Síguenos
Feliz regreso a la rutina Feliz regreso a la rutina
EFE

Feliz regreso a la rutina

banner click 236 banner 236
Javier Gascó
Llevo mi dedo pulgar hasta el botón superior del mando y lo pulso. Se abre el coche, me subo, me abrocho el cinturón y sin pensarlo deslizo y coloco la llave en el contacto. La giro al tiempo que piso el embrague y el motor da señales de que todo está en orden. Dejo el móvil en su sitio habitual, elijo entre música o radio, me miro en el espejo retrovisor, quito el freno de mano, chequeo los espejos laterales, introduzco la primera marcha e inicio el juego de pies con los pedales. 

Tardo menos de un minuto en completar esas catorce acciones. La costumbre, supongo. 

Es una de esas tantas rutinas diarias a las que apenas les prestamos atención. Hoy, no sé si de forma consciente o todo lo contrario, me ha dado por hacerlo. Y me ha gustado.

La brevedad de ese instante fugaz en el que algo muy simple te hace feliz sin conocer por qué motivo ha dado paso a un pensamiento mucho más profundo. Insisto, sin saber muy bien por qué. 

En mi cabeza de repente se han colado esos más de 100.000 valencianos que el pasado 29 de octubre fueron afortunados al no perder ni la casa ni la vida, pero que hoy, cuando ya ha pasado más de un mes de la tragedia, se dan cuenta de que tan afortunados no son. 

Aquella tarde perdieron lo que menos importaba perder en ese momento, su vehículo. Aún así no se quedaron al margen de la tragedia. Ya no hay coche que abrir, ni rutina diaria que completar casi sin pensar. 

¿Qué prevalecerá: la felicidad de haber sobrevivido o la tristeza de haber perdido un bien sustituible, pero costoso de recuperar? 

Como no tengo ni idea, de algún modo encuentro consuelo en mi imaginación. Cuando por fin puedan volver a dirigir su dedo pulgar hasta el botón superior del mando y pulsarlo para iniciar el simple proceso de arrancar su coche serán incluso más felices de lo que lo he sido yo esta mañana.