Los insectos fosilizados de San Just, en una exposición sobre el ámbar en el Instituto Geológico y Minero de España
La muestra Amberia exhibe los resultados de las investigaciones hechas en los yacimientos de Álava, Teruel y CantabriaMurieron atrapados hace millones de años en gotas de resina y este material los congeló fosilizándolos tal como eran entonces. El diminuto tamaño de estos insectos y artrópodos no ha impedido que su estudio, con las técnicas avanzadas de que se dispone hoy día, haya revelado una amplia información sobre los ecosistemas en los que vivieron al lado de los gigantescos dinosaurios hace más de 100 millones de años, abriendo así una ventana temporal que traslada a los investigadores al Cretácico. Ahora toda esa información se muestra de manera didáctica en una exposición inaugurada a finales de diciembre en el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en Madrid. El ámbar de San Just está presente también de la muestra.
El yacimiento de ámbar de San Just, en el término municipal de Utrillas, ha formado parte desde principios de siglo de los estudios llevados a cabo por un grupo de paleontólogos de Madrid, Barcelona y Valencia que han centrado su mirada en los insectos y artrópodos atrapados en ámbar del Cretácico en la Península Ibérica. Es un campo de estudio nuevo en España, pero que dada la riqueza de los afloramientos que han investigado, entre ellos el turolense, ha colocado sus hallazgos en primera línea internacional.
En San Just, uno de los tres yacimientos principales que han excavado y estudiado, se han encontrado cosas tan sorprendentes como la telaraña más antigua conservada, capturada en un trozo de resina fosilizado junto con insectos que fueron atrapados por la misma; parte de una mantis, un depredador de los que apenas se conocen ejemplares de esa época; u otros insectos que han abierto las vías al conocimiento de cómo empezó a funcionar la polinización o el parasitismo.
Estas investigaciones comenzaron a finales del siglo XX cuando se descubrió el yacimiento de Peñacerrada en Álava, al que siguieron después, ya en el siglo XXI, el de San Just en Utrillas y el de El Soplao en Cantabria.
Varias campañas de excavación y sucesivos proyectos de investigación han ido arrojando luz sobre cómo eran estos diminutos seres en lo que hoy es la Península Ibérica, y cuyo conocimiento contribuye a conocer además los ecosistemas del Cretácico en los que vivieron los fascinantes dinosaurios.
El proyecto se denomina El ámbar de Iberia: un excepcional registro de los bosques cretácicos en los albores de los ecosistemasterrestres modernos (CGL2014-52163). Los investigadores principales son los doctores Eduardo Barrón, del IGME en Madrid, Xavier Delclós, de la Universitat de Barcelona, y Enrique Peñalver, del IGME en Valencia.
La exposición
Del mismo equipo es la doctora Ana Rodrigo, del IGME, que lleva toda la parte de comunicación del proyecto y que además de investigar en el mismo es quien ha liderado la nueva exposición, inaugurada en la sede del Instituto Geológico y Minero de España en Madrid el pasado 22 de diciembre. La muestra se titula AMBERIA. El ámbar de Iberia y podrá visitarse todos los días por la mañana en el hall de entrada del IGME hasta el próximo 25 de diciembre.
Enrique Peñalver, uno de los investigadores principales, asegura que el objetivo de esta muestra es dar a conocer a la sociedad el trabajo que se ha estado haciendo en los últimos años, puesto que esa debe ser también una de las finalidades de los científicos, mostrar a la gente lo que se está haciendo con el dinero público que se invierte en ciencia.
Y los resultados en este caso no dejan de ser sorprendentes por la cantidad de publicaciones y hallazgos que se han hecho en estos años. Se han publicado más de 250 artículos en revistas científicas de prestigio internacional y se han descrito nada menos que 150 especies nuevas que nunca antes se habían hallado en otras partes del planeta, y que por tanto contribuyen al conocimiento de la diversidad y evolución de los insectos hace más de 100 millones de años. De esas especies nuevas, 21 corresponden al yacimiento turolense de San Just.
El proyecto de investigación ha contado con cuatro planes nacionales más dos internacionales en este tiempo, además de una acción integrada, y ha dado lugar a cinco tesis doctorales, además de haber participado con los hallazgos en cuarenta congresos nacionales e internacionales.
La exposición en el IGME se compone de varios paneles informativos, donde se da cuenta de los trabajos y se muestran ampliadas algunas de las especies halladas en los distintos yacimientos, entre las que hay varios ejemplares de San Just, al igual que el gran fragmento de ámbar que fue encontrado en una de las campañas y que se exhibe en la exposición permanente del Museo Aragonés de Paleontología en Dinópolis.
Además se exhiben dos vitrinas grandes con muestras de ámbar y también de resinas actuales de las expediciones que ha hecho el equipo científico a diferentes países, para que se vea cómo se producen los procesos de fosilización en los canales resiníferos de los árboles.
También se muestran las distintas publicaciones que se han hecho en todo este tiempo, las tesis doctorales realizadas y el cómic que se publicó sobre estos trabajos de investigación en torno al ámbar del Cretácico.
Además de las piezas halladas en San Just que se muestran en los paneles informativos, Peñalver explicó que también hay un fragmento de ámbar con un ejemplar original fosilizado hallado en el yacimiento turolense. Se trata de una pieza que todavía se encuentra en estudio, ya que las que han sido investigadas y publicadas en revistas internacionales se encuentran depositadas en el Museo Aragonés de Paleontología dependiente de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.
San Just en el estudio
Peñalver aseguró que a San Just le corresponde una “tercera parte” del mérito del estudio, ya que ha sido uno de los yacimientos importantes en los que ha trabajado junto con los de El Soplao y Peñacerrada, además de haber estudiado otros afloramientos aunque estos tres son los más relevantes por su trascendencia y hallazgos.
Financiado íntegramente con fondos españoles todo el proyecto, en las excavaciones llevadas a cabo en el afloramiento de ámbar de Utrillas ha participado la Fundación Dinópolis con el Gobierno de Aragón, y ha colaborado también Caja Rural.
Peñalver comentó que San Just es una parte importante del proyecto. “Se puede decir por eso que representa una tercera parte del mismo, aunque no corresponda con la tercera parte de las nuevas especies encontradas, pero sí de los artículos, y en los tres sitios estamos estudiando con intensidad”, apuntó.
En San Just se hizo una primera prospección a principios de este siglo y después se han hecho tres excavaciones sistemáticas para extraer ámbar en julio de 2007, octubre de 2010 y julio de 2012.
De todo lo extraído en esas campañas, el científico asegura que “lo más importante se ha investigado, excepto alguna cosa que se ha detectado últimamente” y que no concretó al estar en proceso de estudio todavía.
Explicó que cuando excavan un yacimiento, como es el caso de San Just, “hay una serie de insectos que nos salen muy repetidos, pero que muchas veces no son interesantes desde el punto de vista evolutivo, que es donde ponemos la atención”.
En cualquier caso, dijo que sería interesante poder contar algún día con una tesis doctoral que, además de formar al investigador que la haga, permita un estudio profundo de todo el material extraído hasta la fecha.
También dijo que la intención es volver a excavar en San Just en los próximos tres años. “Vale la pena porque hay que seguir alimentando la maquinaria y las cosas importantes van a salir con la preparación de más ámbar”, afirmó Peñalver, quien destacó también el apoyo que han estado recibiendo de Luis Alcalá y de la Fundación Dinópolis.