Hasta hace muy poco tiempo era un ingrediente de la alta cocina, restaurantes de lujo o de personas con alto poder adquisitivo.
Decimos hasta hace poco, porque ahora gracias a fungo.es todos podemos disponer de trufa fresca en nuestros hogares o restaurantes, con la tranquilidad de saber que es un producto auténtico y en las mejores condiciones de frescura.
Hoy hablamos con Alejandro, un truficultor de Teruel y fundador de Fungo una empresa de carácter digital, mitad Turolense mitad Valenciana. Bueno, concretamente 90% en Teruel y un 10% de Valencia
Sus instalaciones están en un pequeño pueblo cercano a Sarrión, una de las zonas con mejores condiciones del mundo para el cultivo de este preciado hongo, además disponen de sede en Valencia donde realizan la selección, limpieza y empaquetado de los pedidos.
La idea se gestó en 2005 pero no fue hasta 2013 cuando Alejandro pudo reunir el dinero suficiente para recuperar algunos campos de su familia que se habían perdido por el éxodo rural que sufren los pueblos desde hace décadas. En 2014 se funda FUNGO compaginando su trabajo y este proyecto emprendedor, han sido años de mucho trabajo en el campo, fracasos y alguna alegría. Fue en 2018 cuando el negocio por fin empezó a dar sus frutos.
Para Fungo lo más importante es la calidad, su prioridad es estar cuidando y mimando todo el proceso, para que llegue a los clientes fresca, recién cogida. Este proceso es muy sencillo, las buscan con sus perros en el campo, las limpian con los métodos más innovadores dejándolas libres de impurezas y en unas horas esta disposición de los clientes.
“Somos reconocidos por tener unos precios muy competitivos, ya que reducimos toda la cadena de intermediarios, pero con lo que más nos identifican nuestros clientes es con la calidad. La confianza de saber que es un producto auténtico y en las mejores condiciones para degustarlo.”
Son amantes de este preciado hongo y por ello, están centrados en el producto fresco.
En invierno trufa negra de Teruel (https://fungo.es/tienda/comprar-trufa-negra/), en primavera trufa de verano (Tuber aestivum), en otoño trufa grabada (Tuber Uncinatum) y por supuesto la famosísima trufa blanca (Tuber Magantum Pico).