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Javier Gascó

Nos gusta el morbo. Eso es así. Los últimos acontecimientos sucedidos entre Israel y Palestina, de los que omitiré mi opinión ya que de expertos en política internacional y genocidios parece estar repleto el mundo paralelo de las redes sociales, solo sirven para reafirmar mi postura. Twitter se ha llenado de vídeos del asunto que indican que somos una sociedad considerablemente mejorable.

Si ya de por sí debe ser duro vivir una situación así, saber que a unos cuántos kilómetros de ti millones de personas están pegadas a un teléfono móvil, a un ordenador o a la televisión nutriéndose de carroña con vídeos en los que se ve al detalle a las víctimas debe ser repateador.

Quizás es lo último en lo que se piensa, pero oye, yo que estoy a unos cientos de kilómetros de la frontera de Gaza me paro a reflexionar sobre el tema y me enciendo.

Claro está que poco podemos hacer desde nuestras casas, pero igual como periodistas sí que tenemos un pelín más de responsabilidad.

Tras el devastador incendio en varias discotecas murcianas la semana pasada, un contertulio del programa de Susana Griso, el periodista Juan Soto Ivars, se sacó de la chistera una reflexión fabulosa sobre la obsesión por informar al detalle de cuestiones que pueden resultar tremendamente dolorosas para los afectados, pero que a nosotros nos generan esa picante curiosidad que alimenta nuestras entrañas.

Cito textualmente, porque merece la pena: “Yo ante una cosa como esta prefiero no decir nada. A veces se nos lleva por delante el sensacionalismo. Creo que tenemos que medirnos. No me siento cómodo con estas entrevistas que hacemos en estos momentos porque ¿cómo va a estar esa madre? ¿Qué le estamos ofreciendo al público para que vea? Una madre destrozada porque no sabe dónde está su hijo. Creo que tenemos que reflexionar los medios sobre lo que hacemos en estas situaciones. No hagamos sangre. El dolor es incalculable, pero es intransmisible. Creo que siempre tenemos una responsabilidad de cogernos las riendas a nosotros mismos.”

A mí me ha convencido, y eso que lo vi por Twitter.