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En nuestros salones

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Beatriz Izquierdo

Algo que me preocupa, y que es reflejo de que no estamos haciendo las cosas bien desde la prevención, es el hecho de que, a un porcentaje considerable de la población, le parezcan novedosos y absolutamente sorpresivos algunos riesgos sobre los que, sin embargo, se lleva alertando desde hace mucho tiempo.

El primer caso mundialmente conocido de “grooming”, o engaño pederasta online, que además terminó en secuestro, data del año 2002, de modo que ya han pasado más de 20 años. En aquella ocasión, una niña de tan solo 13 años, que vivía en el estado de Pensilvania (EE.UU.) fue vilmente engañada, durante meses, por un depredador que la embaucó, la secuestró y la llevó a miles de kilómetros de distancia de su hogar, donde la agredió de la peor manera posible, retransmitiéndolo en línea durante 4 interminables días.

Afortunadamente, Alicia Kozakiewicz fue rescatada por el FBI.

Desde aquel fatídico día, esta valiente mujer se ha dedicado a alertar a los menores y sus familias sobre estos peligros y trabaja incansablemente para protegerles en el entorno online. De hecho, con tan solo 14 años, y una vez empezó a recuperarse de tan terrible crimen, creó su proyecto, “The Alicia Proyect”, y se dedicó a ir por los colegios e institutos de EE.UU. para alertar de lo que estaba pasando en el entorno online: que desconocidos cargados de perversas intenciones contactaban con menores y, por tanto, estaban entrando en nuestros hogares.

En España, el Código Penal castigó, por primera vez, el delito de “grooming” en el año 2010. Pero, sin embargo, un sentimiento generalizado entre la población es el de que estos son simplemente casos aislados.

Los menores necesitan de nuestro asesoramiento y acompañamiento en el entorno online. Protegerles es nuestra responsabilidad. Debemos mirar a la realidad de frente, y no hacerlo los coloca en una situación de desamparo.

¡Hasta la próxima columna, querido adulto responsable!