En Navidad, las luces comparten fachada con los carteles de “se vende”, la magia siempre depende de cómo se mire. O de cuándo. María José y Carlos casi colapsan la calle Temprado de emociones, claro que es una calle pequeña. Brindaron porque cerraban la frutería de “Los topetones”, que abrió su abuela hace 84 años. Aunque el número no resuma ni el logro de abrirla, ni la ilusión por continuarla.
Pasa con los años, que uno pierde la cuenta. La última noticia del 2023 la empezamos con María José y Carlos pero luego nos pusimos a preguntar, ¿qué le pides a 2024? Salud, trabajo y felicidad, coincidió el respetable, como si recitarán Melchor, Gaspar y Baltasar. ¿Por qué luego nos empeñamos en lo contrario, 364 días al año? Poner cara de haba en el curro, la dieta Homer Simpson o trabajar más horas que el reloj. Eso no lo ponía en los wasap, ni aunque reenvíes.
Tesson cuenta en ¨Blanco” su aventura de cruzar los Alpes en pleno invierno, la frase más memorable está en el primer capítulo, antes de salir de casa, cuando puntualiza que el verdadero golpe de suerte fue empezar, porque la felicidad es tener un hueso que roer. Podría ser también un año que estrenar.
La filósofa Marina Garcés proclama que hoy no hay frase más igualitaria y revolucionaria que “NO os creemos”. ¿Frente a qué? Lo llama “la condición póstuma”, la nuestra, la de “todo se acaba” (recursos, agua, planeta, hasta el aire) y del ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo tendré trabajo, habrá pensiones, pareja o Europa será blanca y rica?
Marina cuenta cómo después de ese presente eterno que nos prometieron, se han empeñado en asomarnos al apocalipsis. Los mismos que nos convencen de que no podemos, no sabemos. Por eso, como apunta Garcés, les deseo que en 2024 lo pongan todo en duda, sean no escépticos, críticos. Podríamos empezar por revisar lo que queremos, ya no para este año, sino para los que nos rodean.