José Manuel Calvo y el Celan rinden homenaje a los españoles deportados
El historiador nacido en Ejulve acaba de presentar ‘Dentro de poco os podré abrazar’Dentro de poco os podré abrazar. Supervivientes aragoneses de los campos nazis. Así se titula el último libro editado por el Centro de Estudios Locales de Andorra (Celan) y escrito por el investigador ejulvino afincado en Barcelona, José Manuel Calvo Gascón.
Recientemente la Casa de Cultura de la localidad minera acogió la presentación de la obra editada con un ayuda el Gobierno de Aragón, que recopila once biografías de otros tantos aragoneses y aragonesas que sufrieron la deportación a los campos nazis durante la segunda guerra mundial por su condición de luchadores antifascistas. Cualquier persona que quiera adquirir el libro debe dirigirse al Celan.
El título del libro está tomado de una carta que escribió Dámaso Ibarz a su familia fragatina desde el mismo campo de Mauthausen, unos días posteriores a su liberación y tras más de cuatro años en el infierno nazi, cuando ya podía expresarse libremente.
Sin embargo después aquellas personas vivieron el drama de no tener donde ir, de mantener su condición de apátridas con la que ingresaron en los campos de concentración, puesto que la España republicana que habían conocido y por la que habían luchado ya no existía y la otra no estaba, ni mucho menos, dispuesta a acogerles. En la mayor parte de los casos esos reencuentros tuvieron que esperar años, décadas, o no llegaron a producirse.
El autor de libro es José Manuel Calvo. Nacido en Ejulve se fue a Cataluña en los años 70, donde se licenció en Historia y ha ejercido de maestro y de investigador. Ha publicado en la Revista de Andorra, de la que forma parte del Consejo de Redacción y mantiene un blog sobre las gentes y la historia de Ejulve (http://historiadeejulve.blogspot.com/. Compagina esta faceta de investigador con la labor que desarrolla en la Amical de Mauthausen. La asociación radicada en Barcelona tiene 800 socios y tiene una labor de difusión para perseverar en la memoria de estos hechos.
El andorrano Eloy Fernández Clemente prologa la obra, con un texto en el que recuerda que solo en los últimos años ha empezado a ser recordada y atendida “esa historia terrible y hasta hace poco tan mal conocida de las deportaciones a campos nazis. Ya casi todos han muerto, apenas queda su recuerdo, la dignidad que les fue robada, la necesidad que los nietos tienen de hacer justicia”.
Según apuntó Pilar Sarto, del Celan, “Juan Manuel Calvo representa hoy la voz más cualificada en Aragón sobre el tema, ya que desde hace quince años ha mantenido el recuerdo y la dignidad de las víctimas de la deportación y participado en la difusión de los valores republicanos; como miembro activo de la Amical de Mauthausen ha estado en varias ocasiones en Mauthausen con alumnos de distintos institutos de Aragón, presentando y explicando aquel horror a nuestros jóvenes”.
De lo particular a lo general
La obra parte de los casos particulares de once de las personas que sufrieron ese infierno, en representación de todas las que lo hicieron. Se calcula que fueron 9.000 españoles, la mayor parte en el campo de Mauthausen, mil de los cuales eran aragoneses y 300 turolenses.
Javier Alquézar, presidente del Celan, destacó durante la presentación la entereza de estas personas leyendo uno de los pasajes de Dentro de poco os podré abrazar. Supervivientes aragoneses de los campos nazis: “Los nazis no pudieron acabar con la disidencia a pesar de tenerlo todo, aparentemente, a favor suyo. Hubo hombres y mujeres que les plantaron cara en todos los rincones de Europa; también en los campos de concentración y de exterminio en los que cualquier acto de rebeldía, de solidaridad o de sabotaje, por mínimo que fuese, eran la evidencia de su fe en el futuro de la Humanidad. Por nuestra dignidad, a ellos no les podemos fallar”.
Durante la presentación celebrada en la Casa de Cultura de Andorra, Juan Manuel Calvo agradeció la publicación al Celan, al Gobierno de Aragón por incluirlo dentro de las ayudas del año 2018 convocadas para proyectos de Memoria Histórica y a la Junta de la Amical de Mauthausen por la buena acogida del mismo.
Sobre los testimonios incluidos en el libro, Calvo explicó que insistió más en la trayectora vital de los supervivientes de aquel drama para transmitir una visión lo más esperanzada posible. Los criterios para incluir las once biografías fue que se trataran de personas anónimas sin una trayectoria de vida conocida, de diversas procedencias geográficas, de diferentes profesiones e incluso ideologías, entre otos elementos.
Esos testimonios, en muchas ocasiones a través de los familiares a quienes los contaron, contienen vívidas descripciones de Mauthausen, en principal campo al que fueron deportados, así como otros como Dachau, Buchenwald, Ravesnbrück o Norderney.
Fue un segundo infierno el que vivieron, ya que tuvieron que exiliarse tras la victoria militar de Franco hacia Francia, resistir en inhóspitos campos de refugiados en suelo galo, en muchos casos, y vivir una segunda persecución tras la invasión nazi por ser considerados enemigos del Reich.
A una dura realidad carcelaria, los trabajos forzados, la mala alimentación, las enfermedades y la exposición a un posible muerte arbitraria a capricho de los guardianes, se sumaba la incomunicación, la falta de información sobre la familia y la imposibilidad de informar a esta.
Durante su intervención, el historiador y escritor de origen ejulvino hizo referencia a que se ha encontrado políticos sensibles a esta tragedia en todas las ideologías, y que hay una responsabilidad social de mantener la memomeria, basada en el derecho y en el deber de conservar la de la propia familia.
Esta memoria tiene una naturaleza de dignidad pero también sanitaria. José Manuel Calvo explicó algunos casos en los que gobiernos de derecha o de ultraderecha apelan de forma oportunista al olvido, como el del gobierno austriaco de extrema derecha, quien aduciendo normas arquitectónicas, según explicó en Andorra José Manuel Calvo, ha construido un ascensor al lado de la escalera de Mauthausen, que es todo un símbolo del campo, de la lucha antifascista y que es la refleja la portada del libro, que fue con tapiada vallas. Este año, 700 personas acudieron al campo y las quitaron, subiendo en silencio las escaleras.
También mencionó que el ayuntamiento de Zaragoza ha cerrado la oficina que acogía lo relacionado con derechos humanos o que en Andalucía se ha cerrado una web para recuperar las identidades de las víctimas, siendo la consejera de VOX, Patricia del Pozo, la encargada de la Memoria Histórica como consejera de Cultura.