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Decidir Decidir
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Nuria Andrés
El verbo ‘decidir’ se conjuga en primera persona del privilegio. Este mismo vocablo se usa para justificar el uso de vientres de alquiler, la prostitución y cualquier otra actividad a la que solo se ven obligadas a recurrir las personas que no tienen otra opción.

Capacidad de decisión para gestar un bebé durante nueve meses y luego darlo a otra persona y poder de decisión para ganarte la vida vendiendo tu cuerpo. Todo bajo la “libertad” de decidir, pero, casualmente, parece que solo tienen que hacer esto quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad. Entonces, ¿Es decisión o supervivencia? 

Esta semana, el Gobierno planteaba un tipo de baja laboral “flexible” y siempre, tal y como puntualizaban, “a decisión del trabajador”. Me gustaría conocer a esos trabajadores que les apetece reincorporarse al trabajo estando, bajo diagnóstico médico, enfermos.
Según la ministra, una persona que está saliendo de un tratamiento oncológico puede querer, voluntariamente, por supuesto, volver a estar ocho horas encerrada en una oficina,  limpiando escaleras o  incluso trabajando en la obra. Todo bajo su libre elección. 

Cuando los derechos se vuelven incómodos, intentan convertirlos en privilegios, incluso cuando ese derecho es algo tan básico como la salud. 

Son muchas las personas que, actualmente, ya acuden al trabajo estando enfermos. No convirtamos esto en una norma. Una baja médica no son unas vacaciones, una baja médica es el tiempo necesario de recuperación antes de hacer el esfuerzo de incorporarte a tu puesto de trabajo. No es necesario que las empresas se conviertan en rankings de quien permanece menos tiempo de baja laboral. No se puede hablar de conciliación con un Gobierno que promueve que el trabajador tenga que coger una baja bajo la premisa de “a ver cuánto tardas en volver”. Nuestra salud no puede cotizar en un mercado laboral que cada vez es más agresivo.