Mientras Feijóo aborrece la sardana, en Teruel empieza el cotarro con Emma Buj entonando “la bicicleta” de Carlos Vives. Más que primer pleno de legislatura, parecía el reparto de las Bodas de Isabel: Teruel Existe oposición; Partido Socialista, doctrina Lambán, oposición a la oposición; Vox citándose a sí mismo; y el PP, Azagra y Segura, todo.
Sencillito, hasta que Vox pidió urgencia para una moción contra la supresión de un carril en la avenida Sagunto. Urgencia cuando el plazo de alegaciones acabó hace seis meses. Urge, siempre, quedar bien.
Vox demostró, quizá por la edad de sus votantes, desvivirse por la salud y se preguntó si es sano ir en bici en enero con Filomena (no es una afiliada): “Con nieve no se va ni en bici ni en patinete”.
Por tanto, de nada servirá, expuso, el carril bici que surgirá en la remodelada avenida Sagunto. Se le pasó que, con una Filomena, por no ir, no se va ni en coche.
Reclamó dedicar los solares a aparcamientos de coches y le faltó pedir que se recalifique el Ovalo.
Vaticinó atascos, habló de una avenida saturada por los repartidores y parecía lógico que hubiera confirmado el fin del mundo.
Emma pidió “dar una oportunidad a la modernidad” y pareció Isabel (la católica, no Ayuso) ante Colón. Reivindicó el papel municipal en el proyecto y prometió un carril bici de la Fuenfresca a la Universidad, o a la Indias, quien sabe, solo falta el pequeño detalle de las fechas.
“Estamos en otro momento”, aseveró Buj, y hablara de la mayoría absoluta o el patinete eléctrico, se respiró el jolgorio.
Al final, quedó claro que la avenida será bulevar, que tendrá islas verdes y que apenas se pierden diez plazas de parquin. Lo paga Europa, por cierto, qué casualidad, fondos de Resiliencia se llaman.
Resiliencia es lo que tenemos los que queremos una ciudad moderna, sostenible y amable, como Vitoria o San Sebastián hace ya 20 años.
Sencillito, hasta que Vox pidió urgencia para una moción contra la supresión de un carril en la avenida Sagunto. Urgencia cuando el plazo de alegaciones acabó hace seis meses. Urge, siempre, quedar bien.
Vox demostró, quizá por la edad de sus votantes, desvivirse por la salud y se preguntó si es sano ir en bici en enero con Filomena (no es una afiliada): “Con nieve no se va ni en bici ni en patinete”.
Por tanto, de nada servirá, expuso, el carril bici que surgirá en la remodelada avenida Sagunto. Se le pasó que, con una Filomena, por no ir, no se va ni en coche.
Reclamó dedicar los solares a aparcamientos de coches y le faltó pedir que se recalifique el Ovalo.
Vaticinó atascos, habló de una avenida saturada por los repartidores y parecía lógico que hubiera confirmado el fin del mundo.
Emma pidió “dar una oportunidad a la modernidad” y pareció Isabel (la católica, no Ayuso) ante Colón. Reivindicó el papel municipal en el proyecto y prometió un carril bici de la Fuenfresca a la Universidad, o a la Indias, quien sabe, solo falta el pequeño detalle de las fechas.
“Estamos en otro momento”, aseveró Buj, y hablara de la mayoría absoluta o el patinete eléctrico, se respiró el jolgorio.
Al final, quedó claro que la avenida será bulevar, que tendrá islas verdes y que apenas se pierden diez plazas de parquin. Lo paga Europa, por cierto, qué casualidad, fondos de Resiliencia se llaman.
Resiliencia es lo que tenemos los que queremos una ciudad moderna, sostenible y amable, como Vitoria o San Sebastián hace ya 20 años.