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La culpa es de ellos La culpa es de ellos

La culpa es de ellos

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Javier Lizaga
No hay que fiarse de “los medios”. Digámoslo abiertamente. La prensa está manipulada, las noticias son todas, o casi, mentira, y hay censura. Lo de Rusia es una tontería, o un modus operandi, vaya usté a saber. O si no, ¿cómo iban a ponerse de acuerdo, Espe Aguirre, que llamaba “la secta” a un conocido canal, y Pablo Iglesias, que denomina “tele de partido” a las autonómicas de Madrid y Cataluña?

Les animo a sumarse al “yo es que no veo la tele” y, por supuesto, al “hace siglos que no compro un periódico”. Da igual lo que hagan, pero en la cola del súper digan que suelen “informarse en las redes”, ese repitemonos que te lleva a noticias que han sido publicadas hace días. Vienen las elecciones, cuando más que ejercerla, parece que se pone a prueba la democracia. Y volverá a estar de moda acusar al mensajero.

A unos por no contarlo, a otros por contar demasiado. ¿Qué pasaría si no obligaran a los medios públicos a dividir sus minutos según los votos que recibieron los partidos? Los periodistas abominamos estos enjuagues. Faltan valentía, rigor, tiempo y ganas, en muchos casos. Sobran tertulianos, encuestas y titulares.

Ana Obregón marca la agenda política, la Conferencia Episcopal tiene una tele como crowdfunding y, como dice David Jiménez, exdirector de El Mundo, el periodismo se empezó a joder el día que los gestores empezaron a hacer de periodistas, y los periodistas de gestores.

Aunque en la misma tontuna de esos gestores reside la solución. Hay tantos egoísmos e intereses cruzados que lo que no cuenta el uno, lo hace el otro, aunque sólo sea por joder. Puede que haya Ferreras o Indas, pero hay más casos Negreira, Gürtel o Gal que monigotes. Aunque no necesitamos excusas, ni justificaciones. Nos va bien que duden de nosotros, “los medios”. La desconfianza no es mala consejera, sino una actitud magnífica. Se la recomiendo y les doy las gracias.