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José Manuel Nicolau, director del curso de la UVT de Gestión Ambiental en el Medio Rural; “Si queremos evitar nuevas epidemias tenemos que conservar la biodiversidad” José Manuel Nicolau, director del curso de la UVT de Gestión Ambiental en el Medio Rural; “Si queremos evitar nuevas epidemias tenemos que conservar la biodiversidad”
José Manuel Nicolau es el director del curso de gestión ambiental sostenible en el medio rural de la UVT

José Manuel Nicolau, director del curso de la UVT de Gestión Ambiental en el Medio Rural; “Si queremos evitar nuevas epidemias tenemos que conservar la biodiversidad”

“El 30% de las zoonosis de los últimos años están relacionadas con la deforestación”
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El director del curso de la Universidad de Verano de Teruel sobre Gestión ambiental sostenible en el medio rural y profesor de Ecología en el grado de Ciencias Ambientales del Campus de Huesca, José Manuel Nicolau, analiza las dimensiones ecológicas de las enfermedades infecciosas emergentes.

-¿Por qué la diversidad biológica nos protege frente a enfermedades y patógenos?

-Nos protege de varias maneras. Eco Heart Alliance que es la organización mundial que se dedica a estudiar cómo los virus que están en la naturaleza pueden salir de ella y convertirse en zoonosis que nos infectan a los humanos, tiene un mapa de los puntos calientes de la Tierra y han visto que el 31% de las zoonosis de las ultimas décadas están directamente relacionadas con la deforestación, con la destrucción de selvas tropicales y su biodiversidad. En el virus nipa en Malasia se vio que cuando la gente abre la selva para cultivar aceite de palma y se mete en la selva con casitas, con sus huertos, etc, destruyen el hábitat de los murciélagos que van a zonas humanas y allí comieron frutas, pasaron el virus, las frutas las comieron los cerdos que se infectaron y pasaron la enfermedad al ser humano. En África, hay un trabajo que relaciona deforestaciones con brotes de ébola. Eco Heart Alliance está desarrollando un programa en Borneo para prevenir la malaria porque también han visto que está relacionada con la deforestación. Tienen una app que calcula los costes que tiene para el Gobierno de Malasia la malaria y los beneficios que obtiene el país por los cultivos al desmontar la selva y ven que las cuentas no salen. Se está haciendo una planificación para cultivar de una manera controlada. Esto es esperanzador porque ya hay conciencia y se están empezando a tomar medidas de conservación de la biodiversidad. Ese es el camino.

-Sin embargo, coincidiendo con la crisis se están viendo más talas descontroladas en el Amazonas. ¿Qué se puede hacer? 

-Eso es un error gravísimo, pensar que como estamos en una profunda crisis económica que para salir de la crisis todo vale, incluso la destrucción ambiental, hacer actividades que producen fuerte impacto ambiental porque van a crear riqueza, empleo... eso es pan para hoy y hambre para mañana. Hay una dimensión de todo esto que tiene que ver con el modelo de consumo que tenemos desde hace 20- 30 años. Ese modelo de consumo global y a gran escala para el cual hay que destruir miles y miles de hectáreas de selva, vemos qué consecuencias tiene: el cambio climático, ese tipo de episodios de enfermedades infecciosas... No podemos decir que el Covid-19 venga de la deforestación, porque lo no sabemos exactamente. Pero sí sabemos que el 30% de las enfermedades infecciosas de los últimos años procede de destrucción de la selva. Si queremos evitar nuevas epidemias tenemos que conservar la biodiversidad porque hay un modelo de consumo que no es sostenible. Hay que replantearse el modelo de consumo global. No digo eliminarlo porque eso es imposible pero sí con un poco más de control. La biodiversidad es la gran despensa de la humanidad. Una cuarta parte de las medicinas que tenemos vienen de las plantas y los animales silvestres. Para seguir manteniendo nuestro buen nivel de vida, nuestro bienestar tenemos que tener unos ecosistemas saludables.  

-¿De qué forma está relacionada la salud humana con la salud de los ecosistemas?

-Ahora hay un concepto nuevo One Heart, una salud. La salud humana está integrada con los ecosistemas. La contaminación atmosférica que provoca miles de muertos en Europa, un montón de enfermedades respiratorias. Todo el tema de las enfermedades infecciosas emergentes. Luego también está la salud emocional, el poder terapéutico de los bosques. En Teruel, en Albarracín, con el Cita hay estudios para ver cómo aprovechar turísticamente los pinares por sus propiedades terapéuticas. Hablamos de que vamos el fin de semana al monte a cargar las pilas, a recuperar ese equilibro emocional, psicológico. Está claro que la salud humana está íntimamente relacionada con unos ecosistemas que estén en buen estado de conservación. En países en vías de desarrollo está el tema del agua. La  mayor parte de las enfermedades que tiene la gente son por consumir agua en mal estado.

-¿Hay factores ambientales que expliquen que Italia y España se hayan visto más fuertemente afectados por el coronavirus?

-No me atrevo a decirlo. No hay ningún estudio. Se han visto cosas como que el virus se transporta más lejos cuando se adhiere a partículas de contaminación, incluso hay quien ha dicho que el polvo sahariano también podría transportar el virus pero no hay ningún estudio  científico. 

-La OMS advierte que habrá más pandemias de este tipo. ¿Qué medidas ambientales se puede adoptar para prevenirlas?

-Primero hay que conservar y hacer una gestión sostenible de las selvas que albergan los virus que pueden salir y generar más epidemias. Eso es complicado pero seguramente implica una revisión del modelo de consumo globalizado que tenemos. La biodiversidad tiene un efecto que es que cuanta más biodiversidad hay en un ecosistema más se diluye la carga vírica, más difícil es que salga el virus hacia los humanos, unos animales se controlan a otros.

-Ahora que se está hablando tanto de que la desescalada debería empezar por las zonas rurales, ¿cómo hay que proteger estos espacios a nivel ambiental?

-Trabajo mucho en Teruel. En mi linea de investigación de restauración de zonas mineras he trabajado en Utrillas, Andorra, Gargallo. Ahora estamos trabajando en Riodeva en las minas de caolín con un  proyecto Fife. Tengo mucho vinculo con Teruel yace 40 años. El medio rural que está en crisis: crisis demográfica y socioeconómica, incluso, crisis de autoestima. Creo que el medio rural tiene que tomar conciencia de qué está aportando al conjunto de la sociedad, también a las ciudades. Sus ecosistemas son imprescindibles para el bienestar del conjunto del país. El medio rural no solo produce los alimentos, no solo aporta el turismo. Da buena parte del oxígeno que se respira, del agua que se consume, de la biodiversidad que luego se aprovecha, de ese bienestar emocional para cargar las pilas que necesita la gente de las grandes ciudades. Hay que darle más valor el medio rural. Yo lo que diría es que con el desconfinamiento no caigamos en la tentación de desarrollar actividades de fuerte impacto ambiental porque necesitamos de manera urgente recuperar la economía, no rebajemos nuestra vigilancia ambiental. El medio rural tiene que ser consciente del valor que tienen sus ecosistemas. Es una de sus bases económicas: tener unos paisajes bien conservados que dan turismo y dan muchos beneficios. Por  ejemplo, justo antes del coronavirus hubo una polémica importante en el Maestrazgo-Matarraña  por los parques eólicos. Veíamos que la asociación de empresarios del Matarraña no quería los parques eólicos porque decían: “Sacaremos más dinero con el paisaje de alta calidad”.

-¿Cobra más sentido que nunca la necesidad de preservar nuestro patrimonio natural?

-Sí, cobra más sentido que nunca. Hay que darle el valor que tiene y ver que es un activo fundamental para el desarrollo económico, social e identitario de las zonas rurales. Forma parte de las señas de identidad de las zonas rurales. Hay que tener cuidado ahora y no ponernos nerviosos y decir: ahora esta cantera, este parque eólico, da igual. No. 

-La Universidad de Verano tiene planificado precisamente un curso sobre gestión ambiental sostenible en el medio rural. ¿Cree que se podrá celebrar? ¿Será una buena oportunidad para reflexionar sobre estas cuestiones?

-Es una buena oportunidad. Lo haremos. Es inevitable que metamos esta dimensión del confinamiento y de  la nueva normalidad y cómo va a afectar a la gestión ambiental del territorio. Lo tendremos que abordar. Lo que hemos acordado con el director de la UVT es posponerlo para el otoño. Vamos a esperar un poco a ver cómo evoluciona la cosa, qué grado de movilidad va a permitir el Gobierno para septiembre, octubre o noviembre. Nuestra voluntad es hacerlo nos gustaría hacerlo a todos. En general, la UVT quiere que no se pierda esta edición aunque tengamos que hacerla en el otoño.