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Elena Gómez

Si algo está claro desde los orígenes de la humanidad es que el dinero manda. No importa cuántos discursos escuchemos sobre derechos humanos, libertad o democracia, en el fondo, las decisiones más trascendentales de la geopolítica mundial tienen un denominador común: los intereses económicos. Nada sucede por azar, y cada movimiento estratégico responde a la necesidad de obtener ventajas económicas en el escenario global.

Las guerras se justifican con causas morales, religiosas o políticas. Sin embargo, si miramos más allá del discurso oficial, encontramos que la mayoría de los conflictos esconden una motivación económica. Los actores globales buscan maximizar su influencia asegurándose el dominio de sectores clave. Por eso, la paz no es el objetivo ya que la guerra es un negocio muy lucrativo. La economía de guerra se ha convertido en un motor fundamental para muchas potencias, que encuentran en la inestabilidad una forma de mantener su hegemonía.

Con estos antecedentes, no entiendo la sorpresa que muestran muchos con los movimientos estratégicos de Donald Trump. Lo único que está haciendo es mostrar sus cartas como nunca lo había hecho un líder mundial, lo que era un secreto a voces se ha convertido en una realidad. Para los que gobiernan en la luz y en la sombra, el planeta es un enorme tablero de Monopoly. Estoy convencida de que Trump acabará con los conflictos más preocupantes de este momento e iniciará otros a cambio de un buen trozo del pastel y a costa del bienestar -y la vida- de muchos seres humanos.

Y el problema es que Europa también está en su punto de mira, algo que nos ha pillado desprevenidos, o eso parece. Nosotros, los europeos cándidos e inocentes, creíamos que las decisiones globales respondían únicamente a ideales altruistas y que éramos intocables por ser “el viejo continente”. Vamos a sufrir, no estamos preparados para frenar este envite porque recibimos con los brazos abiertos al caballo de Troya, sin acordarnos de que, en geopolítica, el dinero no solo mueve el mundo, sino que lo gobierna.