Los menores no son sexys
Querido lector: Sexy es el adjetivo que se utiliza para definir a la persona que provoca deseo sexual. Y, aunque la hipersexualización de la infancia parece haber colonizado el mundo online, ese deseo es algo que un menor jamás le debería provocar a un adulto.
Los niños y niñas no deberían contonearse de manera sensual en bailes que inunden las redes, no deberían mirar a cámara mordiéndose el labio con gesto seductor, ni deberían cantar canciones que hablen de encuentros sexuales. Tampoco deberían maquillarse frente a las cámaras, ni llevar a cabo rutinas de cuidado facial, ni aplicar filtros en las fotografías que distorsionen su imagen. Jamás deberían vestirse con ropa que se ha diseñado para que los adultos, y no ellos, ensalcen su sensualidad.
Y es que lo sensual, sugestivo, erótico, atractivo o seductor nada tiene que ver con la infancia. Cosificar a nuestros menores como objeto de deseo sexual es una autentica aberración.
¿De verdad queremos que crezcan pensando que su valor dependerá de su atractivo sexual? Porque ese, sin duda, uno de los mensajes que les está llegando a través de la tiranía del like.
Según el informe Delitos contra la Libertad Sexual en 2023 del Ministerio del Interior: “Las victimizaciones por ciberdelincuencia sexual arrojan como saldo, que algo más de ocho de cada diez casos son menores de edad”.
Estos deberían saber que, cuando un desconocido se pone en contacto con ellos online y a modo de cumplido les dice que parecen mucho más mayores de lo que son, o que son muy sexys para la edad que tienen, no deberían entenderlo nunca como un cumplido, sino como una señal de alarma que manifiesta la perversa inclinación de su interlocutor.
No debería ser tan complicado dejar a los niños ser niños. Como dijo Jean Jacques Rousseau: “la infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirla por las nuestras”.
¡Hasta la próxima columna, querido adulto responsable!