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Hemeroteca: el Viaducto que ayudó a Teruel a crecer celebra este lunes su 25 aniversario Hemeroteca: el Viaducto que ayudó a Teruel a crecer celebra este lunes su 25 aniversario
Reportaje de este periódico sobre la inauguración

Hemeroteca: el Viaducto que ayudó a Teruel a crecer celebra este lunes su 25 aniversario

El ministro Borrell inauguró esta largamente demandada infraestructura para la ciudad
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Todavía recibe el nombre de “el Viaducto nuevo" aunque este lunes se cumplen 25 años desde su inauguración oficial. Esta infraestructura ayudó a Teruel a crecer, porque la expansión de la ciudad no se entiende sin la presencia de este gran puente que mejoró la conexión del Centro con el Ensanche y la salida a Valencia. El “Viaducto viejo”, el de Fernando Hué, era incapaz de absorber el tráfico creciente y a los peatones que compartían un espacio que ahora nos parece imposible. Los 231 metros de longitud del nuevo puente se pusieron de gala un 21 de enero de 1994 para celebrar una inauguración por todo lo alto, tras años de trámites y obras. 

Los trabajos, que se dilataron en el tiempo unos cuatro años, fueron seguidos con gran expectación en la ciudad. Quienes dedicaban buena parte del día a observar las obras debatieron sobre si las dos partes del puente se unirían finalmente. Y es que el asilo y la carretera de San Julián determinaron la construcción del viaducto, que se levantó primero sobre los dos grandes pilares de los extremos y que fue creciendo formando dos “T”s gigantescas hasta que se encontraron en el medio.

Aquel debate, y la imagen del ministro saliendo del interior del viaducto, como quien sale de una alcantarilla, son algunas de las instantáneas que recuerdan quienes vivieron aquellos días. Y del día de la inauguración, un puente lleno de gente que recordaba a las madrugadas de la Vaquilla con el paso del ensogado, como leíamos en la crónica del momento que publicó este periódico el 22 de enero de aquel 1994: La jornada de ayer tuvo como protagonista de excepción al numeroso público que se acercó hasta el viaducto para ver su inauguración. Algunas personas se acercaron hasta José Borrell para saludarlo personalmente, a los cuales atendió el ministro. A los pocos instantes de ser inaugurado, el público comenzó a pasar por él, recordando en algunos momentos las clásicas madrugadas de la Vaquilla, cuando el puente es dominado en su totalidad por los peatones”.

Y esta es la imagen, la de un viaducto lleno de peatones, que ilustraba la información que el periódico dedicaba al evento. En ella detallaba el desarrollo de la inauguración del ministro, que había llegado poco antes del acto oficial a la ciudad a bordo de un helicóptero. 

Tras saludar a las autoridades recorrió el viaducto y se interesó, decía la crónica, “por los diferentes procesos de construcción” que le explicó el director de la obra, Jesús Iranzo. También recibió las explicaciones de la ornamentación por parte del arquitecto que la diseñó, Alejandro Cañada, y que el ministro calificó de “futurista” decía el reportaje.

Tras la inauguración oficial, con el desfile de peatones incluido, el viaducto fue abierto al tráfico rodado, “quedando ya como peatonal el viejo viaducto” recogía la crónica.

Las quejas

No faltó la queja en aquella jornada, con la pancarta que portaban unos jóvenes en la que decía “Borrell, discúlpate con Teruel”. Leíamos en el texto que el ministro se acercó a quienes la mostraban para preguntarles por qué: Según las jóvenes que la portaban, ésta hacía referencia a unas declaraciones del ministro en las cuáles se decía que invertir en provincias como Teruel no tenía sentido. Borrell aseguró que él nunca había pronunciado esas palabras y que por lo tanto no tenía que dar disculpa alguna. Posteriormente, el ministro aseguró que no entendía actitudes como la mostrada por esas personas  y recordó que el Ministerio de Obras Públicas va a  invertir en breve decía la crónica más de 7.000 millones en la provincia de Teruel.

En las fotos podía verse precisamente la pancarta, así como imágenes del desfile de autoridades y en la que ilustraba la portada principal, a Borrell rodeado del alcalde de la ciudad, Ricardo Eced; del de la Diputación, Ricardo Doñate, o Isidoro Esteban, entre otros.

El titular de portada era puramente informativo: “El nuevo viaducto abierto al tránsito” y llamaba la atención que el periódico destacaba en primera plana que la edición del periódico del día anterior se había agotado en los quioskos de la ciudad, a pesar de haber incrementado la tirada, por el número especial dedicado al nuevo viaducto, por el que el propio ministro había felicitado al director del periódico. Un folleto de 32 páginas que recogía la historia del proyecto desde 1961 hasta el 21 de enero de 1994, según anunciaba en la portada del 21 de enero.

“Ambos puentes tendrán una buena convivencia” vaticinaba Borrell, según recogía el periódico. El ministro decía que el ministerio se ha gastado casi mil millones en su construcción, “a los que hay que sumar los 250 que invertirá en la remodelación del viaducto de 1929”.

La información de la jornada inaugural se completaba con una página en la que se recogían lo que se definía en el titular como “Opiniones sobre un día histórico”. Así, leíamos como para el alcalde de entonces, Ricardo Eced, el nuevo viaducto iba a ser “la estrella y el emblema” y el gobernador civil, Juan José Melero, creía que suponía que “Teruel entra en la modernidad”. Completaban los testimonios otros representantes políticos que destacaban la trascendencia de la obra. 

El director de este periódico también destacaba en su columna de opinión “El Mirador” la importancia de la inauguración. Y encontramos más referencias al viaducto, además del citado especial, aunque destaca como curiosidad la media página que dedicaban a aclarar cómo sería la circulación por el nuevo viaducto, con un dibujo incluido y flechas para indicar el sentido del tráfico.

En el recuerdo de quienes crecieron antes de que entrara en funcionamiento este viaducto están los atascos que se producían cuando se cruzaban un autobús y un camión en el viaducto viejo. Y no es fácil explicar a quien no lo ha vivido, que antes de 1994 cruzar como peatones el viaducto viejo era una experiencia nada recomendable para quienes padecían de vértigo, porque la amenaza de que un coche te rozara obligaba a circular pegados a la rejería por la que se aprecia claramente la altura del viaducto. 

Con esta situación, y el aumento del tráfico, que se estima en unos 15.000 vehículos al día, estaba claro que había que buscar una alternativa al viaducto de Fernando Hué, un hito para su tiempo. Permitió sortear la rambla de San Julián y supuso una de las obras más importantes en España a comienzos del siglo XX, pero necesitaba un hermano mayor para encarar el nuevo siglo.

Demandas de infraestructuras

Borrelll no se podía ir de Teruel sin que los periodistas la preguntaran por otras infraestructuras pendientes para la provincia que dependían de su cartera ministerial. La hemeroteca vuelve a servir de nuevo para ver cómo algunas de las promesas siguen sin realizarse, a pesar de haber pasado un cuarto de siglo. El periódico recogía el anuncio de Borrelll de inversiones en los siguientes meses por valor de 7.500 millones de pesetas. Las obras más importantes que realizará el ministerio son el tramo entre Caminreal y Montalbán, por valor de 4.500 millones de pesetas, el tramo entre Ráfales y el límite con la provincia de Castellón, valorado en 2.600 millones, la mejora del firme de la N-234 a su paso por Teruel y la construcción de una pasarela para peatones en la travesía de Alcañiz. Y también se refirió a los trámites de entonces para la construcción de la autovía mudéjar.

Una gran obra

El nuevo viaducto de Teruel tiene una anchura de 20 metros en la parte superior y una longitud de 231 metros, con tres vanos de 51, 117 y 63 metros cada uno. El condicionante básico para esta distribución de luces, que no es simétrica, fue la existencia del antiguo asilo, y la carretera de San Julián. Con este rango de luces y el entorno urbano, la solución adoptada fue la de construcción por voladizos sucesivos. 

 Esta solución es algo forzada, explican los expertos, pues lo natural es que los vanos laterales tengan una longitud de entre el 50% y el 70% del central. Aquí resultó imposible, y por eso el estribo del lado del casco antiguo hubo que lastrarse y anclarse en el terreno. 

El precio de la construcción, según consta en la documentación oficial, se situó en 753.356.440 millones de pesetas (4,5 millones de euros) y en la ornamentación superior 258.147.978 pesetas (1,5 millones de euros).

El viaducto está construido como un puente de hormigón "pretensado", técnica que consiste en introducir en el material cables de acero de altas prestaciones, que son tensados cuando el hormigón ha endurecido, logrando que esté siempre a compresión.

Eso permite que no sea necesario poner grandes cantidades de hormigón y que, por ejemplo, los visitantes que accedían a la parte inmediatamente inferior al firme del puente estos días solo tuvieran sobre sus cabezas en algunos lugares 25 centímetros de hormigón.

Los trabajos de construcción se dilataron durante cuatro años y en la construcción hubo que solventar el frío por ejemplo colocando recintos con toldos y cañones de aire caliente para poder hormigonar. Y ahora, cuando el frío y la nieve llega el puente, también requiere un tratamiento especial, porque las máquinas quitanieves no pueden echar sal para evitar dañar el acero, que es muy sensible a la corrosión.

A pesar de formar parte del entramado urbano de la ciudad, por la envergadura de la obra y de su mantenimiento, la conservación de la vía recae en el Ministerio de Fomento. Ambos viaductos y un tramo de avenida hacia la salida a Valencia forman los 2,3 kilómetros de la N-223, probablemente la carretera nacional con entidad propia más corta de España.