Podría ser uno de esos programas de verano, los que aparentan diversión y ni fu ni fa. Se llamaría “pastelitos al sol”, por esos alcaldes torrándose pero sonrientes, o “carpa de verano”, mas directo. La idea me la dio el mismísimo Peter Sánchez, actor secundario de lujo y presidente del gobierno, que el miércoles animó mi vuelta de vacaciones, en Morella, con una presentación digna de peli de culto.
Quienes estudian protocolo, telegenia y bienestar animal deberían quedarse con los detalles. Más de cien personas citadas una hora antes, todavía no sabemos para qué, en un aparcamiento al que nunca les dejaron acceder, ¿por qué?, y que acabaron sobre balasto y a 40 grados. La yincana empezaba con una andada y terminaba en una carpa donde el reto era meter el doble de personas de su capacidad. Los alcaldes, recuerden el título, esperaban como Phoskitos sudaos en la puerta del cole, dispuestos a vitorear a Peter en cuanto apareciera, aunque fuera tarde, claro.
Los discursos no mejoraron el asunto. La ministra y el propio president de Valencia pelearon por ver quien mencionaba más palabras en valenciano, sin hablar en valenciano. El presidente dio una charla sobre biodiversidad y de soslayo explicó que se inauguraba un tramo de carretera. Incluyan ustedes los típicos “lo hemos hecho nosotros y no los otros” (aunque hayan pasado tres ministros y dos gobiernos distintos) y previamente, el típico monolítico que homenajea al franquismo. Y por supuesto, manda huevos, sin que los medios pudiéramos preguntar. Imagino por no romper el frenesí.
Los siete kilómetros nuevos, que ahorran diez minutos a los morellanos para ir al hospital y nervios a todos los que pasan por allí hacia la playa, ya saben, ni se visitaron. Recordé entonces la primera visita de Peter a Teruel, con pana él, con boli los que apuntaban, desde las ventanas de la DGA, quienes asistían, para ponerles la cruz. Nunca fue ojito derecho de Lambán. Definitivamente alguien debería sacarle partido, porque cada vez que viene este hombre es un auténtico show.