Están los precios que el otro día vi 5 céntimos en el suelo, tiraos, y la gente ni se agacha a cogerlos. No derrocha energía nadie. Hemos tenido la suerte de que Juan Roig, el mandamás de Maradona (como lo llamamos en casa) nos iluminó a los pobres desgraciados que hace meses soltamos 30 euros más por carro.
Reconoció Roig con esa franqueza de los que se la suda muy fuerte (pero luego piden ayudas cuando quiebran) que han subido los precios “una burrada”. Reconoció que los precios son “un problema”, aunque ni acabó la frase y que “hemos estado haciendo muchísimas cosas”, aunque no explicó ni una.
Todo su argumento fue que ya querría bajar los precios, porque lo que más gusta es “fastidiar al competidor… es nuestro placer”. Ya ven, economía de diente por diente y a joder al cliente.
El Índice de Precios al Consumo (también maldito IPC) casi tranquiliza. Porque total en el último año, y según datos de febrero, los precios de los alimentos apenas han subido un 16,6%, y total hay productos como el azúcar (55%), el aceite (33%) o la leche (33%) que apenas nos afectan. La realidad es mucho peor.
Y lo primero que decimos mal los periodistas es eso de “han subido” como si los precios fueran un geranio. Hay quien los sube, perdonen. Cuando vengan los liberales de barra de bar a contarnos que hay que respetar a los mercados financieros, hay que sacar el tema antes de insultar.
Hay que internacionalizar las conquistas sociales, reclama Bauman, en resumen, si pagamos las manzanas como en Alemania, cobremos también como allí. Vender cervezas caras a los guiris no da como “estrategia económica”.
¿Creen que bajarán los precios? Aseguran los economistas que bajar los precios es un drama porque los consumidores aplazan sus compras a la espera de más bajadas. El problema no es elegir, sino qué narices elegir, es de Bauman. Aunque para filosofía la de Roig.
