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Queridos políticos Queridos políticos

Queridos políticos

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Javier Lizaga

Tienen más posibilidades ahora mismo de que les ofrezcan ir en una lista, que una hipoteca, ya ni hablar de un euromillón. Cuando éramos pequeños nos hacían escribir en mayo poesías a la virgen, ríanse de las odas que se van dictar esta primavera. Ya no hace ni tanto frío, o será culpa de la oposición. Promesas, sonrisas, puede que hasta mecheros, todo vale en periodo (¿pre?) electoral. Algunos han aprovechado incluso las hogueras varias, con relax y foranos, para ir dejando caer alguna propuesta: “¿No querrás ir en una lista?”, así, entre chorizo y chorizo.

Compara Antonio Méndez la democracia con un karaoke. Todos pendientes de la tele, los mismos temas melódicos de siempre (el paro, las pensiones y otros dramas), falsa tensión por cómo va a acabar la vocalista, o Ayuso, aunque ambos sean finales previsibles. Espectáculo entre lo cómico y lo personal (ese vicio de tararear y de votar como si fueran equipos de fútbol) y una mayoría que va en función del aplauso, o eso quieren que parezca. Y aunque nada tengan que ver las consecuencias y la influencia, algo parece que hay.

Antes de que escuchemos el “esto lo vamos a sacar entre todos” o el “esta es una tierra de oportunidades y si nos dejan...”, antes de que nombren en vano el Fite, el Cantábrico Mediterráneo y la A40 (llegamos tarde, véase la ministra este fin de semana) podríamos plantear una serie de avisos al ciudadano. Hilen fino, hay tanta distancia entre proyecto, anteproyecto y realidad como entre Shakira y Piqué ahora mismo. Rehúyan de fastos, inauguraciones y visitas de obra y recuerden que, sean variantes o una simple señal de tráfico, se pagan con dinero de todos. Aborrezcan cifras, encuestas y, por Tutatis, pongan todo en cuestión. Fíjense en cambio en su alrededor, en los servicios públicos, hablen con todos, inmigrantes maléficos, agricultores de la Fox o autónomos en extinción.

Karmelo C. Iribarren tiene un poema que se llama Desde que tú te fuiste: “Los días se parecen unos a otros como dos gotas de ginebra de garrafa”. Así estoy yo sin elecciones.