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Pues al final va a resultar que sí, tenían razón. A Teruel uno llega llorando y se marcha llorando. Hoy es mi último día, por el momento, en un lugar tan desconcertante en cuanto llegas y tan familiar cuando te adaptas como añorado desde incluso antes de partir. En esa última sensación quizás la casa en la que he estado ha tenido algo que ver. Mi periódico -porque el diario es de los turolenses y yo ya me siento un poco de eso- ha sido hogar y refugio a partes iguales durante estos dos años que he estado por aquí.
Ahora nuestros caminos se separan, pero yo me voy de aquí siendo un mucho mejor periodista, un mucho mejor adulto y un mucho mejor valenciano-turolense. Para mí ha sido un premio y como tal, me gustaría agradecerlo.
Gracias a mis compañeros de redacción, a los que no me cansaré de admirar por su labor incansable para sacar adelante el Diario, pase lo que pase y venga lo que venga.
Gracias también a esa generación de jóvenes periodistas que está empezando a tomar el relevo en la ciudad y que me han hecho disfrutar al máximo de esta aventura, al convertirse rueda de prensa tras rueda de prensa en amigos que me llevo para siempre y que prometo venir a visitar sin que tengan que echarme de menos antes. Escrito queda.
Gracias también a todas esas fuentes de información que con su colaboración hacen posible que día a día salga adelante un periódico en papel y de una calidad periodística envidiable. Creo que Teruel no merece menos que eso. Hoy me acuerdo de todos esos deportistas, entrenadores, presidentes, alcaldes y demás figuras a las que he llamado, escrito y martirizado durante mi estancia aquí. A algunos les habrá gustado lo que he hecho. A otros, no tanto. Pero siempre lo he hecho con cariño, buena intención y ganas. Me quedo con eso. Espero que los detractores también.
Gracias también a Chema. Desde el día uno confió en mí, me transmitió su amor por esta tierra y me dio responsabilidades que me han ayudado a aprender este oficio tan sacrificado, pero tan bonito a la vez.
En definitiva, gracias, Teruel. Nos volveremos a ver.
Ahora nuestros caminos se separan, pero yo me voy de aquí siendo un mucho mejor periodista, un mucho mejor adulto y un mucho mejor valenciano-turolense. Para mí ha sido un premio y como tal, me gustaría agradecerlo.
Gracias a mis compañeros de redacción, a los que no me cansaré de admirar por su labor incansable para sacar adelante el Diario, pase lo que pase y venga lo que venga.
Gracias también a esa generación de jóvenes periodistas que está empezando a tomar el relevo en la ciudad y que me han hecho disfrutar al máximo de esta aventura, al convertirse rueda de prensa tras rueda de prensa en amigos que me llevo para siempre y que prometo venir a visitar sin que tengan que echarme de menos antes. Escrito queda.
Gracias también a todas esas fuentes de información que con su colaboración hacen posible que día a día salga adelante un periódico en papel y de una calidad periodística envidiable. Creo que Teruel no merece menos que eso. Hoy me acuerdo de todos esos deportistas, entrenadores, presidentes, alcaldes y demás figuras a las que he llamado, escrito y martirizado durante mi estancia aquí. A algunos les habrá gustado lo que he hecho. A otros, no tanto. Pero siempre lo he hecho con cariño, buena intención y ganas. Me quedo con eso. Espero que los detractores también.
Gracias también a Chema. Desde el día uno confió en mí, me transmitió su amor por esta tierra y me dio responsabilidades que me han ayudado a aprender este oficio tan sacrificado, pero tan bonito a la vez.
En definitiva, gracias, Teruel. Nos volveremos a ver.