EFE
Una anciana con una vela en la mano que rompe a llorar. “¿Por qué llora?”, preguntan mis hijos, como si alguien pudiera explicar por qué hace 80 años esta misma sociedad, que lee libros y va el domingo al parque, decidió ensayar los métodos para conseguir la manera más eficiente de asesinar: cinco mil personas al día murieron en Auschwitz, 1.1 millones de personas nunca salieron de allí.
Echo de menos hablar con mi abuelo. Aunque no son las palabras. Son los ojos tristes de los que han visto el horror los que nos convencen de que es real.
Auschwitz será pronto un parque de atracciones, el último año han aumentado un 10% las visitas y más aún, supongo, los tiktok. Bauman advertía de que fue la indiferencia la que permitió avanzar al fascismo, Paxton de que la gente corriente se acostumbró a convivir con él.
Podría enumerar antecedentes, consecuencias…pero pocas explicaciones de por qué el fascismo triunfó o, incluso, por qué en unos países sí y otros no.
No fueron locos, sino elites, no fueron solo judíos, sino la sensación de una sociedad en crisis que se sentía superior, no fue ni una religión, ni algo de lo que no se enteraron, sino el día a día. No fue una excepción, sino una sociedad desarrollada y burocratizada acostumbrada, como ahora, a controlar y racionalizar.
¿Qué cantidad de odio es lícito? Hacia los inmigrantes, por ejemplo, que según este diario contó el lunes son los cuidadores mayoritarios en el medio rural con jornadas ilegales en muchos casos, y con un problema real de integración, pero sin una clase dirigente que lo aborde. Políticos abonados al odio, cada decreto (ómnibus o no) una guerra, y la guerra como política. En un mundo de violencia y expulsiones, de odio y superioridad.
Agotan quienes vaticinan la vuelta del fascismo cada momento. Bauman recordaba que no han desaparecido ni una de las condiciones que hicieron posible el Holocausto. Que somos los mismos. Y lo escribió hace 30 años.
Echo de menos hablar con mi abuelo. Aunque no son las palabras. Son los ojos tristes de los que han visto el horror los que nos convencen de que es real.
Auschwitz será pronto un parque de atracciones, el último año han aumentado un 10% las visitas y más aún, supongo, los tiktok. Bauman advertía de que fue la indiferencia la que permitió avanzar al fascismo, Paxton de que la gente corriente se acostumbró a convivir con él.
Podría enumerar antecedentes, consecuencias…pero pocas explicaciones de por qué el fascismo triunfó o, incluso, por qué en unos países sí y otros no.
No fueron locos, sino elites, no fueron solo judíos, sino la sensación de una sociedad en crisis que se sentía superior, no fue ni una religión, ni algo de lo que no se enteraron, sino el día a día. No fue una excepción, sino una sociedad desarrollada y burocratizada acostumbrada, como ahora, a controlar y racionalizar.
¿Qué cantidad de odio es lícito? Hacia los inmigrantes, por ejemplo, que según este diario contó el lunes son los cuidadores mayoritarios en el medio rural con jornadas ilegales en muchos casos, y con un problema real de integración, pero sin una clase dirigente que lo aborde. Políticos abonados al odio, cada decreto (ómnibus o no) una guerra, y la guerra como política. En un mundo de violencia y expulsiones, de odio y superioridad.
Agotan quienes vaticinan la vuelta del fascismo cada momento. Bauman recordaba que no han desaparecido ni una de las condiciones que hicieron posible el Holocausto. Que somos los mismos. Y lo escribió hace 30 años.