Allí donde están los niños
Querido lector: Si nos preguntamos qué menor de edad puede ser víctima en el entorno on-line, la respuesta es fácil: cualquiera al que se le dé acceso ilimitado a internet sin una previa preparación y sin un posterior acompañamiento.
Lo dice la Fiscalía General del Estado (Memoria 2024), al alertar de que defender a los menores frente a los depredadores que circulan por las redes es casi imposible. Y ello porque si ya los adultos y las entidades, que están prevenidos y cuentan con muchas herramientas de seguridad, son víctimas de delitos telemáticos, el escenario que se plantea con respecto de los menores es desolador. E incide en la necesidad de una intervención coordinada de todos los operadores para garantizar una adecuada prevención y protección de los menores frente a la violencia digital.
Los depredadores sexuales online no entienden de fronteras. Están allí donde están los niños y es un hecho indudable que estos pasan cada vez más tiempo conectados. Y allí, en internet (es decir, en redes, en aplicaciones de mensajería o en videojuegos), están ellos, agazapados, observando pacientemente a estas personas vulnerables hasta que deciden atacarlas. Por ejemplo, en el caso del delito de grooming, embaucan a sus víctimas, para que sean los propios niños los que autogeneren imágenes de pornografía infantil; unas imágenes que, no lo olvidéis, podrían quedar para siempre en la red.
Los menores deben entender que hablar con desconocidos en el entorno online entraña riesgos que no deberían asumir, como lo entendimos nosotros, los que ahora somos adultos, cuando nos decían que no se hablaba con extraños en la calle o que no se cogían caramelos a la puerta de un colegio.
Mirad este dato: según el informe de Unicef Impacto de la tecnología en la adolescencia. Relaciones, riesgos y oportunidades (2021), uno de cada diez adolescentes ha recibido una proposición sexual en internet por parte de un adulto.
Protejamos, entre todos, a nuestros menores en este inmenso baile de máscaras.
¡Hasta la semana que viene, querido adulto responsable!