30 de abril de 2023. Dentro de varias décadas, muchos seguro recordarán donde se encontraban ayer domingo en torno a las 14: 00 horas. La mañana previa a lo que en la provincia se preveía como una tradicional noche de ronda, con el canto de los mayos incluidos, en esta oportunidad se convirtió en una fecha de celebración que será recordada como un de los mayores hitos históricos del deporte en la capital. El ascenso del CD Teruel a Primera RFEF, nunca logrado antes por el conjunto rojillo, se convirtió en una fiesta que comenzó muchas horas atrás.
Desde primeras horas de la mañana por las calles de la ciudad ya se notaba un ambiente con un olor especial. Junto a los madrugadores que salían a comprar el pan o a dar su particular paseo matutino convivían un buen número de aficionados al fútbol que comenzaban a acercarse a las instalaciones del Ensanche para recibir como se merecía a la expedición formada por las huetes de Víctor Bravo.
Un buen número de seguidores no quisieron perderse este momento. Desde el interior del vehículo de Autocares Navarro que les transportaba desde Zaragoza se podía comprobar que lo que tocaba por vivir muy poco tenía que ver con todo lo acontecido durante el resto de la temporada.
Bengalas al aire, gritos de ánimo, palmadas de apoyo. Todo era bien recibido para animar a un equipo que ya estaba concentrado en lo que iba a suceder sobre el tapete de Pinilla.
Lo sucedido sobre el verde quizá no pasará a los anales como el mejor partido visto a lo largo de la historia, pero sí que lo hará como el más intenso de muchos años. Desde el pitido inicial el objetivo estaba claro, con los tres puntos en litigio el ascenso no se escapaba y los elegidos apenas sí dejaron lugar para las especulaciones.
La grada a reventar, supletorias incluidas e incluso aficionados de pie o sentados en las escaleras. Ni tan siquiera los políticos en plena campaña preelectoral quisieron perderse el acontecimiento. Candidatos tanto autonómicos como locales de la inmensa mayoría de candidaturas se sentaban en el palco principal donde el presidente Ramón Navarro, acompañado también por Oscar Flé, presidente de la Federación Aragonesa de Fútbol, no podía disimular sus nervios.
El rojo de la camiseta del conjunto local apenas se distinguía del mismo tono que también predominaba entre los que se congregaban para presenciar el compromiso. Todos eran uno. En los momentos más complicados desde los laterales surgieron las gargantas necesarias para impulsar al equipo.
Los primeros minutos resultaron tranquilos. El gol que adelantaba al Ebro en La Almozara y que dejaba a la Peña Deportiva sin opciones ponía la meta un poco más cerca. Dani Villa adelantaba al CD Teruel y aunque Górriz igualó poco después, el objetivo nunca pareció estar en peligro. Mucho más claro estuvo cuando un cabezazo de Guille Andrés traspasó, por muy poco, la línea de gol para hacer el 2-1 cuando el compromiso se acercaba al descanso.
¿Qué sucedió durante la segunda mitad?. La verdad es que no me acuerdo. Sí que recuerdo tener muchos nervios y mirar constantemente al reloj para ver como transcurrían lentamente los minutos.
También recuerdo muchas dosis de emoción. Ver gente que vivía el día como una jornada plena de euforia. También al presidente Ramón Navarro saltar de felicidad en el palco atendiendo a los requerimientos de los aficionados o a Fran Tena preguntar al banquillo a pocos minutos para el final por el resultado del choque entre el Ebro y el Peña Deportiva.
A partir de ahí poco más. Mucha felicidad y la visión de un sueño cumplido. Un sueño, en el que tengo que confesar ni yo mismo creía allá por los meses de agosto o septiembre. En aquellas fechas, durante una entrevista que me hicieron en Onda Cero mi compañera Cristina Teruel me preguntaba cuál era el sueño que me faltaba por cumplir dentro de esta profesión y confesaba que contar el ascenso del CD Teruel a Primera RFEF pero que creía que iba a resultar muy complicado de cumplir. Que equivocado estaba.
Apenas siete meses después ya está aquí. Pues miren ustedes ya me he marcado mi siguiente objetivo para los próximos años, espero que con igual resultado que el anterior.
Pidamos lo imposible. La meta está clara: Espero que muy pronto nos veamos en Segunda División.