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La evolución de la educación a distancia: conciliación con la vida adulta La evolución de la educación a distancia: conciliación con la vida adulta

La evolución de la educación a distancia: conciliación con la vida adulta

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Desde hace años es vox populi que muchas de las personas que engrosan el mercado laboral no van a dedicarse al mismo oficio u ocupación durante toda su carrera profesional. Es un poco naíf pensar que en el sector privado, incluso en el sector público, un trabajador conserve su mismo puesto de trabajo por muchos años.
Hasta los funcionarios, que aparentemente tienen más privilegios por la estabilidad de su empleo, deben actualizar sus conocimientos y ganar aptitudes de manera constante. Esta era de la incertidumbre tiene su máxima expresión en la constatación de que en la próxima década o un poco más adelante serán populares trabajos que ahora casi ni existen.
Así ha ocurrido con los community managers y otros expertos en redes sociales, con los analistas de datos en informática o con los especialistas en Inteligencia Artificial. Por este motivo, no es de extrañar que la formación continua, y en especial la educación a distancia, gane cada vez más enteros.

¿Cómo ha evolucionado la educación a distancia?

Se entiende por educación a distancia a todos aquellos programas educativos y de formativos que se imparten y realizan de manera remota, sin la necesidad de que docentes y alumnos compartan espacio físico. Es la digitalización, y en concreto las plataformas de enseñanza virtual, lo que permite la comunicación bidireccional.
En los últimos cinco años, el ratio de estudiantes que han apostado por la formación online ha crecido en un 157%. Entre las razones que han llevado a esta decisión una de las más reseñables es la posibilidad de compaginar el trabajo con los estudios.
Muchas personas que ya están insertas en el mercado laboral no desaprovechan la oportunidad de seguir formándose. Lo hacen principalmente para tener opciones de promocionar a un empleo mejor remunerado o con condiciones laborales más atractivas. Pero también hay quien quiere dar un paso más en su carrera y adelantarse a lo que demande el mercado de trabajo en los próximos años.
En concreto, el 51% del alumnado opta por la modalidad online para compaginar el trabajo con los estudios. Y hay familias profesionales, como la Sanidad o la Administración y Gestión, donde hasta un 30% de los estudiantes elige la formación online.
Además, este formato educativo presenta una ventaja, ya que es más accesible para personas que no pueden acceder por su localización geográfica a esos programas. Un ejemplo, si una academia o un centro de estudios tiene sede en Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia, para un alumno de Badajoz, Pamplona o León le es muy costoso económicamente optar por la educación presencial.

¿Qué motivos llevan a los estudiantes a decantarse por la educación online?

Para muchos alumnos, estén trabajando o no, estudiar a distancia es una elección necesaria que se basa en tomar el control de su propia vida. Es simplemente una cuestión de capacidad de gestión, es decir, encuentras más facilidades en este tipo de formación que en la presencial, pues es menos exigente en cuanto a las clases y los horarios.
Al estudiar un máster, una FP o cualquier otro programa educativo a distancia, normalmente puedes consultar las clases a tu gusto, pues quedan grabadas y hay más libertad para dedicar unas horas concretas al estudio.
Esto va de la mano de la adaptabilidad, puesto que la flexibilidad no solo se mide en cuándo consultar esas clases, sino en adecuarse a distintos estilos de aprendizaje cada vez más populares en los nuevos formatos educativos.
La educación online es una realidad ya presente. Tal y como ha quedado atrás esa idea de que puedes mantener tu misma profesión durante toda tu vida laboral, también están desfasadas las clases magistrales y la idea exclusiva de estudiar y aprender acudiendo a clases a un centro.
Todas estas ideas van de la mano de la necesaria digitalización de la sociedad. Con la formación online se adquieren habilidades de gestión, disciplina en los horarios, mayor control del tiempo propio, pero también otras capacidades interesantes como la investigación y la búsqueda de información o competencias para interactuar en entornos digitales.
Como último apunte, hay que señalar el poder de la educación a distancia para todo tipo de audiencias. Ya no hablamos exclusivamente de perfiles jóvenes que están en edad natural de seguir formándose para entrar en el mercado laboral. En este refuerzo de la formación online y en remoto participan también personas adultas que tienen más responsabilidades y que quieren darle una vuelta a sus perfiles profesionales.
En resumen, no es que haya muchas ventajas asociadas a esta nueva idea de entender la educación, sino que es una ola que nos va a pasar por encima. Cuanto antes tratemos de surfearla (como quien navega por internet), más opciones habrá de ganar resiliencia para estos tiempos cambiantes o para sacar partido de los nuevos formatos educativos.