La realidad supera a la ficción, es básico. Por eso, se ha vuelto a inaugurar el hangar para dos A380 (un avión muy tocho) del aeropuerto de Teruel. La primera fue cuando Lamban y su troupe decidieron que, con obra acabada y elecciones a la vuelta de la esquina (marzo), sabía mal no darse un homenaje. El reestreno fue el miércoles con dos consejeros del nuevo gobierno PP-Vox y los inquilinos, los de Tarmac, porque va a empezar a usarse. Imagino la conversación tipo Gila: que dicen los franceses que quieren inaugurar el hangar, diles que vale, pero que nos inviten.
Había hasta pasteles, en las segundas bodas siempre hay mejor discomóvil. En mi grupo se habló de si sería más factible una Filología de etrusco o implantar Medicina en el campus de Teruel. Está más difícil lo de los médicos, pequeño detalle que lo prometiera Azcón en precampaña.
Hubo bajona cuando se supo que hablarían en inglés, todos excepto la alcaldesa y el consejero, ejem. Yo me acuerdo de Muzzy y me pongo contento porque las clases de ingles son carísimas. En inglés con acento francés nos contaron que la primera reunión comercial con una aerolínea para traer aviones un 6 de julio.
Cuando llegaron a la plaza del Torico, había mucha gente borracha y un toro suelto. Se dieron la mano y echaron a correr. Ni Berlanga. Por supuesto, al mes los alemanes estaban enviando el primer avión, y sospecho que lo que querían es enviar a sus hijos.
A partir de ahí llegaron 27 aviones de Siberia, que ni ellos sabían que tenían tantos, hicieron colegas en los bancos irlandeses, porque ni los coches ni los aviones son de quienes los llevan. Y lo siguiente ya saben. El aeropuerto industrial con más capacidad de Europa y la compañía líder. Un equipo espectacular y la sospecha de que esto es sólo el principio, con 8 mil de los 38 mil aviones comerciales por retirar en los próximos 5 años. A ver, si hace falta que lo inauguren otra vez.
