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Somos tontos Somos tontos

Somos tontos

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Javier Lizaga

Tiene peor fama que definición: falto de entendimiento o, incluso, absurdo, dice de “tonto” la RAE. Vocablo que el presidente de Iberdrola atribuye a unos 11 millones de españoles, uno de cada cuatro, los que siguen la tarifa regulada. Se lo dijo así, como imaginamos la hora de los chupitos en una cena de mangantes, al presidente de Volkswagen, nimio detalle que fuera un acto público. Cuántas veces es mejor sentirse un idiota, que un listo. Será la costumbre. Aunque un perro cuando lo pisan también chilla, como dice Chaves Nogales cuando se encorajina su Juan Martínez.

A veces tampoco es que uno no entienda, porque no le llegue, es que no comulga. Por ejemplo, con la lógica del “señorito”. Así se refiere a Galán, presi de Iberdrola, el comisario Villarejo que le facturó un millón cuatrocientos mil del ala por espiar a la competencia (Manuel Pizarro, Florentino Pérez), a sus socios o para eliminar la oposición municipal en Arcos de la Frontera. Cuando el juez le preguntó por las 15 facturas, Ignacio Sánchez Galán dijo que le hablaba “en chino” y que en una empresa tan grande “son anécdotas muy pequeñas”.

Para grande, por ejemplo, su sueldo. El mayor de todos los dirigentes de una empresa del Ibex y que ascendió el año pasado a 13 millones de euros. Su eléctrica ganó 3.885 millones de euros en 2021. Dudo si meter en el balance los 75 millones de mordidas que pagó Iberdrola a políticos y empresarios de Castilla y León. Ellos se hacían socios de los parques eólicos y las autorizaciones iban que volaban, eólica pura. Hay que ser listo, no tonto, y vaciar los embalses antes de que el gobierno acote el margen de ganancias. Eso también lo hizo Iberdrola el verano pasado.

Idea Vilariño, poetisa uruguaya, dejó de amar a Onetti no porque estuviera casado, o se alejaran, sino cuando éste dijo, en una entrevista, que igual lo suyo no era amor. Lo que jode no es reconocerte, es peor que te lo llamen. Esto es, comprobar cómo nos rodea una élite basada en los favores, las mordidas, las excepciones legislativas, el ansia de ganar dinero y la ausencia de vergüenza. Del nieto del Duque de Feria al de Franco, de Galán a Botín. Y aunque hace años que prefiero ser tonto a desalmado, nuestra idiotez es simplemente permitir que siga manejando el poder esta gentuza.