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Teruel Fashion Week Teruel Fashion Week

Teruel Fashion Week

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Javier Gascó
Dos fines de semana están marcados en mi calendario cada año para regresar a Teruel. No quiere decir eso que el resto del año la ciudad pierda su encanto, ni mucho menos, sino que esas dos fechas especiales son, sin duda, las más especiales del curso para pasarlo en grande en un lugar en el que las tradiciones son de obligado cumplimiento. Este año sólo pasé unas horas en Teruel. Suficientes para pasarlo en grande y reencontrarme con una buena cantidad de amigos y conocidos que, casualmente, estaban haciendo lo mismo que yo.

Vine acompañado de un colega al que unos kilómetros antes de llegar le advertí: “No digas a nadie que va disfrazado”. Empezó a flipar al ver a su alrededor montones de gente vestida de otra época bebiendo botellas de sidra, hidromiel o cerveza en cuernos. La verdad es que el panorama visto desde fuera es cuanto menos curioso. Pero tiene mucho mérito seguir conservando una tradición en la que todo el mundo se implica de tal manera. De hecho, en nuestro viaje de regreso a Valencia nos dio por fantasear con la vestimenta medieval. “¿Y si un día está de moda ir por la calle con capa en vez de con sudadera?”, le comenté. Es una idea que llevaba varios días rondando por mi cabeza. Al fin y al cabo la moda es un regreso constante hacia estilos del pasado, ¿por qué no dar un salto hacia atrás de 800 años?

Si eso pasa, hay que aprovechar el fin de semana de las Bodas de Isabel para hacer de Teruel la capital internacional de la moda. Hemos tenido relativa suerte de que este año todavía no se haya convertido en tendencia eso de llevar túnica, ya que el fin de semana de medievales coincidía con la Fashion Week de Madrid y competir contra un gigante como tal debe ser complicado. Pero oye, como a la influencer de turno le dé por llegar a un estreno con una tiara en la cabeza, un par de brazaletes en sus muñecas y un largo vestido del siglo XIII igual esto se convierte en un escaparate de lujo para marcas y diseñadores. Que se anden con ojo los amantes de repensar las fiestas, que ahí pueden tener faena.