree en algo con los medios que brinda el entorno.
A todo ello, María José Meda ha añadido el carácter, "no hacer una copia de nadie", la personalidad como otro valor "que merece la pena" y contribuye a difundir el "boca a boca" sin vuelta atrás, como le ha sucedido a El Batán, alojado en una antigua tenería batida por el Guadalaviar que aguas abajo muda su nombre por el de Turia.
"La tapa, además de creatividad, tiene que tener sabor y un elemento diferenciador para bien o para mal", ha afirmado la presidenta del jurado, que entre este lunes y martes deberá evaluar junto al resto de su equipo las cincuenta creaciones presentadas por restauradores de las diecisiete comunidades de España.