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Tras dos bonitos nombres Tras dos bonitos nombres

Tras dos bonitos nombres

Beatriz Izquierdo

Querido lector:

“Mía” y “Ana” son dos bonitos nombres de mujer, pero lamentablemente no son sólo eso.

El culto al cuerpo ha existido siempre y los cánones de belleza han evolucionado a lo largo de la historia. Lo que no ha existido hasta ahora es una sobrexposición de nuestra imagen de tal magnitud. El impacto que esto puede estar causando en los menores y en trastornos de conducta alimentaria (TCA) es algo sobre lo que tenemos reflexionar.

Antes, los TCA solían surgir en la adolescencia, pero ahora lo están haciendo a una edad mucho más temprana. Entre las distintas causas que subrayan los profesionales de la salud mental infanto-juvenil está el acceso a información constante en el entorno online que pueden encontrar los menores si quieren mejorar su imagen, cambiar su alimentación, hacer dieta o adelgazar.

Entre esa amalgama de contenidos pueden encontrar materiales #pro-ana y #pro-mia. El hashtag #ana hace referencia a la anorexia y #mia a la bulimia. Aunque estos términos ya se popularizaron en los 90, nunca habían gozado de tanta popularidad.

Estos contenidos que inundan la red también se encuentran en chats y foros privados, donde se hace comunidad y se justifica todo como un mero estilo de vida, jamás como un trastorno.  Se comparten trucos para adelgazar, consejos para engañar a los familiares vigilantes o, incluso, se incita a autolesionarse. Existen también retos que incluyen ejercicio extremo o medidas imposibles y, por supuesto, aportan fotografías para demostrar que cumplen con los desafíos (por ejemplo, que su cintura no mida más que una hoja DIN A4).

Según datos de la Asociación TCA de Aragón: "Un TCA es una enfermedad mental grave y muy compleja que afecta a millones de personas en el mundo. Alrededor de 400.000 personas en España padecen algún trastorno de la conducta alimentaria (de los que 300.000 son jóvenes de entre 12 y 24 años). Los TCA son las enfermedades mentales con mayor índice de mortalidad".

¡Hasta la próxima columna, querido adulto responsable!