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Tajante Tajante
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N.A.
Con las críticas a España pasa como cuando hablan mal de tu hermano. Tú, como español, puedes enjuiciar cualquier rasgo, actividad, tradición o costumbre de la geografía española, pero que no se atreva un extranjero a mentar algo negativo de nuestro país. Es una de las pocas características que parecía unir a todos los españoles, no soportábamos que alguien de fuera criticara nuestra casa.

Este fin de semana se han dado cita en nuestro país todo tipo de líderes políticos simpatizantes con Vox. Desde el presidente de Argentina, Javier Milei, al ministro para la Diáspora de Israel, Amichai Chikli pasando por Marine Lepen.

Hemos escuchado de todo. Parece mentira que esta misma semana hayamos celebrado el mayor dato de empleo o hayamos descubierto que el crecimiento de nuestra economía nos sitúa por encima de la media europea. Poniendo la oreja apenas 10 minutos en cada discurso de estos líderes, parecía que España fuera un país desangelado y a punto de convulsionar para, finalmente, desfallecer.

Todo discurso había pasado más o menos desapercibido, a nadie le parecía extraño que vinieran una decena de políticos a criticar a España, ni siquiera a los que sacan las banderas.

Todo se iba a esconder en un cajón, hasta que han nombrado a la mujer del presidente del Gobierno, a quien Milei ha acusado de estar envuelta en turbios casos de corrupción. Unas horas más tarde, pedían al libertario que pidiera perdón e insinuaban una posible crisis diplomática.

Me parece perfecto que se tomen medidas drásticas para no tolerar los discursos de odio, pero me gustaría que mi país fuera igual de tajante cuando un ministro israelí niega los muertos en Gaza.

Me parece muy bien que se condene a Milei, pero cuesta creer que hemos estado más cerca de romper relaciones diplomáticas con Argentina, que con Israel, un país que tiene más de 35.000 muertos a sus espaldas y subiendo los cadáveres.