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La carta

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Javier Lizaga

Javier quería evitar que otro niño pase por lo que él pasó. Por eso escribió una carta. Se recuerda en la fila del colegio, en el autobús…y vomitar. Recuerda que los médicos le decían que no tenía nada, que eran nervios. Recuerda que jugaba él solo al baloncesto. Explica que el psiquiatra le recetó una medicación tan fuerte que se le dormía la boca. Ahora en cambio le preocupa llevarse bien con todos y cuidarse. Ha aprendido, remacha, a que no le importe lo que piensen de él, sólo lo que hacen por él.

A mí también me ayuda escribir. Poner que admiro mucho a Javier y agradecerle todo lo que aprendí de él. Me gusta recordar que en la universidad sólo grabábamos en cámara tres veces al año y eran mis tres peores días del año. Sentía una vergüenza y unos nervios paralizantes. Esa losa de lo que piensan los demás siempre está ahí. Tan presente como las enfermedades mentales.  Entre todos, entre Manolo, Mari Carmen, Ana, Maria José… me han enseñado que la cabeza duele, como el resto del cuerpo, y que son enfermedades con más apellidos: son comunes, cercanas y curables.

Los periodistas vienen buscando un pueblo en guerra, a los rebeldes,… pero no cuentan lo que nos preocupa, nuestros verdaderos problemas. Lo contaba un periodista que vive cerca de Ucrania. Siempre es más fácil contar el espectáculo, el drama o la novedad que la vida. Somos sentimientos, puntualiza el motivador Ramón Barrera.  A veces, puede que tampoco queramos escuchar que todos tenemos miedos, tristezas o, sencillamente, que ni sabemos lo que nos pasa.

Dándole la espalda a las enfermedades mentales, dejamos de lado a amigos, familias y profesionales, como el equipo maravilloso de Asapme Teruel. Necesitan fondos, apoyo y, sobre todo, oportunidades. En 2030 la OMS calcula que las enfermedades mentales serán la primera causa de discapacidad. La oportunidad es para todos. Es fácil empatizar en la tristeza, se llama compasión, pero deberíamos intentar hacerlo en las alegrías, para compartirlas. Hay algo más que compartimos Javier y yo: queremos ser felices.