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Transgenerismo o transexualidad: desmontando bulos y desinformación (II) Transgenerismo o transexualidad: desmontando bulos y desinformación (II)

Transgenerismo o transexualidad: desmontando bulos y desinformación (II)

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Grupo Psicara
Por Rubén Somalo

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hoy dedicaremos este espacio a seguir desmontando bulos y prejuicios sobre las personas trans. ¿Te atreves a reflexionar?

La sigla del colectivo LGTBI que más discriminación sufre es la T, ¿lo sabías?¿podrías explicar por qué? La T representa dentro del colectivo a las personas trans, personas cuyo sexo asignado al nacer no se corresponde con su identidad sexual final. En términos más básicos, un bebé varón que ha nacido y socializado como chico, llega un momento durante su crecimiento en el que es consciente de que “él no se ve, ni se siente, ni se percibe y no puede vivir” como un chico. Pero, ¿cómo es esto posible? ¿es rarísimo, no? Pues la respuesta es que no.

Las personas trans existen en todos los continentes, países, ciudades, tribus y pueblos del mundo. Desde hace cientos de años, se ha constatado que hay sociedades, como la mexicana o la hindú, en las que aparecen personas que no se identifican con el sexo y con los roles sociales asociados al mismo. Para más información sobre este colectivo se puede visitar la página web de www.psicara.com dónde se encuentra más información en el artículo escrito en agosto de 2023.

Asimismo, para el artículo de hoy seguiremos donde se quedó en el último artículo: desmontando los argumentos del libro “Mamá, soy trans”, un libro escrito por los psicólogos clínicos Marino Pérez y José Errasti, así como, Nagore de Arquer, una estudiante de psicología que se identificó como chico trans y luego detransicionó. En este libro lanzan recomendaciones para los progenitores de adolescentes trans que, lejos de ayudar, pueden provocar la represión y discriminación del adolescente. Los autores remarcan a lo largo del libro un problema de contagio social por la “ideología queer transgenerista”.

En primer lugar, durante las primeras páginas, los autores comienzan a dirigirse a los progenitores de algún menor trans explicando las circunstancias que pueden que estén viviendo mientras leen el libro:

“Para cuando tu hija te dice “mamá, soy trans”, ya ha recorrido un camino al que tu pareja y tú erais totalmente ajenos. Habéis visto que últimamente lleva el pelo corto y no se pone vestidos ni faldas, pero no le dais ninguna importancia porque sabéis que hay muchas formas de presentarse al mundo sin dejar de ser una mujer.”

“¿Cómo podéis ayudar a vuestra hija, a la que tanto amáis, a la que habéis cuidado y protegido durante toda su vida y para quien sólo deseáis una vida larga, feliz y saludable?

“Pero esta situación es completamente nueva. Y te das cuenta de que, tanto en medios de comunicación... como en redes... se romantiza la idea de ser transexual, se trivializa o directamente se omiten los efectos secundarios de los tratamientos hormonales y quirúrgicos.”

“Tus amigos te dirán que debes aceptarlo. Puede que incluso tu familia, tus padres, tus hermanos, te digan que debes aceptarlo. Los padres de tus amigas te dirán que debes aceptarlo. Pero algo te dice que debes ser prudente”. Y con está frase los autores ya están haciendo conectar con el dolor y el miedo de los progenitores con el valor que más coherente parece ser, la prudencia. El libro continúa: “Que eres responsable del bienestar de tu hija. Quieres que tu hija esté segura de su decisión...” Y se mantiene dando esperanza a los progenitores. Y eso es justamente lo que más buscan la mayor parte de los padres de adolescentes trans; que lo que expresan sus hijos sea solo una fase.

Y aunque desear que sea una fase es comprensible desde el punto de vista de querer ahorrar el sufrimiento de un mundo hostil con la diversidad humana, es contraproducente en la mayoría de casos atendidos desde el servicio de orientación psicológica gratuito Aragón Diversa.

En el primer capítulo, los autores comienzan diciendo que este libro apenas va a contener referencias bibliográficas, y además que no es un libro de autoayuda sino de “heteroayuda” (“para que los padres ayuden a sus hijes”). Que parece una locura pero afirman que...: “Nuestra conceptualización se basa en conocimientos científicos – psicología, biología – y saberes generales – filosofía, sentido común, prudencia -... sin dogmas, ni intereses espurios, y se atiende al mandamiento hipocrático “lo primero es no hacer daño”.

Y así, bajo este precepto de no hacer daño, algunos progenitores y algunos profesionales transforman sus miedos o incomodidades en recomendaciones terapéuticas infantilizadoras y sobreprotectoras. Desde la experiencia en estos dos últimos años coordinando el grupo de adolescentes trans de Aragón Diversa, (habiendo pasado más de 30 adolescentes trans),mninguno ha referido arrepentimiento por transicionar hacia otros pronombres, nombres e identidad; la mayoría no ha empezado los tratamientos hormonales por la edad y otro alto porcentaje no insiste a sus familiares por miedo al rechazo o abandono.

En una búsqueda superficial de datos, en España, sólo se encuentra un artículo científico sobre detransiciones del año 2020 (link en la web) con datos de las diferentes consultas de endocrinología del servicio de la Unidad de Identidad de Género del Departamento Valencia Doctor Peset. Para mi sorpresa, los autores del artículo describen de forma injusta y reduccionista las diferentes formas en las que las personas trans han dejado las hormonas por rechazo familiar o han avanzado en su transición fuera del binarismo trans y les han clasificado como detransiciones:

En dicho artículo falta mencionar el patrón generalizado de violencia social, miedo a la discriminación y chantaje emocional que puede que haya influido en las decisiones de todas esas personas.

Desde el servicio, hemos visto que los adolescentes trans a los que se les intenta convencer de que esperen en los tratamientos terminan tomando la reacción de resignarse, ya que les sirve para poder seguir con su vida sin un malestar tan grande y no sentir tanto la invalidación del entorno.

La mayor parte de los argumentos que explican los adolescentes trans para “quitarse de la cabeza” el tema de las hormonas es que mientras sean menores y dependientes económicamente no van a pedir los tratamientos hormonales o  sus familias les rechazarán y expulsarán de sus casas.

Mi recomendación en terapia con adolescentes y adultos trans es evaluar la ideación y conducta suicida, primero, y luego ayudarles a confrontar sus actitudes de resignación. Tanto con el tema trans como con otras partes importantes de su vida.

Estos autores continúan sus argumentos tratando de hablar de dos “fenómenos psicológicos”: “No es lo mismo la transexualidad que el “transgenerismo””.

Para explicar la transexualidad (p.43 del libro) los autores comienzan diciendo: “en manuales clásicos se recoge un trastorno que aparece en la primera infancia, caracterizado por un rechazo radical a la genitalidad propia y por una negativa tajante a asumir su propio sexo”, “es un problema con bajísima incidencia 1 de cada 2.000 nacimientos.”, “el problema de estos niños habitualmente continúa durante la juventud y la edad adulta.

Desde mi experiencia y perspectiva, me gustaría proponer los siguientes errores de este abordaje; primero, la conceptualización de la realidad trans de este párrafo está basada en la definición antigua del siglo XX del DSM- IV y carece de valor en el 2023; segundo, define su realidad trans como rechazo hacia el propio cuerpo y la genitalidad; tercero, desde el servicio de Aragón Diversa se han atendido a 4 personas con edad menor a 7 años cuando iniciaron la transición y ninguno tuvo conciencia de rechazo a sus genitales en el momento de manifestar pertenecer a su identidad sexual final.

El libro continúa: “A falta de otras intervenciones menos agresivas hoy por hoy lo mejor es esperar a que se confirme el mantenimiento del problema tras el desarrollo puberal, y entonces empezar el proceso fármaco-quirúrgico hacia el sexo deseado.” “Este problema se llama desde mediados de siglo pasado transexualidad.”

Tercero, la recomendación terapéutica de esperar hasta la la adultez, es incorrecta e ignora toda la evidencia científica y el trabajo de tantas entidades y profesionales que apoyan con datos en esperar a que crezcan es contraproducente y reprime a los menores. El ejemplo más cercano lo tenemos en la ley trans aragonesa autonómica (04/2018) y en la mayoría de los informes de Entidades LGTBIAQ+ europeas que llevan años atendiendo a personas trans, o en la instrucción de Sanidad de Cataluña (04/2017): “El modelo despatologizador parte del principio de que las personas trans por esta condición no padecen ninguna patología, sino que participan en la diversidad humana que conforma la sociedad”.

Respecto al término de transgenerismo, los autores apenas dan una descripción científica, ya que simplemente citan como muy importante el artículo “Entrevistas a padres de adolescentes que ven señales de signos de disforia de género de comienzo rápido” de Lisa Littman en la página 46. En dicho artículo, la autora de origen inglés entrevista a progenitores de menores trans y se basa en la patologizante categorización de disforia de género del Manual de Trastornos Mentales DSM-5 (2013).

En un rápido resumen, los análisis y discusión de la encuesta de Littman explican que un 83,5% de niños que decían ser trans no lo eran porque en la encuesta los padres contestaron negativo en los criterios de diagnóstico de Disforia de Género del manual DSM-5.

Siguiendo desde mi experiencia ayudando a este colectivo, creo que utilizar un artículo tan superficial de la realidad trans para sacar conclusiones es más que poco científico, contraproducente y denunciable. Por si no fuera suficientemente evidente con lo mencionado hasta ahora, además se puede encontrar en la propia editorial científica donde se publicó, que el artículo ha sido corregido y republicado cambiándole el título, la introducción, la discusión y las conclusiones. Es decir, que los revisores han hecho corregir a la autora casi todo el artículo para remarcar que por la metodología sus datos solo sirven para crear hipótesis para futuros estudios, en otras palabras, que las sugerencias del artículo ni se confirman y han hecho que se remarquen que no hay ningún valor causal en sus datos.

Por otro lado, revisando las redes sociales de Twitter del autor José Errasti, se encuentra un tuit en el que se critica públicamente y de forma sarcástica la poca talla de sujetador de la chica trans que anuncia un sujetador deportivo de Nike: tuit del 08/04/23: “El sujetador de Dylan Mulvaney le sujeta la identidad de género para que no se le mueva al correr”
¿Pero qué es lo que hacen los autores de este libro? ¿Acaso es científico y correcto por parte de dos psicólogos bastante respetados hablar de transexualidad como un trastorno y de transgenerismo con un estudio descriptivo y con una metodología tan imprecisa? ¿Con qué experiencia clínica pueden
defender los autores esta perspectiva si los profesionales de Aragón que trabajamos con esta población estamos viendo que esta perspectiva genera resignación y apatía como mecanismo de supervivencia?

¿Qué impacto puede tener en las emociones de unos padres asustados el leer un libro como éste sobre lo que le puede estar pasando a sus hijes? ¿Qué nivel de prejuicios pueden ser fomentados en las mentes de estos padres por la existencia de estos libros, vídeos y contenidos como estos? ¿Acaso de verdad este tipo de contenido promueve que otros profesionales alcancen el objetivo final de la Psicología? ¿De verdad esto es ayudar? ¿De verdad esto es Psicología?

Para mí no lo es, ahora te invito a pensar a ti, querido lector. Si quieres o necesitas información que pueda ser fiable y que pueda ayudar al colectivo, puedes acudir a documentos y contenidos de entidades como la FELTLGTBI+, CESIDA, Plataforma trans o charlas impartidas por mí, Rubén Somalo en los links que dejaremos en el artículo de la web de PSICARA.