“No me gusta el brexit, pero es una decisión democrática y hay que aceptarla”
Pilar Sánchez, Lady Brennan, mantiene intacta su pasión por Teruel cincuenta años después de emigrar a InglaterraIsabel Aizpún/Madrid
Aunque desde hace 50 años Pilar Sánchez está afincada en Inglaterra, donde vive casada por Daniel Brennan, miembro de la Cámara de los Lores, ni olvida sus raíces turolenses ni desperdicia ocasión para hablar sobre la ciudad de la que emigró con solo veinte años. Lady Brennan aprovechó entonces su formación como profesora para enseñar inglés a quienes, como ella, abandonaban España en busca de un mundo donde progresar. Desde entonces la solidaridad y el apoyo mutuo entre las personas ha sido uno de los ejes fundamentales de su vida.
-En la década de los 60 se marchó de Teruel a Londres y empieza a conocer lo que es convivir entre lo británico y lo español al dar clases de lengua española y recalar en la Universidad de Manchester para estudiar Idiomas Modernos. Ahí comienza esta historia...
-Para mí todo fue una novedad. Hay que recordar que yo había vivido en una ciudad pequeña como Teruel, y que mi único viaje al exterior había sido a Ávila para visitar la Institución del Padre Poveda, fundador de las Teresianas, donde estudié hasta el Bachillerato superior y luego Magisterio, también en Teruel. Era la época de Franco y yo no conocía otro mundo. Me afinqué en Manchester con mi hermano, mi chaperon, que acababa de terminar su carrera en la universidad de Salamanca, pues una joven sola por el mundo no encajaba en la mentalidad que entonces tenía Teruel.
-¿Encontró un mundo muy diferente?
-Lo primero que observé fue el respeto, la tolerancia y la honestidad. Uno iba a comprar el periódico y dejaba el dinero en una cajita en la calle. Eran unos tiempos difíciles, había mucha emigración procedente de todo el mundo, pero la situación económica en España y el cambio de divisa eran tan favorables para los españoles que, en la ciudad de Manchester, había muchísimos. Recuerden que estoy hablando de 1964. A fin de ayudarles, creamos el Centro Español El Pilar, en la sede de la catedral de Salford, cuyos salones utilizábamos y donde nos reuníamos todos los domingos dando clase de inglés a los españoles y de español a los compañeros de la universidad. Buscábamos empleo para los que lo necesitaban y arreglábamos documentos con el consulado de Liverpool cuyo cónsul, el señor Oyarzun, siempre nos brindó su apoyo.
Al terminar la universidad, pedimos al gobierno español que enviara un capellán y nos ayudara con un local donde reunirnos y todo se consiguió; fue una labor muy bonita, y creo que muy humano, porque ayudamos a nuestros compatriotas en todo momento.
Y en otro orden de cosas, acostumbrada a dar vueltas por la plaza del Torico en Teruel, arriba y abajo, y tener que mirar a los chicos de reojo… en Inglaterra nada más llegar una compañera me invitó a dar una vuelta. Como de costumbre en Teruel me arreglé, me maquillé, me puse los zapatos de tacón y salimos a dar una vuelta con la esperanza de ver a la gente, los bares, los chicos…… ¡qué ilusión! Anduvimos por lo menos media hora bajo sol y llovizna sin ver a nadie y yo cada vez más esperanzada de ver la plaza de allí. Finalmente llegamos a una calle y mi compañera llamó a la puerta y yo pensé que, según la costumbre inglesa, nos habrían invitado a tomar el té…¡Cuál sería mi desilusión cuando reconocí la casa donde estaba alojada! A partir de entonces ya nunca me puse los zapatos de tacón que, después de ese paseo, habían caducado.
-Muchas cosas habrán caducado en estas décadas entre Reino Unido y España. ¿Qué cambios ha visto en la relación entre españoles y británicos si los hay?
-Los españoles de hoy ya no son los emigrantes económicos de los años sesenta. Muchos vienen de turismo o a trabajar en las multinacionales españolas que se han arraigado en este país. La mayoría habla inglés o por lo menos se maneja. Son más sofisticados y ya han visto otros mundos.
-Su actividad social y cultural es inagotable; pertenece al Patronato de la Fundación Hispano Británica; a la British Spanish Society; fundó el Centro Español en Manchester; lidera el proyecto Apadrina un olivo, de Teruel; fundó la Asociación de Amigos de Teruel en Madrid; preside la Fundación anglolatinoamericana; ha sido Presidente de MacMillan Cancer Relief for the House of Lords… ¿qué legado quiere dejar con todo ello?
-Me considero una persona afortunada y mi lema siempre ha sido intentar ayudar a los demás en la medida de lo posible. Por eso he trabajado en las organizaciones benéficas que estas mencionando. Hace solo unos días recibimos el Institute of engineering and technology award 2020 en la categoría de Best inclusión and diversity impact desde Oldalone UK, que cuida de las personas mayores de Latinoamérica, compitiendo con British Telecom y Emerson. Un proyecto para ayudar a la población iberoamericana de la tercera edad a acceder al mundo digital del siglo XXI.
En relación con el empoderamiento de la mujer a través del reciclaje de basura, he trabajado y dado conferencias en Cotonú (Benín), en Seúl (Corea del Sur) y en Damasco (Siria); también en Manila (Filipinas) trabajando con la esposa del presidente Ramos en la retirada de basura del Río Pásig.
Las mujeres en Benín reciclaban las basuras de la calle ayudadas por jóvenes que en ocasiones cometían delitos leves; robaban para poder comer. Estos jóvenes construían sus viviendas con ladrillos que hacían con el cartón reciclado, embadurnados con barro y cocidos al sol; y cultivaban sus verduras para comer con la materia y el agua que reciclaban en su casa.
Trabajando para la Fundación Raj Loomba, por la educación de niños de viudas pobres de la India, donde hay casi 30 millones de viudas, he ido varias veces a la India y he visitado las casas de estas pobres viudas. Una de ellas preparaba 4.000 bolsitas de papel para que en la calle los carritos pudieran vender los cacahuetes… y por su trabajo le pagaban un dolar. Cuando le pregunté por qué no vendía ellas las bolsitas directamente en vez de a través de un intermediario, su respuesta fue que no podía dejar entrar hombres en su casa pues tenía hijas y sería contraproducente cuando quisieran casarse, estaría mal visto.
-Por cierto, ¿por qué hay que apadrinar un olivo de Teruel?
-El proyecto Apadrina un olivo es revolucionario. Estamos intentando revertir la España despoblada mediante el apadrinamiento de olivos centenarios abandonados que proporcionaron trabajo a jóvenes que dejaron el campo por la ciudad en busca de oportunidades. Ahora regresan a sus raíces con un salario digno y, en el caso de Apadrina un olivo en Oliete (Teruel), hemos abierto la escuela y damos alojamiento en las casas abandonadas. Además, hemos ampliado la almazara y, por si esto fuera poco, producimos un aceite de tan buena calidad que lo están apadrinando famosos chefs de España.
-¿Qué queda de su vocación de enseñanza de cuando estudió Magisterio?
-Francamente, no soy académica. Estudié Magisterio porque era una carrera más corta que la universidad en España. Yo quería salir con una profesión que me ayudó mucho porque pude dar clases de español en un colegio y también examinarme de inglés. Hay que tener en cuenta que, en España, en aquellos tiempos, el idioma más estudiado era el francés, pero el inglés era un requisito para poder acceder a la universidad de Manchester y para estudiar BA Honours en idiomas. También era obligatorio el latín y yo había hecho mi Bachillerato superior de ciencias… Nunca olvidaré mi primera clase de latín traduciendo un ablativo absoluto del latín al inglés… El resto es historia.
Durante 15 años dí clases de español en la universidad de Manchester, hasta que decidí dejar la enseñanza y dedicarme a trabajar como intérprete y he tenido la suerte de trabajar con instituciones muy interesantes como el Ministerio de Defensa británico y con personalidades como Margaret Thatcher o José María Aznar, dos días antes de celebrarse las elecciones después de los atentados de Atocha.
Desde la Universidad de Manchester pudimos aportar valor a la Comunidad Europea reduciendo los costos de las traducciones que tenían lugar, con nuestro trabajo en el departamento de Machine Translation mediante un procedimiento de traducción muy sintetizado y simple que permitiera al ordenador la traducción a todos los idiomas requeridos. Debido a mi involucración en el trabajo de Machine Translation, Macmillam Press me pidió que participara en un proyecto de compilación para un diccionario de español-inglés de estudiantes de Bachiller.
-Es una de las pocas españolas unida a un lord inglés; ya han celebrado sus bodas de oro, entre otras cosas con la Medalla de los Amantes de Teruel 2019, han creado una gran familia… ¿es especialmente gratificante conseguirlo con dos procedencias tan dispares?
-Hasta hace poco éramos tres las españolas casadas con un miembro de la Cámara de los Lores: Elena Ochoa, casada con Norman Foster; Catalina Garrigues, casada con Tristan Garel-Jones, quien lamentablemente falleció este año; y yo, casada con Daniel Brennan. Conocí a mi marido la primera semana de mi llegada a la Universidad. Como he comentado antes, el cambio de divisa era un factor importante para la emigración: 268 pesetas por 1 libra, pero a mí no me favorecía pues tenía que pagar en libras y mis padres me dijeron: no pierdas tu tiempo ni nuestro dinero. De modo que me inscribí en la sociedad de debates para mejorar mi inglés y el presidente de la sociedad era mi marido. Hemos crecido juntos. Como decía el filósofo Locke, empezamos con una tabla rasa y juntos hemos creado una maravillosa familia con cuatro hijos de los cuales estamos muy orgullosos.
Durante la pandemia nos hemos refugiado en nuestra casa de Bibury, en los Cotstwolds, uno de los pueblos más bonitos de Inglaterra, muy conocido por una hilera de casitas muy antiguas, Arlington Row.
En el curso de una conferencia con el instituto Americano/Británico en Oxfordshire coincidimos con otro británico casado con otra española y los invitamos a un fin de semana en nuestra casa. Cuando observó esta hilera de casitas quedó sorprendido por su belleza y su empresa, encargada de la impresión de los pasaportes británicos, colocó una fotografía de estas casitas en la primera página de los pasaportes. El resultado… la llegada de británicos los fines de semana al pueblo... además de todos los japoneses que siguen viniendo desde que su emperador Hirohito escribiera un artículo en la prensa japonesa alabando la belleza de Bibury.
-Desde una posición de observadora privilegiada ¿Qué valoración puede hacer de la actualidad en ambos países?
-Tenemos que tener en cuenta el brexit. Reino Unido va a salir de UE a finales de año. Yo no estoy de acuerdo con el resultado del referéndum, pero fue la decisión democrática del país y hay que aceptarla. Esperemos que podamos conseguir un acuerdo que ayude a España y Reino Unido. Ambos países comparten tradiciones, cultura… ambos fueron grandes imperios y ambos países tienen unos idiomas, el inglés y el español, hablados a nivel mundial. Después del brexit tendremos que seguir cooperando a nivel social, económico y político. Y cómo olvidar el fútbol, el deporte favorito en ambos países; si bien en España es un pelín mejor.
-Y de acuerdo con esa actualidad, ¿Por qué proyectos debería destacar a partir de ahora la Fundación Hispano Británica?
-La función de FHB es en la actualidad más importante que nunca, debido a que la pandemia está arrasando con mucho de lo que hemos conocido y disfrutado hasta el momento presente. Debemos ayudar a los jóvenes con nuevos paradigmas culturales, sociales y, sobre todo, humanos.