El día a día trae consigo una gran cantidad de responsabilidades. Aunque a menudo solemos dar especial prioridad a las responsabilidades sociales y profesionales, en realidad no necesitamos irnos demasiado lejos. Dentro del propio hogar se genera una gran cantidad de trabajo que, si no sabemos gestionar adecuadamente, puede convertirse en un peso difícil de asumir a largo plazo.
Lamentablemente, no todas las personas cuentan con la posibilidad de responder completamente a este tipo de demandas. Determinadas circunstancias personales como, por ejemplo, la necesidad de invertir demasiado tiempo en un proyecto o la asunción de responsabilidades familiares, pueden hacer del orden y la limpieza una misión imposible. En estos casos, lo más aconsejable es optar por la contratación de una empleada del hogar (o un empleado del hogar). En un contexto imbuido en pleno proceso de digitalización como el actual, encontrar al personal adecuado requiere de pocos minutos gracias a la presencia de plataformas especializadas como Beeping.
Pero, ¿qué pasa con todas aquellas personas que sí disponen de la disponibilidad para asumir este tipo de responsabilidades? Si tú eres una de ellas, toma nota. A continuación compartimos contigo una selección de consejos que te ayudarán a hacer de tu día a día algo más asequible y fluido.
La importancia de los hábitos
Uno de los secretos clave para optimizar nuestro tiempo a la hora de realizar las tareas doméstica es la dosificación. La planificación perfecta no vinculará una sesión de limpieza con un sobreesfuerzo porque permitirá la correcta dosificación del tiempo disponible. Al final, se trata de una cuestión de adoptar hábitos. Integrar sencillas pautas en nuestro día a día como, por ejemplo, fregar los platos todos los días inmediatamente después de comer, recoger las cosas después de haberlas utilizado o ventilar la habitación y hacer la cama todas las mañanas pueden marcar una diferencia. Seguir este tipo de dinámicas impedirá que el fin de semana encontremos una cantidad de tareas pendientes difíciles de asumir y, en definitiva, la sensación de esfuerzo se verá sistemáticamente reducida.
No te olvides de la planificación
Aunque aplicar los consejos facilitados en el epígrafe anterior nos ayudarán a mantener nuestro hogar en buen estado a lo largo de toda la semana, es importante tener en cuenta que esto no basta. Si de lo que se trata es de mantener completamente ordenada nuestra casa y limpia en profundidad será necesario planificar las horas de limpieza. Utilizar una agenda para delimitar objetivos y llevar un seguimiento de las tareas pendientes reducirá las posibilidades de que caigamos en la procrastinación y de que, poco a poco, la suciedad se vaya acumulando inexorablemente.
Las manchas solo duran 5 segundos
Las manchas pueden convertirse en un verdadero infierno si no se limpian al instante. En realidad, su rastro en la mayoría de los casos puede desaparecer casi por completo si las limpiamos en un espacio reducido de tiempo. En cambio, si retrasamos su limpieza, lo más probable es que acaben por solidificarse y que, además, se adhieran nuevos residuos sobre ellas. Activar la señal de alarma cuando veamos cualquier tipo de derrame reducirá el tiempo de respuesta apenas unos minutos, a veces incluso bastan unos segundos. Esto no sólo es aplicable a aquellas que se forman accidentalmente dentro de la cocina, sino que se extienden a todos los tipos de manchas que se producen en la vivienda. Por ejemplo, retirar de inmediato las manchas de pasta de dientes sobre el mueble del cuarto de baño al instante facilitará su eliminación por completo.
¿Qué tal si aprovechas tus tiempos muertos para resolver tareas pendientes?
Detectar desorden o suciedad y actuar al momento puede traducirse en un ahorro de tiempo considerable. ¿Por qué no introducir microtareas de limpieza entre las tareas del hogar? Después de hacer una llamada o antes de salir de camino al trabajo puedes invertir dos minutos en darle un repaso al mueble del baño o volver a colocar objetos y prendas de ropa en sus respectivos sitios. ¡Notarás la diferencia!
¡Limpiar puede ser algo ameno!
Las responsabilidades en concepto de limpieza y mantenimiento que se derivan del hogar tienden a ser asociadas con momentos aburridos o estresantes. Tal y como ocurre con cualquier otra actividad, la actitud ejerce un efecto importante sobre nuestra percepción y, ¡sí! Existen alternativas reales de tipo lúdico que pueden ayudarte a amenizar tus sesiones de limpieza. Escuchar tus canciones favoritas o, por ejemplo, aprovechar para ver una serie de televisión mientras estás planchando pueden proporcionar un aliciente extra y hacer que, en realidad, se trate de momentos plenamente disfrutables.
Ordena tus útiles de trabajo
La constancia no sólo implica la implementación de hábitos de limpieza. También se extiende a una correcta organización. Muchas veces los productos y utensilios que utilizamos día a día para limpiar y cocinar pueden acabar convirtiéndose en verdaderos estorbos. Para impedirlo, lo más recomendable es destinar un rato al seguimiento de nuestro inventario (también para controlar disponibilidades de todos aquellos recursos que pueden ser necesarios a lo largo de la semana) para ordenar todas nuestras herramientas y confeccionar una lista de la compra inequívoca. Además, mantener limpios nuestros útiles y correctamente distribuidos también forma parte de las necesidades periódicas que se generan en el contexto del hogar.
¿Qué hay del almacenaje?
A menudo tendemos a retrasar la organización de nuestros objetos, especialmente, de aquellos nuevos que acaban de ser adquiridos. Para evitar que se acumule trabajo extra lo más apropiado es asignarles un lugar dentro del hogar en el preciso momento de su compra. Para que éstos no generen limitaciones de espacio o interfieran en el grado de comodidad que existe dentro de las estancias (y los espacios de tránsito) puedes recurrir a una estrategia a partir de la distribución dentro de cajas o, en caso de que se trate de documentos, de archivadores o carpetas. Por otro lado, lo más probable es que dentro de tus posesiones exista un grupo de artículos que no sepas exactamente cómo podrías utilizarlos o aprovecharlos. Unifícalos todos y asígnales un espacio común como, por ejemplo, el desván.