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La Vaquilla escondida La Vaquilla escondida

La Vaquilla escondida

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Siempre me ha llamado la atención la poca promoción turística que la ciudad de Teruel hace de su fiesta más importante e histórica: la Vaquilla.  Por las ferias de toda España se ‘vende’ Teruel con el reclamo de los Amantes, Las Bodas de Isabel, el mudéjar Patrimonio de la Humanidad, los dinosaurios o el jamón, pero se esconde, no se si de manera intencionada o no, el evento que más gente atrae durante el año.

No estaría mal que algún organismo encargara -igual que se ha hecho con la recreación de la historia de los Amantes- un informe sobre el impacto económico que la Vaquilla deja en una ciudad de apenas 35.000 habitantes, que ve triplicada su población durante un fin de semana.

Un dinero que, por cierto, se queda aquí y se reinvierte aquí. Pensar que los euros que se mueven estos días y que van, principalmente, al sector de la hostelería se quedan en los bolsillos de esos hosteleros es saber poco de economía y de la circulación de la riqueza.

La Vaquilla, en contra de lo que piensan algunos de sus detractores, no es la fiesta del macrobotellón, la suciedad o unos días en lo que todo vale; todo lo contrario. La Vaquilla es la fiesta de la transformación, de la alegría, de las tradiciones y, especialmente, la fiesta en la que nadie se siente de fuera.

Los turolenses podemos presumir de lograr durante tres días convertir una pequeña ciudad de provincias en un macroescenario festivo, con charangas, conciertos, verbenas, emoción y respeto a nuestra historia, donde todo el mundo es bienvenido, venga de donde venga. Y eso, no tiene precio.

Ojalá algún día entendamos que una gran foto de la plaza del Torico llena de gente feliz el sábado a la hora del pañuelo es un excelente reclamo turístico. Y ojalá algún día comprendamos que muchos de los jóvenes y no tan jóvenes que vienen a disfrutar de la Vaquilla se llevan una excelente imagen de la ciudad, que luego cuentan por todos los rincones de España.

Igual ha llegado el momento de contarle al mundo entero cómo es nuestra fiesta, de la que muchos nos sentimos muy orgullosos.