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El Museo del Ferrocarril de Caminreal-Fuentes Claras El Museo del Ferrocarril de Caminreal-Fuentes Claras

El Museo del Ferrocarril de Caminreal-Fuentes Claras

Artículo de Manuel García Gargallo Doctor en Historia Contemporánea (UB)
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Uno de los proyectos culturales más destacados del gobierno aragonés es el futuro Museo del Ferrocarril de Aragón. Pese a los obstáculos habituales en un proyecto de estas dimensiones, a los que se une la incertidumbre generada por el covid-19, todo avanza poco a poco en las tres sedes proyectadas: las antiguas estaciones ferroviarias de Canfranc (Huesca), Casetas (Zaragoza) y Caminreal-Fuentes Claras (Teruel). Todas ellas fueron de crucial importancia en la historia del ferrocarril aragonés y serán rehabilitadas para su futura función museística.

La Estación de Canfranc, levantada en 1928, fue clave por su papel conector de la red ferroviaria aragonesa con el extranjero y destaca por su innegable monumentalidad. Casetas es una construcción más modesta, pero también clave como nudo de comunicaciones y que se remonta a 1863, en los primeros años de despliegue del ferrocarril aragonés. Pero nos centraremos en la tercera: Caminreal-Fuentes Claras, levantada en 1933, que además de destacar por motivos similares a las anteriores mantuvo durante décadas un papel crucial en la comarca, llegando a emplear más de cien trabajadores en los años 50 y 60. Su reapertura como museo lograría un impacto sobresaliente y necesario en la Comarca del Jiloca, revitalizando un territorio decaído demográfica y laboralmente como nuevo punto de centralidad turístico y cultural.

La denominada antaño Estación Nueva de Caminreal —no confundir con la primitiva, construida en 1901— fue ubicada entre los términos municipales de Caminreal y Fuentes Claras, aunque solo portó el nombre de Caminreal hasta fechas recientes. Fue planificada por el arquitecto madrileño Luis Gutiérrez Soto (1900-1977), autor de más de 650 trabajos, mayormente ubicados en Madrid, e impulsada por la extinta Compañía del Ferrocarril Central de Aragón. Se inauguró en 1933 al completarse el tramo de Valencia a Zaragoza, pasando por Teruel, y su importancia estratégica fue tal que la línea férrea fue conocida como el Caminreal.

El edificio es similar a la antigua Estación de Delicias de Zaragoza, diseñada un año antes por el mismo arquitecto; de ahí que tengan una estética similar. Mientras aquélla malvive mutilada e irrelevante al levantarse al lado la descomunal estación actual, Caminreal-Fuentes Claras mantiene su autenticidad al no haber sido sometida a reformas ni mutilaciones. Pero su estado de conservación es preocupante desde su cierre en 1995 al perder su papel estratégico, siendo víctima del abandono y el vandalismo. Y aunque en 2007 fue declarada Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés su estado no ha hecho más que empeorar.

La Estación destacó en su momento por su rotunda modernidad formal y estética, más todavía al emplazarse en un lugar tan lejano y diferente a la capital madrileña, terreno habitual de las obras de Gutiérrez Soto. El autor combinó acertadamente el racionalismo arquitectónico entonces vigente con elementos de marcado aire local como fachadas encaladas, bandas de ladrillo rojizo, teja curva o carpinterías en verde. Todo ello dio al edificio un toque típico, a la par que innovador e integrado en el paisaje local, que casi nueve décadas después no ha envejecido en absoluto.

Más allá del valor patrimonial del edificio, la Estación fue un importante activo para Caminreal y Fuentes Claras durante décadas, pues aparte de punto estratégico de la red ferroviaria fue motor de un importante desarrollo social y económico para la zona y sus aledaños hasta ser indisociable de la memoria colectiva e historia de caminrealenses y fuentesclarinos. Así, un barrio de Fuentes Claras cercano a la Estación, la pedanía de El Santo, vivió un gran esplendor a raíz de su apertura y más adelante el cierre supuso su decadencia actual.

A pesar del covid-19 y sus consecuencias todavía imprevisibles, los trámites del futuro Museo en la sede de Caminreal-Fuentes Claras continúan adelante. En octubre de 2019 fueron licitadas las obras y en febrero de este año se presentó el anteproyecto. El pasado 26 de octubre se firmó el acuerdo entre el gobierno aragonés y la Fundación de Ferrocarriles Españoles (FFE) para el alojamiento de 59 vehículos históricos de su colección. Pero con pandemia o sin ella, muchos proyectos se quedan en el camino por dificultades financieras o porque las proporciones del proyecto final condicionan seriamente su coste y ejecución. Otro punto clave por resolver es la accesibilidad a la zona, reducida a una carretera local y mal conectada a vías de primer orden, que puede afectar seriamente la viabilidad del Museo una vez inaugurado.

El proyecto de ubicar una de las tres sedes del futuro Museo del Ferrocarril en la añeja Estación de Caminreal-Fuentes es un acierto total y de mayor peso, si cabe, en cuanto a estímulo e incentivo para una comarca que perdió uno de sus principales puntos vitales con la clausura de la estación. Pero además sería deseable que la futura inversión viniera acompañada por otras actuaciones en paralelo, que complementaran al futuro museo y contribuyesen al pretendido despegue del turismo rural y cultural en ambos municipios y, por ende, en toda la comarca.

Así, Caminreal podría impulsar el valioso yacimiento iberorromano de La Caridad y su centro de interpretación en la Estación antigua, hoy semicerrado y apenas visitado; así como acometer la restauración de la Ermita de San Bartolomé, en la pedanía caminrealense de Villalba de los Morales, hoy en estado crítico. Por otro lado, Fuentes Claras alberga elementos pendientes de recuperar como el molino harinero y su monumental casa solariega, conocida como la Casa Grande. Estos y otros casos, sumados a actuaciones como la Vía Verde sobre el antiguo trazado ferroviario entre Caminreal y Calatayud, contribuirían a un esperanzador renacer de la comarca, siempre que las instituciones implicadas actúen con agilidad y coordinación.

El Museo del Ferrocarril de Caminreal-Fuentes Claras puede catalizar necesidades y esperanzas en un territorio ávido de inversiones, necesitado de estímulos, escaso en recursos humanos y al que urge dotar de una obligada diversificación de usos y servicios, que den a conocer la Comarca del Jiloca más allá del jamón, el azafrán y el triángulo del frío. Tal vez sea el último tren de futuro al que subirse.